El Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) no presentó resultados concretos sobre mediciones propias de una posible contaminación en el Lago de Güija, ante la actividad de explotación de metales en la mina Cerro Blanco, ubicada en Asunción Mita, Guatemala, a 14 kilómetros del espejo de agua ubicado en Metapán, en suelo salvadoreño.
El Diario de Hoy solicitó dichas mediciones a la entidad gubernamental el 6 de septiembre, y tras varias semanas de espera, la información entregada por su departamento de prensa a inicios de octubre no presentó estudios recientes ni mediciones propias de la actual administración, pues respondió que “hay evidencias documentadas de inspecciones técnicas anteriores a esta gestión, que demuestran que en el abatimiento del nivel freático, aguas que son de origen termal, (…) en su matriz fisicoquímica contienen sustancias químicas tóxicas, en concentraciones que sobrepasan cualquier normativa de país y/o regional”.
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La respuesta del MARN, basada en mediciones anteriores a la actual administración Bukele, agregó sobre las aguas termales en la mina guatemalteca que “las aguas termales son ricas en arsénico y boro. Al respecto de la remoción de estos contaminantes, el proyecto minero solo cuenta con una planta de tratamiento para la remoción de arsénico y no así para la remoción de boro y otras sustancias químicas contaminantes, además, no se ha precisado por el Gobierno de Guatemala si la capacidad según diseño de la planta de tratamiento, trata todo el caudal de abatimiento de las aguas termales”.
Tras esta explicación, el MARN añadió que “lo anterior nos permite inferir que desde que este proyecto comenzó en la fase de exploración han abatido las aguas termales, el caudal de descarga después de su remoción de arsénico, el agua siempre ha llevado concentraciones de boro y otras sustancias”.
Es decir, el tratamiento del metal pesado contaminente arsénico no sería suficiente, pues no estaría removiendo el boro y otra sustancias.
La mina pertenece a la empresa Elevar Resources, representante de la empresa multimillonaria internacional Bluestone Resources, de capital canadiense.
El MARN incluyó en su mensaje de respuesta que los representantes de la mina Cerro Blanco han argumentado antes que descargan las aguas en la quebrada Tempisque, y no en el Río Ostúa, que es el que tiene conexión directa con el Lago de Güija desde Guatemala. Sobre ello, el ministerio añadió que “es oportuno aclarar y recordar que también la quebrada Tempisque está en la cuenca alta del río Lempa, por tanto, los flujos superficiales y subterráneos siempre van a la misma direccionalidad, confluyendo finalmente e impacta al Lago de Güija”.
Por tanto, el equipo técnico del MARN entiende perfectamente el “efecto dominó” que representa la operación minera de Cerro Blanco, la cual podría causar un daño ambiental mayúsculo si finalmente obtiene permiso del Gobierno de Guatemala para operar a cielo abierto. Y aunque reconoce este peligro que desencadenaría una línea de contaminación mina-Güija-Río Lempa hasta llegar al agua potable que sirve a 3 millones de personas en el Gran San Salvador, la entidad salvadoreña no presentó -de tenerlos- los resultados de sus propias mediciones.
Hay riesgo
El Diario de Hoy también consultó al MARN por una actualización de lo expresado el 9 de junio por el vicepresidente Félix Ulloa, quien esa fecha explicó que, según estudios técnicos de entidades salvadoreñas, era importante medir la calidad del agua no solo en el lado de nuestro país, sino también en suelo guatemalteco.
En la respuesta del MARN no hubo información de si su personal ha hecho estas mediciones en territorio del vecino país.
Solamente subrayó que “el Gobierno de El Salvador está realizando grandes esfuerzos por controlar y evitar la contaminación derivadas de actividades antropogénicas (de seres humanos) para que no afecten la calidad del agua del Lago de Güija y por ende no se ponga en riesgo la salud de la población”; pero entre estos esfuerzos no hay estudios de calidad del agua o, de tenerlos, el MARN no los facilitó ante la consulta de este periódico.
Añadió el MARN en su documentación a esta redacción que la mina Cerro Blanco “significa un inminente riesgo de contaminación de los cuerpos de agua superficial y subterránea, así como el deterioro de los ecosistemas en nuestro país”, por lo cual debe garantizarse por parte de Elevar Resources como administradora de la mina “el manejo adecuado de las aguas residuales de tipo especial y lixiviados provenientes de la actividad minera, los cuales sean sometidos a un sistema de tratamiento expedito y adecuado para la remoción de contaminantes”.
El documento ministerial concluyó con que “se ha propuesto al gobierno de Guatemala establecer una comisión binacional que esté conformada por un equipo técnico de El Salvador y un equipo técnico de Guatemala, con la cual se pretende poder realizar estudios en ambos países de forma conjunta”, lo cual ha sido un pedido expreso de grupos ambientalistas de ambos países durante meses, sin que logre concretarse.
Finalmente, el MARN afirmó que “por su parte El Salvador ya tiene listo a su equipo de expertos que formará parte de esta comisión binacional, y se espera que Guatemala confirme su equipo. Mientras la comisión técnica binacional se conforma, El Salvador ya conformo una Comisión Técnica Interinstitucional que iniciará con un plan de monitoreo exhaustivo en el lado del territorio salvadoreño”.
En otras palabras, dicho monitoreo aún no ha comenzado. Las mediciones iniciarán a futuro, a pesar del riesgo presente que el mismo MARN ya identifica ante la mina Cerro Blanco.