Si usted es de las personas que consume crustáceos crudos y piensa hacerlo en las próximas vacaciones o visita a la playa, tenga mucho cuidado: puede adquirir paragonimiasis pulmonar, una enfermedad provocada por un parásito que puede llegar a ser mortal.
Esta enfermedad parasitaria "afecta a las comunidades más pobres y en situaciones desfavorables en el mundo. Es una enfermedad que provoca infección pulmonar en humanos y es adquirida después de consumir mariscos crudos o inadecuadamente cocinados", explica el doctor Nelson Turcios, especialista salvadoreño en neumología radicado en Esta Unidos, sobre esta costumbre de consumo muy frecuente en zonas costeras, no solo de El Salvador, sino en todo Latinoamérica.
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La paragonimiasis pulmonar es una enfermedad parasitaria que, aunque históricamente se asociaba a regiones del sudeste asiático, ha sido detectada en múltiples casos en América Latina. Se trata de una infección provocada por trematodos del género Paragonimus, particularmente Paragonimus mexicanus en la región latinoamericana.

Recientes casos de jóvenes salvadoreños diagnosticados con esta enfermedad en Estados Unidos han despertado la preocupación de especialistas, alertando sobre la necesidad de mayor conocimiento y prevención.
¿Qué es la paragonimiasis y cómo se transmite?
La paragonimiasis es causada por la ingesta de mariscos crudos o mal cocidos, especialmente cangrejos, jaibas, langostas, camarones y almejas que portan las larvas del parásito. Su ciclo de vida incluye dos huéspedes intermediarios: primero, los caracoles de agua dulce y luego los crustáceos que consumen estas larvas. Al ingerir mariscos infectados, las larvas penetran el intestino delgado y migran a la cavidad abdominal hasta llegar a los pulmones, donde maduran y comienzan a reproducirse.
El parásito deposita sus huevos en los pulmones, los cuales pueden ser expectorados o tragados y eliminados en las heces. En algunos casos, las larvas pueden migrar a otros órganos como el hígado, los riñones, el cerebro o incluso la médula espinal, causando complicaciones graves.
Según el doctor Nelson Turcios, los crustáceos que con mayor frecuencia pueden portar este parásito incluyen los cangrejos, las jaibas, las langostas, los langostinos, los camarones y los camaroncillos. Es importante destacar que otros mariscos como las ostras y las conchas no actúan como huéspedes del parásito, pero sí pueden ser vectores de otras enfermedades, como la salmonelosis.
Síntomas y diagnóstico
La paragonimiasis puede confundirse con enfermedades respiratorias comunes como la bronquitis o la tuberculosis, o incluso con cáncer pulmonar. Sus síntomas varían según la fase de la infección:
Fase inicial: Puede ser asintomática o presentar síntomas gastrointestinales como dolor abdominal, diarrea, náuseas y vómitos.
Fase pulmonar aguda: Se manifiesta con tos, fiebre, malestar general y sudores nocturnos.
Fase crónica: La tos se vuelve persistente, con expectoración de flema teñida de sangre o de un color similar al café molido. En casos graves, la infección puede extenderse a otros órganos, ocasionando síntomas neurológicos e incluso meningitis.
El diagnóstico de la paragonimiasis se basa en la historia clínica del paciente, el análisis de esputo o heces en busca de huevos del parásito y exámenes de sangre que muestren un aumento de eosinófilos, un tipo de glóbulo blanco. En países como Estados Unidos, se realizan pruebas serológicas más avanzadas para detectar la infección.

Sobre El Salvador, el neumólogo alertó que "debemos de considerar que esta enfermedad existe en nuestro país. Sin embargo, debido a que los síntomas no son específicos en personas con esta enfermedad, los diagnósticos tardíos, erróneos o ausentes son frecuentes", y añadió que "lo interesante de esta enfermedad es que puede persistir en humanos y sin síntomas hasta por 20 años".
Casos en jóvenes salvadoreños
Dos casos recientes de paragonimiasis en jóvenes salvadoreños han sido documentados en prestigiosas revistas médicas internacionales.
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El primer caso, detectado en 2009 en Texas, correspondía a un adolescente de 13 años con síntomas respiratorios crónicos. Se identificaron huevos del parásito en sus heces, y se confirmó que había consumido mariscos crudos de forma habitual.
El segundo caso, otro adolescente de 17 años, diagnosticado recientemente en California, se descubrió tras una evaluación médica de rutina que reveló una alta presencia de eosinófilos y una radiografía con signos de derrame pleural.
Ambos casos han generado alarma sobre la presencia de esta enfermedad en la población salvadoreña, especialmente en las comunidades costeras donde el consumo de mariscos crudos es común. Aunque no se tienen cifras exactas de cuántas personas podrían estar infectadas, especialistas como el doctor Nelson Turcios sugieren que podrían existir muchos más casos sin diagnosticar.
En conclusión, la paragonimiasis pulmonar es una enfermedad prevenible, pero su desconocimiento entre la población y algunos profesionales de la salud ha permitido que permanezca oculta por décadas. Especialistas como el doctor Turcios enfatizan la necesidad de una mayor concienciación y educación, tanto entre la comunidad médica como en la población general, para evitar más casos y asegurar diagnósticos oportunos.