Otra vez un grupo de militares volvió a ser noticia. De las malas. Esta vez, acusados de ladrones; los de hace más de ocho días, por violar a una niña de 13 años. Y los militares otra vez quisieron ocultar el caso para “no dañar la imagen” de la Fuerza Armada y hasta insinuaron que el dinero robado podría ser producto de extorsiones cometidas por la víctima.
Como en el caso del crimen de la niña violada, la patrulla estaba comandada por un sargento y cinco de sus subalternos. Esta vez, según vecinos, eran de la Tercera Brigada de Infantería, con sede en San Miguel. Los acusados de violar a la niña eran de la Marina Nacional (ex Fuerza Naval).
El Diario de Hoy entrevistó a Moisés (nombre cambiado para proteger la identidad), la víctima del robo, un joven agricultor que vive solo desde hace varios meses tras la muerte de su madre. Con reputación de ser trabajador y de relacionarse bien con las autoridades policiales locales.
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De hecho, a pesar de ser domingo, Moisés estaba trabajando en una de sus varias parcelas cuando fue avisado por vecinos sobre la actitud sospechosa de unos soldados que, tras preguntar insistentemente si la casa estaba sola, se metieron sin orden judicial, violentaron las puertas, cometieron el robo y se quedaron tranquilos, a menos de 500 metros de donde habrían cometido el robo, según cuenta Moisés y algunos de sus vecinos.
Cuando Moisés llegó a su casa, la encontró con las puertas forzadas y con las cosas revueltas, en desorden. “Entre el desorden que uno puede tener en su casa, uno sabe dónde tiene cada cosa”, explica.
Al buscar el dinero que tenía guardado, este ya no estaba. Tampoco estaban varias cosas como herramientas y joyas. Una cadena de plata estaba en el piso. Le pareció obvio que los soldados se habían metido a robarle.
Llamó a sus amistades y a la policía, pero no a la policía de Chinameca, sino a San Salvador, asegura, aunque otros vecinos sí habían alertado a los policías del pueblo.
Moisés salió enojado a buscar a los soldados. Los encontró a poca distancia de su casa, a menos de medio kilómetro. Vio que uno de los militares tenía trabada en el chaleco una de las herramientas que había desaparecido de su casa. Era la suya.
“Ajá, semejantes mañosos, esa tenaza estaba en mi casa”, recuerda que les dijo Moisés cuando los encontró en una propiedad abandonada, donde supuestamente almorzaban.
Moisés reconoce que estaba encolerizado porque cuando uno de los soldados le dijo “a mí no me andés hablando así”, él les dijo que le importaba poco lo que le hicieran.
Para entonces llegaron policías de Chinameca, quienes ordenaron a los militares que ya no se podían mover del lugar. Como a la hora y media, llegaron más policías y otros militares. Entre estos hubo uno que pidió que no se hiciera escándalo del caso “para proteger la imagen de la institución”, pues estaba muy reciente el caso de la niña violada.
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El pasado 23 de septiembre, una niña de 13 años fue violada por un sargento en el cantón Mizata, La Libertad, ante la complicidad, según la acusación de la Fiscalía, de los cinco soldados que andaba bajo su mando.
Los reclamos
De acuerdo con el relato de Moisés, un militar de alto rango se dirigió al sargento, lo agarró del pecho, le quitó la pistola y el fusil y le dijo un insulto, reprochándole lo que habían hecho, diciéndole algo así como que no hacía muchos días que se había conocido el escándalo por la violación de una niña de 13 años.
Moisés asegura que cuando los policías registraron a los militares, en la mochila de uno hallaron los mil dólares que le habían robado de su casa. Luego buscaron los objetos de valor que se habían llevado, aparte de la herramienta que uno de los soldados tenía en el chaleco.
Entonces, policías y militares superiores les ordenaran que se quitaran la ropa para encontrar uno de los anillos de oro valorado en $150.
Según Moisés, uno de los soldados se había escondido la prenda, la cual cayó al suelo cuando el militar se quitó las botas. Pero a pesar de los minuciosos registros, no les encontraron todo lo que desapareció de su vivienda.
Por ejemplo, Moisés asegura que eran dos anillos valorados en la misma cantidad, es decir, cada uno en $150. El otro anillo no fue encontrado. También se llevaron una cadena de plata que tampoco encontraron.
Andaban en carro particular
Uno de los objetos de más valor que según Moisés le robaron los militares, es un taladro inalámbrico, valorado en más de 500 dólares. A pesar de la minuciosa búsqueda, la herramienta no fue encontrada.
Las primeras investigaciones indican que el sargento y los otros cinco militares viajaban en un vehículo particular, al parecer propiedad de uno de los involucrados.
El lunes anterior, uno de los soldados aseguró que en el carro habían escondido el taladro, sin embargo, el vehículo no fue registrado el domingo porque ese mismo día se lo llevó el abogado de uno de los militares, a pesar de que el vehículo era parte de las evidencias.
