Mauricio Alarcón Salvador le da un voto de confianza a las medidas tomadas por el gobierno ecuatoriano contra el narcotráfico y el crimen organizado, pero considera que se deben garantizar la democracia y la legalidad. Estas son sus impresiones para El Diario de Hoy…
¿Cómo está todo a una semana de los acontecimientos que estremecieron a Ecuador?
El país vive una tensa calma. Si bien es cierto, el hecho de declarar formalmente el conflicto armado interno y sacar a los militares da una sensación de mayor seguridad, hay aún mucho por hacer y muchos resultados por esperar. Esperemos a ver qué acciones y qué cifras se dan en los próximos días.
¿Siguen los amotinamientos en las prisiones?
Afortunadamente en el tema cárceles ayer (domingo) se recibió la noticia de que todas fueron recuperadas por los militares y concluyó el secuestro de los guías penitenciarios que los terroristas mantenían como rehenes. Sólo hubo una muerte que lamentar en la cárcel de Machala, de una persona que fue ahorcada y cuyo cuerpo fue lanzado por los terroristas desde el Centro de Rehabilitación Social.
¿Será suficiente con sólo la represión de la criminalidad?
Creo que no y por eso insisto en que no podemos quedarnos con estos resultados. El Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas ha dado cifras, pero es únicamente a menos de una semana de actuaciones. Una situación tan crítica de violencia no se soluciona en tan poco tiempo. Debe haber muchos más planes, una estrategia mucho más fuerte y eso es algo que de momento no se ve. Prefiero ser cauto y esperar a ver si efectivamente los resultados se mantienen y se puede ganar la lucha contra el crimen organizado.
El presidente Noboa ha dicho que no quiere seguir el método de Bukele…
Una cosa es la que se dice y otra la que se hace, pero incluso en el decir hay contradicciones porque hasta han presentado los modelos de nuevas cárceles diciendo que es el “modelo de Bukele”. Ese es un tema que acá tiene mucho de popularidad. No hay que perder de vista que desgraciadamente en una situación crítica como esta, donde poco o nada se evalúa en cuanto a la democracia y las libertades y más bien se esperan resultados concretos en seguridad, creo que Bukele nos lleva ventaja. La gente está dispuesta a perder sus libertades con tal de que le devuelvan su seguridad personal.
Eso puede resultar atractivo, pero con el tiempo se puede volver en contra de los mismos ciudadanos…
Totalmente de acuerdo y creo que eso es algo que al menos los demócratas lo tenemos claro y definitivamente hay que ser muy cautos en cuanto lo que se quiere. No sólo es cuestión de decir: “Vean un modelo exitoso”, porque partes del hecho de que cada país tiene una realidad distinta y continúa también con el hecho de que no todo es color de rosa: una cosa es lo que se ve en televisión o en las noticias, otra es la que se realmente se vive. Y al menos las personas que defendemos la democracia sabemos que la seguridad es importante, como importante es tener independencia de la justicia o la libertad de expresión. Pensar en sacrificar una cosa para tener otra no es lo correcto en panorama como el que actualmente tienen nuestros países.
¿Ustedes temen que el presidente Noboa, pese a lo ha asegurado, quiera tomar ese rumbo?
Si le resulta popular, le ayuda a sus intereses de lograr el periodo completo de cuatro años en febrero del próximo año, no tengo la menor duda.
¿Cuál sería el mensaje para los ecuatorianos e incluso para los salvadoreños en ese caso?
La seguridad siempre será importante, pero para tenerla no es necesario sacrificar otros derechos y libertades de la ciudadanía. La libertad de expresión, la independencia de la justicia, los pesos y contrapesos entre funciones del Estado es algo que puede y debe estar perfectamente vigente aun cuando un gobierno tome acciones para devolver la seguridad a los ciudadanos. La seguridad y la democracia van de la mano. No es necesario tener una dictadura, un autoritarismo y un totalitarismo para que un país se sienta seguro. La democracia es o no es. Se trata de garantizar los derechos de la ciudadanía, entre ellos, vivir en un país seguro. El poder absoluto siempre es una tentación para aquellos gobernantes que no creen en la democracia. Las mismas armas que los ciudadanos aplauden se pueden volver en contra de ellos mismos.
¿Le parece correcto el decreto que emitió para iniciar la guerra contra la criminalidad?
Este decreto es un acierto, hay que reconocerlo como tal. El secuestro de los periodistas en el canal de televisión o el amotinamiento en las cárceles no es sino una de las formas de medir fuerzas con el Estado. Si no surgía este decreto, el problema podía haber sido mucho más grave. Por ello es que las acciones deben sostenerse hasta contrarrestar el poder del narcotráfico y el crimen organizado. Caso contrario, la arremetida puede ser durísima.
¿Algunos piensan que estas medidas no van a funcionar si no se combate la corrupción judicial y el lavado de dinero?
Definitivamente sí. Si algo ha quedado claro durante las últimas semanas, a propósito de la investigación hecha por la fiscalía, es que las instituciones están podridas, que la justicia, que la policía, que las fuerzas armadas están tomadas por el narcotráfico y el crimen organizado. Allí hay muchas acciones que deben llevarse a cabo para obtener resultados. No se trata sólo de salir a dar bala o a combatir a los grupos terroristas, sino de pensar también en las causas de fondo. Hay problemas sociales, la pobreza es un factor, pero también el hecho de idealizar el narcotráfico, el haber permitido que esta clase de actividades perne en la política. La cooptación institucionales una de las mayores causas de la impunidad. Se delinque a vista y paciencia del poder del Estado y muchos capos de estos grupos terroristas entraron a la cárcel con una sonrisa de oreja a oreja porque sabían que su estancia allí era una vacación de un par de días. Salían libres por orden de sus jueces, por amarres y corrupción.
Por ejemplo…
En el caso del asesinato del candidato Villavicencio, la fiscal ha recibido amenazas por parte de uno de los acusados, Fabricio Colón, quien fue detenido, pero se fugó de la cárcel en medio de la conmoción a mediados de la semana pasada. Eso te habla bastante bien de esa podredumbre institucional.