La minería es una realidad en varios países de América Latina, donde las actividades extractivas han causado daños irreparables al medio ambiente y a las comunidades locales cercanas a estos proyectos. Hasta la fecha, estas actividades han derivado en 284 conflictos, entre los que destacan la criminalización de los líderes ambientalistas y la aprobación de proyectos que afectan sitios Ramsar e importantes nacimientos de agua, según datos del Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina (OCMAL).
Impactos de la minería
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Uno de los impactos más graves es la contaminación de los recursos hídricos. La minería a cielo abierto, común en países como Chile y Perú, requiere grandes cantidades de agua y utiliza sustancias químicas como cianuro y mercurio, que contaminan ríos y acuíferos. En Perú, la minería ilegal de oro ha provocado la liberación de mercurio en la
Amazonía, afectando gravemente la flora y fauna de la región.
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Este daño ambiental también incluye la deforestación y la destrucción de ecosistemas naturales. Este fenómeno ha sido ampliamente documentado en países como Brasil y Colombia, donde las actividades mineras han alterado grandes extensiones de selva tropical. En el ámbito social, la minería no ha generado los beneficios económicos esperados para las comunidades locales. Aunque países como Chile y México han experimentado crecimiento económico, la brecha de desigualdad se ha ampliado, especialmente en las regiones mineras, donde la falta de acceso a servicios básicos afecta a sus habitantes.
Además, muchas comunidades indígenas y rurales han sido desplazadas de sus tierras por proyectos mineros, según un artículo de Oxfam México, lo que ha desencadenado conflictos sociales y protestas en países como Colombia con la comunidad indígena Yukpa y también en Perú.
Experiencias de los países productores de minerales
Chile es el mayor productor mundial de cobre, y su minería ha sido clave para el crecimiento económico del país. Sin embargo, los métodos a cielo abierto han causado desertificación en el norte del país y una creciente escasez de agua debido al alto consumo de este recurso en las minas.
Este país sudamericano, además, mide 756,626 km², a comparación con los 21,000 km² de El Salvador.
Chile también es uno de los principales productores de litio, un componente esencial para las baterías de vehículos eléctricos, pero no son aparatos de fácil adquisición para su población. Sin embargo, la extracción de litio mediante la evaporación de salmueras ha tenido un efecto devastador en los ecosistemas locales del país sudamericano. Según datos de OCMAL, 53 especies animales originarias de los salares se encuentran en peligro de extinción debido a esta actividad.
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En México, otro gigante minero de la región, la extracción de plata y oro ha generado beneficios económicos desiguales, pero a un alto costo ambiental. Las minas de oro han utilizado cianuro para extraer el mineral, lo que ha resultado en contaminación del agua y degradación de los suelos. Según el informe "Así se ve la minería en México", para obtener una onza de oro se requieren 40 kilogramos de explosivos, entre 150 y 200 mil litros de agua, y se emiten aproximadamente 650 kilogramos de CO2 a la atmósfera, junto con otros gases altamente tóxicos.
Los ambientalistas salvadoreños sostienen que la activación de este sector económico pondría en riesgo la accesibilidad al agua potable de las comunidades en la zona norte del país, debido a que se necesitan 100 mil litros de agua para la extracción de un gramo de oro.