Según fuentes policiales cercanas al caso, el abogado podría ser capturado como cómplice, pues como abogado no ignoraba que no debía llevarse el carro.
El lunes anterior, los investigadores del caso hicieron varias pesquisas sobre el vehículo, sin embargo, Moisés dijo que no le habían informado si hallaron la herramienta.
De acuerdo con las fuentes policiales, las primeras investigaciones indican que dos de los militares no entraron a la casa sino que se quedaron afuera, como prestando seguridad.
Uno de esos dos soldados, según las fuentes policiales, se ha excusado diciendo que no sabía que sus compañeros habían cometido el robo, pues él no entró a la casa, sino que se quedó en la calle.
Quisieron señalarlo de extorsionista
De acuerdo con el testimonio de Moisés, entre el grupo de militares y policías, en un aparente intento de torcer las investigaciones a favor de los militares, hubo algunos que insinuaron que los mil dólares que tenía en la casa podrían ser producto de extorsiones, lo cual la víctima refutó.
“Si creen que yo debo algo, por qué no me llevan”, les increpó Moisés.
Sin embargo, la procedencia legal del dinero quedó demostrada cuando miembros de la Policía Técnica Científica inspeccionaron la casa para hacer levantamiento de huellas dactilares y recoger otras evidencias.
Así fue que encontraron decenas de comprobantes de envío de remesas que los hermanos de Moisés suelen mandarle para diferentes fines lícitos.
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En la colonia Santa Rosa del cantón Las Marías, varios vecinos saben que Moisés recibe dinero de sus hermanos que trabajan en Estados Unidos, para invertir en la compra de terrenos, para gastos en cultivos o para sus gastos. Moisés lo confirmó.
Víctima ayudó a gestionar puesto de soldados para más seguridad
La patrulla de soldados capturados por meterse a robar en la casa de Moisés, en el cantón Las Marías de Chinameca tenía apenas dos días de haber llegado a instalarse al lugar, a raíz de gestiones que algunos pobladores hicieron para “sentirse más seguros”, afirman.
Moisés fue uno de los vecinos que se involucró para que una patrulla de soldados estuviera permanente en el lugar, sin sospechar que él se convertiría en la primera víctima de esos militares.
Moisés comentó a El Diario de Hoy que cuando llegaron los soldados, tuvieron que hacer gestiones inmediatas para proporcionarles un lugar donde pudieran descansar, como una especie de base.
Tras no encontrar, los vecinos decidieron hacerles un espacio en “el beneficio de café”, donde funciona una cooperativa. “Nosotros coordinamos todo eso. No hallábamos casa donde se quedaran”, detalló la víctima.
“Yo no me esperaba esto”, afirmó Moisés con tono de enojo por todo lo que le han hecho pasar los militares que deberían ser sinónimo de seguridad para la población.
De acuerdo con vecinos del cantón Las Marías, éste es un lugar tranquilo, incluso cuando el accionar de las pandillas era intenso en el mismo municipio de Chinameca.
“Yo dejo afuera cualquier herramienta y nunca se me ha perdido nada”, indicó Moisés, quien aseguró que el dinero ni los objetos recuperados le han sido entregado, pues son parte de las evidencias que les encontraron a los seis militares que serán acusados por robo, según le han comentado algunos policías.
Replegados hacia el silencio
Tal como hicieron con el caso del sargento y otros cinco militares de la Marina Nacional acusados de violar a una niña de 13 años, en el caso de los militares capturados por robo, la Fuerza Armada y el Ministerio de la Defensa se han atrincherado en el silencio.
De hecho, en las redes sociales tanto de la Fuerza Armada como del Ministerio de Defensa no se ha escrito nada sobre ambos casos. Y la policía sólo publicó en X (exTwitter) una foto donde aparecen los seis militares, sin indicar los nombres de cada uno de los sospechosos de robar mil dólares en efectivo y otros mil en herramientas y joyas.
El pasado martes 26 de septiembre, luego que El Diario de Hoy publicó detalles sobre cómo la patrulla de militares había cometido el supuesto delito de violación en el cantón Mizata, contra una menor de 13 años, las cuentas en redes sociales de la Fuerza Armada y Ministerio de Defensa recibieron una andanada de reproches y críticas en cada tuit que habían publicado posterior al 23 y 24 de septiembre sobre sus actividades en el ámbito de la seguridad pública.
Los comentarios fueron tantos que ambas instituciones borraron las publicaciones que contenían las críticas y reproches al acto delictivo cometido en el cantón Mizata.
Desde entonces, hasta este martes en la tarde, la Fuerza Armada y el Ministerio de Defensa no habían publicado nada, consolidando un silencio por ocho días consecutivos.
El Diario de Hoy gestionó la versión del Ministerio de Defensa respecto a los seis militares capturados por el delito de robo en Chinameca, pero igual que en el caso de la violación, no respondieron.