Once obispos de El Salvador y el arzobispo de San Salvador, monseñor José Luis Escobar Alas, advirtieron que la reactivación de la minería en el país tendría un impacto de “gravísimas consecuencias” sobre los pocos recursos hídricos del país y, por consecuencia, en la salud y en la vida de los salvadoreños, así como en la biodiversidad, de acuerdo con estudios y evaluaciones ambientales que han sido realizados.
Por ello, expresaron un “no rotundo” a la explotación minera que pretende reactivar la administración Bukele, bajo el argumento que están a favor del desarrollo económico; pero que la más grande riqueza de un pueblo es la vida de las personas y su salud.
“Eso vale más que todo el oro del mundo. Debemos buscar caminos de desarrollo económico que beneficien a todos, principalmente a los más pobres”, señalaron en un comunicado que fue difundido el jueves a través de la Arquidiócesis de San Salvador.
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La postura se origina luego que el presidente Bukele mostró su intención de reactivar la minería en el país, práctica que está prohibida por ley desde 2017.
“Lo vamos hacer bien y vamos, no a cuidar el medio ambiente, vamos a mejorar el medio ambiente”, dijo el mandatario el 1 de diciembre a preguntas de la prensa sobre una publicación suya en redes sociales, en la que afirmó que era "¡absurdo!" que en el país estuviera prohibida esta actividad.
El comunicado de la Iglesia Católica también expone que la práctica de cualquier tipo de minería sería “gravemente dañina y de consecuencias irreversibles contra la salud y la vida de la población”.
Además que tendría “un gravísimo impacto destructivo en el medio ambiente, la fauna y la flora” del país.
En el documento, los representantes de la Iglesia Católica razonan que la extracción de los metales preciosos implica la utilización de cantidades de agua en la que se diluyen grandes porciones de cianuro, arsénico, mercurio y ácido sulfúrico, que son necesarios para disolver la roca y separar de ella el oro. Dichos químicos, continuó la carta pública, son sumamente tóxicos y letales.
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“Después del proceso de extracción queda la gran cantidad de agua convertida en veneno letal. Veneno que perdura por siglos y conserva su letalidad. Se procura retener esa agua venenosa en grandes pilas, pero por uno u otro motivo termina derramándose y contaminando de la peor manera”, coincidieron en el comunicado los líderes católicos.
El mandatario señaló, el 27 de noviembre en su cuenta de X, que el país tiene potencialmente los depósitos de oro con mayor densidad por kilómetro cuadrado en el mundo.
“Ubicado en el Anillo de Fuego del Pacífico, una de las zonas más ricas en recursos minerales gracias a su actividad volcánica. Aprovechar esta riqueza podría transformar El Salvador: crear miles de empleos de calidad, financiar infraestructura en todo nuestro país, impulsar el desarrollo de las economías locales. Y todo esto con minería moderna y sostenible, cuidando nuestro medio ambiente”, escribió Bukele en esa oportunidad.
Los obispos y el arzobispo de San Salvador señalaron, en el documento, que la franja territorial que supuestamente contiene el oro, está ubicada al norte de El Salvador, y que de realizarse la explotación minera, por gravedad poco a poco contaminaría los mantos acuíferos, incluyendo el río Lempa.
“Nos mueve únicamente el bien del pueblo, sin querer contradecir al Señor Presidente, ni favorecer la oposición política, ratificamos nuestra posición totalmente contraria a la derogación de la Ley de prohibición de la minería metálica aprobada en marzo del año 2017”, señalaron en otra parte del documento.