“Esto es prueba de que esta masacre sí ocurrió y no es mentira como muchos otros dicen”. Estas fueron las frases contundentes de María Mejía, una sobreviviente de la masacre en el río Sumpul, perpetrada en mayo de 1980 al norte de Chalatenango por miembros del ejército salvadoreño y hondureño.
María, al igual que otras 10 personas, llegaron ayer al Instituto de Medicina Legal (IML) para reclamar las osamentas de seis de sus familiares, tras un largo camino que tomó casi 42 años.
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Mejía recuperó los restos de su papá, Juan de Dios Mejía, y de sus dos tíos: Alfonso Mejía y José Alas. Afuera de Medicina Legal y con el ataúd en brazos, explicó que la masacre de su familia ocurrió entre el 13 y 14 de mayo de 1980, cuando un operativo llegó al caserío Las Aradas del municipio de Ojos de Agua, Chalatenango. Ella tenía 19 años cuando sucedió el hecho y aún lo sigue recordando.
Foto EDH Yessica Hompanera
"Lo que decían (Fuerza Armada) era que el que estaba en la casa había que asesinarlo. Era la orden que ellos llevaban. La gente optaba por salirse de las casas y si los encontraban en el monte mucho que peor: los asesinaban. Como asesinaron a estos seis (…). Al menos hemos recuperado parte de las osamentas, porque no solo son ellos", dijo, en una ronda con la prensa.
Tutela Legal “Dr. María Julia Hernández”, organización que acompañó a las familias en la recuperación de las osamentas, señaló que la cifra de víctimas en esta masacre roza las 600 personas y que fueron sobre todo niños y ancianos.
Señalan al Ejército Nacional, a la Guardia Nacional y a la Organización Democrática Nacionalista, en alianza con militares hondureños, de perpetrar esa masacre.
Alejandro Díaz, abogado de la organización y representante de las víctimas, comentó que la entrega de las osamentas refleja la realidad que vivieron cientos de personas durante la Guerra Civil, y que es una contundente prueba de que sí ocurrieron hechos de barbarie que aún no se han llevado ante la justicia.
Foto EDH Yessica Hompanera.
“Esta es una muestra de que esta masacre existió y que se realizó como una operación sistemática del Estado en contra de la población civil”, comentó.
Los nombres de las víctimas fueron identificados como: Juan de Dios Mejía, Sebastián Ortiz, Antonio Palma, Israel Orellana, Alfonso Mejía Alfaro y José Bruno Alas Orellana. Este último era el papá de Óscar Alas, quien dijo sentirse aliviado tras cuatro décadas de espera.
“Ya vamos a poder dejarle flores y hemos esperado 40 años para eso, porque no hemos tenido un lugar para poder visitarlo como se debe”, comentó.
La entrega se hizo a través de la Asociación de Víctimas de la Masacre del Sumpul, Tutela Legal, la Fiscalía General de la República e IML, en un evento privado.
La exhumación se realizó del 19 al 21 de julio de 2021 en el cantón Llano Grande del municipio de Concepción Quezaltepeque, Chalatenango. Luego de la entrega, se realizó una misa en la capilla de la Universidad Centroamérica "José Simeón Cañas".