En los últimos 50 años, la esperanza de vida ha aumentado de manera considerable, alargando la vida autónoma de las personas y abriendo nuevas etapas de vida que antes no existían. Este cambio, sin embargo, no solo implica vivir más años, sino cómo se viven esos años adicionales.
Así lo explicó Carmen Alvarez-Basso, gerontóloga social y consultora en longevidad, quien visitó El Salvador recientemente para compartir sus conocimientos sobre el envejecimiento saludable y la importancia de una vida activa más allá de la jubilación tradicional.
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Alvarez-Basso sostiene que este incremento en la longevidad debe ser visto como una oportunidad, no como un obstáculo. Según la experta, “hemos ganado una nueva etapa de vida”, una fase que puede extenderse por décadas si se cuidan ciertos aspectos fundamentales de la salud. Este enfoque está alineado con la visión global sobre el envejecimiento, impulsada por organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS), que promueve un envejecimiento saludable centrado en mantener la capacidad funcional de las personas mayores para que sigan siendo activas y autónomas.
La llegada de la generación de los “baby boomers” (nacidos entre 1945 y 1964) a la etapa de madurez plantea nuevos retos para las sociedades, tanto a nivel gubernamental como empresarial. Tradicionalmente, se ha visto la jubilación como un retiro definitivo de la vida productiva, pero esta visión está quedando obsoleta ante la realidad de una población que vive más años, en muchos casos con buena salud y la capacidad de seguir contribuyendo activamente a la sociedad. Entonces, se podría decir que el concepto de retiro debe ser flexible porque ya no se adapta a la realidad social actual.
Longevidad: una nueva etapa de vida
La longevidad, entendida como una prolongación de la vida con autonomía, es un fenómeno relativamente reciente.
En las últimas décadas, la expectativa de vida ha crecido de manera exponencial. Según Alvarez-Basso, en los últimos 100 años la sociedad ha ganado, en promedio, 40 años de vida autónoma. No obstante, vivir más no significa necesariamente vivir mejor, y es ahí donde radica el verdadero reto. La longevidad saludable depende, en gran medida, del cuidado preventivo de cuatro aspectos clave: la salud física, psíquica, emocional y cognitiva. Estos deben ser atendidos desde edades tempranas para asegurar una vida plena en la vejez.
“La longevidad no es algo que está predeterminado solo por la genética”, explica. De hecho, la genética solo influye en un 20%, mientras que el 80% restante está en manos de cada individuo. Cuidar la alimentación, realizar ejercicio físico regular, mantener una mente activa y trabajar en las relaciones sociales son factores decisivos que pueden garantizar una mayor calidad de vida en las décadas posteriores a los 50 o 60 años.
Las “píldoras” de la longevidad
Alvarez-Basso propone lo que ella llama “píldoras de la longevidad”, una serie de recomendaciones que, de ser seguidas de manera constante, podrían asegurar una vejez más activa y saludable. Entre las más importantes se encuentra el ejercicio físico regular. "A medida que envejecemos, la pérdida de masa muscular es una de las principales causas de deterioro físico. Por ello, es crucial hacer ejercicios de fuerza al menos dos o tres veces por semana, además de caminar diariamente", afirma la experta.
La actividad física, sin embargo, no solo ayuda a mantener la salud física, sino que también tiene beneficios emocionales y cognitivos. El ejercicio estimula la producción de endorfinas, las cuales ayudan a combatir el estrés y la depresión, dos de los problemas más comunes entre las personas mayores. También ayuda a mejorar la memoria y prevenir el deterioro cognitivo. “El aburrimiento es uno de los mayores enemigos de la longevidad”, asegura Alvarez-Basso. Mantenerse activo, tanto física como mentalmente, es esencial para disfrutar de los años adicionales que hemos ganado como sociedad.
Otro aspecto que la gerontóloga destaca es la importancia de las relaciones sociales. La soledad, explica, es uno de los factores más dañinos para la salud en la vejez, y se ha demostrado que es tan perjudicial como el hábito de fumar. “Mantener un círculo social fuera del núcleo familiar es fundamental, especialmente para las mujeres, quienes tienden a vivir más años que los hombres”. En este sentido, la experta insta a no descuidar las amistades y las relaciones más allá del entorno familiar, ya que, según ella, “las personas que llegan solas a la vejez tienen una mayor probabilidad de sufrir deterioro emocional y cognitivo”.
Nuevas realidades para las generaciones más jóvenes
La longevidad no es un fenómeno que afecta únicamente a las personas mayores. Alvarez-Basso argumenta que las generaciones más jóvenes también están tomando decisiones de vida en función de esta nueva realidad. "La juventud de hoy, entre los 20 y 30 años, ya está viviendo lo que llamamos la adolescencia extendida. Esto significa que, en lugar de entrar de lleno al mercado laboral a temprana edad, están aprovechando estos años para explorar y descubrir qué es lo que realmente quieren hacer”, explica.
Además, señala que muchas mujeres están retrasando la maternidad hasta después de los 40 años, lo cual es una tendencia creciente en muchos países, especialmente en Europa. Este cambio es un reflejo de que las personas saben que vivirán más tiempo y, por tanto, están tomando decisiones a largo plazo que antes no habrían sido posibles. En países como España, por ejemplo, ya hay más nacimientos de mujeres mayores de 40 años que de mujeres menores de 27, un dato que ilustra cómo la longevidad está transformando aspectos fundamentales de la vida.
El futuro del trabajo y la longevidad
El impacto de la longevidad también se siente en el ámbito laboral. La idea de una carrera profesional lineal, que comienza a los 20 años y termina a los 65, está siendo reevaluada. “Los jóvenes de hoy tendrán que trabajar más tiempo que las generaciones anteriores, probablemente hasta los 70 años o más, debido a los cambios en los sistemas previsionales y la necesidad de mantener un nivel de vida acorde a una vida más larga”, dice Alvarez-Basso.
Este cambio también implica que muchas personas no se retirarán por completo. De hecho, cada vez más personas optan por seguir trabajando, ya sea por necesidad económica o por el deseo de mantenerse productivos. Para Alvarez-Basso, lo ideal es que las personas encuentren un equilibrio entre el trabajo y el ocio, de modo que puedan seguir contribuyendo a la sociedad sin perder de vista su bienestar personal.
Envejecimiento y Objetivos de Desarrollo Sostenible
El envejecimiento de la población es un desafío global que afecta tanto a países desarrollados como en desarrollo. Según un estudio publicado por la revista BMC Public Health en 2023, el envejecimiento de la población es una de las áreas clave que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) deben abordar en los próximos años.
Este estudio resalta la importancia de asegurar que las personas mayores tengan acceso a cuidados de salud de calidad, protección social y oportunidades para seguir participando en la comunidad, con el fin de garantizar que el aumento de la longevidad sea una oportunidad y no una carga para las sociedades.
Para 2050, se estima que la población mundial de personas mayores de 65 años superará a la de jóvenes entre 15 y 24 años, lo que ejercerá una presión sin precedentes sobre los sistemas de salud y bienestar. Es por ello que los gobiernos y las empresas deben actuar de manera proactiva, adoptando políticas que promuevan un envejecimiento saludable y la integración de las personas mayores en la vida social y económica.