El emblemático periódico La Nación, de Costa Rica, calificó de “turbias” las elecciones en El Salvador y advirtió que el oficialismo está lejos de haber alcanzado “una victoria democrática”.
“El triunfo arrollador de Bukele, aunque real, dista de la auténtica legitimidad democrática”, dice el editorial del destacado medio de prensa. “Al contrario, se puede considerar un acto casi definitivo para acelerar la marcha de una maquinaria autoritaria sin límite alguno. Es lo que ocurrió en El Salvador”, enfatizó.
El rotativo detalló la serie de maniobras que enfrentó el proceso electoral para elegir presidente y diputados: en medio de un estado de excepción, con sistemáticas violaciones a los derechos humanos, encarcelamientos indiscriminados, el uso de recursos públicos para impulsar a los candidatos oficiales, sistemáticos amedrentamientos a la oposición, amenazas a la prensa independiente, advertencias a los empresarios, cierre del financiamiento estatal y persecución de líderes cívicos y sociales. “Alcanzar el éxito electoral, por muy amplio que sea, a contrapelo de las normas constitucionales… está muy lejos de ser una victoria democrática”, remarca.
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“Nayib Bukele, quien según varias encuestas es el presidente más popular de América, ha forjado tal condición con iniciativas muy cuestionables. Más aún, lejos de utilizarla para atacar problemas que trasciendan la inseguridad y para proteger el Estado de derecho, ha manipulado su apoyo popular para controlar todas las instituciones claves -incluidas unas fuerzas armadas cada vez más poderosas-, ponerlas a su servicio y preparar el terreno para el ejercicio indiscriminado del poder”, dice el editorial.
“Los comicios del domingo fueron parte de ese proceso”, agrega.
Por todo lo anterior, el periódico reprocha que el gobierno de Costa Rica saludara “la exitosa realización” de “elecciones libres, pacíficas y participativas”, y felicitara “al pueblo salvadoreño por acudir al llamado a las urnas y al señor presidente Nayib Bukele por su victoria”.
“No era necesario llegar a ese grado de injustificado elogio para hacer lo que la diplomacia imponía: simplemente, felicitar al presidente e, idealmente, hacer un llamado en pro de la democracia salvadoreña. A pesar de la contundente victoria, su legitimidad es escasa, por mucha popularidad que tenga. Peor aún, la democracia salvadoreña se encuentra hoy, virtualmente, in articulo mortis”, subraya.
El editorial cuestiona que Nayib Bukele “logró inscribir su candidatura a la reelección, a pesar de que la Constitución la prohíbe explícitamente, debido a una arbitraria interpretación de magistrados impuestos por él en un congreso mediatizado. Es el gran pecado de origen”.
Además observa la desigualdad de condiciones en que se llevó a cabo la campaña, más las irregularidades que plagaron la recepción y, sobre todo, el conteo de los votos.
“La realidad es mucho más compleja y desafiante que el estilo cool de Bukele y la despiadada eficacia de su política de seguridad. Los engranajes dictatoriales podrán ocultarla o reprimirla por algún tiempo, pero ello no garantiza una real estabilidad ni menos aún una mejora en las condiciones de vida de su pueblo”, advirtió.