En la producción de más de 400,000 libras de ginseng que la empresa Baumann Wisconsin Ginseng hace al año, también está el trabajo de agricultores salvadoreños de distintas partes del país, que desde hace varios años viajan al estado de Wisconsin a trabajar por temporadas, apoyados por el programa de movilidad laboral a través de las Visas de Trabajo H-2A otorgadas por Estados Unidos.
En su sitio en internet, Baumann asegura que son 500 acres (más de dos millones de metros cuadrados) los que cultiva de ginseng americano, lo cual la convierte en la mayor productora de la planta, cuya raíz es utilizada como suplemento dietético y medicinal, utilizando para ello a trabajadores agrícolas, entre los que este año figuran once salvadoreños.
A mediados de este mes, 9 de los once salvadoreños estaban en modo cuenta regresiva, haciendo sus maletas y volviendo, el domingo 17, a El Salvador, a reunirse con sus familias y, algunos, a dar un nuevo impulso a los sueños dejados en pausa en sus domicilios.
Juan Carabantes y Moisés Vásquez no regresaron con el grupo, lo harán a mediados de diciembre, según comentaron a El Diario de Hoy; se quedaron a trabajar cuatro semanas más en el área de empaque, para ganar un poco más de dinero para los proyectos de ambos.
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El Programa de Movilidad Laboral es un mecanismo gestionado por el Ministerio de Relaciones Exteriores, que permite que salvadoreños con capacidades laborales en agricultura, hostelería, construcción y jardinería, entre otras, puedan viajar a trabajar temporalmente a los Estados Unidos, con el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), a través del programa de visas H-2.
Este mecanismo permite que empleadores estadounidenses puedan emplear de manera temporal a personas extranjeras quienes al viajar de forma regular, es decir, de manera legal, gozan de los mismos beneficios laborale que las leyes estadounidenses otorgan a sus ciudadanos o personas con estatus migratorio legal.
David, Juan, Saúl, Isaías, Carlos y otros seis jóvenes más, se cuentan entre los más de 5 mil salvadoreños que han sido favorecidos por el programa de movilidad laboral, que desde hace varios años se ejecuta entre el gobierno de los Estados Unidos y el Ministerio de Relaciones Exteriores, con la finalidad de reducir la migración ilegal.
Los once salvadoreños que trabajan con Baumann Wisconsin Ginseng viven en instalaciones de la misma compañía, en la ciudad de Wausau, condado de Marathon, desde donde se movilizan a diferentes fincas donde la empresa tiene sus cultivos.
El miércoles 13 de noviembre estaban trabajando en una finca ubicada en Rolling, un pueblo del condado de Langlade, distante a 45 kilómetros de Wausau.
La distancia no es problema, pues la empresa les proporciona transporte de ida y regreso, pero sí lo es el clima. A mediados de noviembre, el frío en Wisconsin estaba muy por debajo de la temperatura normal en El Salvador, entre dos a siete grados centígrados. Wisconsin es un estado cerca de Canadá.
Sin embargo, con un par de guantes y un gorro de lana, a los salvadoreños el frío no parece importarles cuando trabajan al aire libre, es decir, en las granjas donde se cultiva el ginseng. Los beneficios que obtienen de la oportunidad de viajar a trabajar legalmente a Estados Unidos parecen atenuar el frío o el calor.
Cada salvadoreño contratado por Baumann tiene una historia cargada de sueños y satisfacciones. En el caso de Juan Carabantes, de 28 años, originario de San Juan Opico, departamento de La Libertad, destaca la construcción de su casa como uno de sus logros.
En el caso de Juan, son tres temporadas las que ha ido a trabajar a Estados Unidos, ganando en una hora un poco más del sueldo que con suerte ganaría en El Salvador como albañil o mecánico de estructuras metálicas, los oficios con los que apenas había podido construirse una pequeña "casa" de lámina con armazón de madera en bruto.
De acuerdo con Juan, el cambio económico en su familia fue visible en la primera temporada de trabajo.
Con el segundo período, su familia pasó de vivir en la champa de lámina a una casa de ladrillo, que para algunos puede para ser sencilla, pero para este salvadoreño es todo un logro haber hecho su casa de bloques de cemento, cambiar el piso de tierra por un piso de cerámica, y comprar algunos muebles que nunca hubiese podido comprar, o al menos hubiese tardado mucho trabajando en El Salvador.
Moisés también construye su casa
Otro caso similar es el de Moisés que, como Juan, también se quedó otro mes trabajando en la última etapa de la producción, que es el empacado de las raíces de ginseng, hasta dejarlas listas para ser enviadas a los distintos clientes que la empresa tiene dentro y fuera de los Estados Unidos.
De acuerdo con Moisés, quien ya tiene tres temporadas de viajar a laborar en Wisconsin, con el dinero que traiga espera darle un impulso mayor a la construcción de su vivienda, con la meta de dejar terminadas las paredes y techo, dejando pendientes los acabados y el piso, comentó.
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"No tenemos una fecha exacta para retornar a El Salvador, ya que estamos en la última fase del proceso del ginseng que es el empacado, por lo tanto eso será hasta empacar lo último. Puede ser entre la segunda o tercera semana de diciembre. Tomé la decisión de pedir más tiempo aquí en la empresa porque tengo en construcción mi casa y así poder darle más avance a la construcción y guardar un poquito de dinero", expresó Moisés.
Cada uno de los 11 salvadoreños ha viajado con sus propios sueños; unos para iniciarlos o continuarlos y otros para fortalecerlos.
Tal es el caso de David Alexander Arias Jovel, de 27 años, un joven oriundo del distrito de Ilobasco, en el departamento de Cabañas, quien dejó su empleo en una venta de repuestos automotrices para dedicarse a la agricultura del ginseng.
David se enteró de la oportunidad de viajar a trabajar temporalmente a Estados Unidos con las visas H-2A, a través del anuncio que sobre el proceso de aplicación hicieron en la iglesia donde se congrega. A los tres meses de haber aplicado, fue llamado para iniciar el trámite.
David tiene un pequeño negocio instalado en su domicilio, de tapicería de muebles y fabricación de repisas, así como mesas de sala y de noche, según afirmó a El Diario de Hoy.
Como el resto de sus compañeros que este año viajaron a trabajar en Baumann Wisconsin Ginseng, David confía en que el año próximo también tendría la oportunidad de trasladarse con la visa H-2A. Para él, sería la cuarta vez que lo haría