Con diversas actividades religiosas y culturales, comunidades universitarias y religiosas de diferentes partes del país recordaron este sábado el martirio de seis sacerdotes jesuitas y dos de sus colaboradoras, asesinatos ocurridos el 16 de noviembre de 1989.
La actividades iniciaron ayer temprano en el campus de la Universidad Centroamericana (UCA) con la elaboración y exposición de alfombras por parte de estudiantes de las diferentes carreras de la casa de estudio.
Posteriormente, al finalizar la tarde, partió la Procesión de los Farolitos desde el estacionamiento frente al Mural de los Mártires. Los participantes caminaron por diferentes sectores de la UCA hasta llegar al Centro Deportivo, donde se realizó la misa en memoria de los sacerdotes y sus colaboradoras.
La eucaristía fue precedida por la comunidad de sacerdotes jesuitas en el país, entre ellos Andreu Oliva, rector de la UCA.
La jornada concluyó con una vigilia, en la que hubo diferentes presentaciones artísticas.
Desde la academia, Ellacuría - como filósofo, teólogo y rector de la UCA - mantuvo una actitud crítica frente a las violaciones a derechos humanos que se cometían en la guerra de los ochenta entre el ejército y la guerrilla; y planteó siempre salidas pacíficas al conflicto.
34 años después, la casa de estudios continúa con la visión de Ellacuría y los otros mártires, al pedir justicia, equidad y denunciar constantemente los abusos a derechos humanos que se cometen por el régimen de excepción, lanzado en marzo de 2022 por el gobierno de Nayib Bukele.
El martirio
Los sacerdotes jesuitas Ignacio Ellacuría, Ignacio Martín Baró, Segundo Montes, Joaquín López y López, Amando López y Juan Ramón Moreno, así como las colaboradoras Julia Elba Ramos y su hija adolescente, Celina Ramos, fueron asesinados la madrugada del 16 de noviembre en la residencia de los religiosos en el interior de la UCA.
La masacre, realizada en el marco de la Ofensiva Final Hasta el Tope realizada por las guerrillas del FMLN, fue ejecutada por un comando de élite de la Fuerza Armada, según lo documentó luego la Comisión de la Verdad.
Años después, varios militares fueron procesados y condenados por la masacre. Un coronel, tres tenientes, dos sargentos y varios soldados del Batallón Atlacatl fueron condenados. El coronel Guillermo Benavides y el teniente Yusshy Mendoza a 30 años de cárcel por los asesinatos, en tanto que los otros oficiales y clases recibieron penas menores por encubrimiento, destrucción de documentos y actos de terrorismo.
Los militares fueron enjuiciados y condenados por el juez Ricardo Alberto Zamora Pérez, quien falleció en octubre pasado.
Mientras que en España, el general Inocente Montano fue condenado a 133 años de prisión “como responsable de cinco delitos de asesinato de carácter terrorista” por implicársele en la masacre.
Montano se había refugiado en Estados Unidos, desde donde fue extraditado a España en 2017.
En los últimos años y a petición de la Fiscalía General de la República (FGR), el caso fue reabierto en San Salvador, pues el Estado considera que aún hay responsables por esos crímenes que no han respondido ante la justicia.