La vida de Doris parece que ha quedado suspendida desde el pasado 6 de mayo, cuando sus dos únicos hijos fueron capturados durante el régimen de excepción.
La madre de Kevin y Enmmanuel relata entre lágrimas que “está viviendo un infierno” hasta el punto que ha perdido las ganas de vivir, pues sus hijos son la razón de su vida.
“No ha sido fácil que me quiten a mis hijos. No me dan ganas de nada, quisiera que esto fuera una pesadilla y terminar con todo esto ya”, expresó entre sollozos.
Ese día, Emmanuel regresaba a almorzar a su casa después de limpiar un chalet en la zona, a pesar de ser un día lluvioso.
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Pero el joven no dejó pasar la oportunidad porque le pagarían $10 dólares, una cantidad deseable en un municipio donde las posibilidades de empleo para los jóvenes que solo han estudiado la escuela básica son escasas.
Cuando Enmanuel pasó por la policía de Salcoatitán fue interceptado y posteriormente detenido por los agentes.
Conocidos dieron aviso rápidamente a su madre, ella que en ese momento estaba almorzando con Kevin, su otro hijo, dejó la comida en la mesa y salió inmediatamente para el puesto policial.
Kevin al ver que su madre se puso mal tras recibir la noticia, decidió seguirla hasta la Policía, al llegar un agente le dijo que quería hablar con él, luego le notificaron a su madre que también él quedaría capturado.
Doris insistió que le explicarán por qué capturaban a sus hijos, pues asegura que ellos no tienen vínculos con ninguna estructura delincuencial, como prueba muestra las solvencias de antecedentes penales a nombre de sus hijos extendidas por la Dirección de Centros Penales, en julio de este año.
“Por orden de un decreto” fue la única respuesta que Doris recibió de parte de los policías cuando pidió una explicación sobre la captura de sus hijos.
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“Yo como no entiendo eso, les pregunté ¿un decretó de qué? y solo me dijeron que son órdenes que se tienen que cumplir”, explica Doris.
“Desde ahí comienza mi pesadilla que hasta ahora no se termina. Como madre, estoy de acuerdo en lo que el gobierno está haciendo pero que no capturen gente inocente, porque yo sé que mis hijos son inocentes”, asegura Doris.
Una vida entre fútbol y trabajo
Kevin Francisco Najarro García, tiene 23 años, se dedicaba a realizar trabajos de albañilería desde que tenía 20.
Los fines de semana Kevin se dedicaba a su pasión de jugar fútbol. Un hobbie que le había dado muchas alegrías, medallas y trofeos, que lo calificaron como el mejor portero de torneos locales.
Doris muestra con orgullo las camisetas de varios equipos de la zona, en los que su hijo ha jugado defendiendo la portería. El último equipo en el que jugó se llama La Ceiba, cuyo torneo no pudo terminar, debido a su captura.
Emmanuel Enrique Najarro García, de 21 años, también se dedicaba a la albañilería, pero también podía reparar motos y hacer malabares sobre zancos.
Ambos jóvenes habían estudiado hasta noveno grado, debido a la falta de recursos y la necesidad de trabajar para ayudar económicamente a su madre, quien padece de diabetes e hipertensión.
Tras su captura los jóvenes fueron trasladados al penal de Mariona y posteriormente el 27 de julio fueron llevados al penal de Izalco.
Eso es lo único que sabe Doris hasta ahora, que la agobia la falta de información por parte de las autoridades, al no saber si sus hijos están enfermos o en qué condiciones se encuentran.
“Siento que el señor presidente los tiene como secuestrados, porque no dan información de nada, solo dicen que están en “tal celda y tal sector”, esa es toda la información que uno tiene”, se lamenta.
En estos seis meses, Doris solo ha podido llevarles el kit de higiene que les piden cada mes, su condición económica no le permite llevarles el paquete de comida.
Después de la primera audiencia Doris supo que sus hijos son acusados por el delito de agrupaciones ilícitas, a pesar que sus hijos fueron capturados solos.