A Jenniffer le perforaron en repetidas ocasiones el intestino luego de sacarle un objeto extraño que dejaron durante una cesárea. A Elizabeth aún no le explican cómo le quemaron las piernas después de una cirugía menor. A Dora la incorrecta aplicación de una malla pélvica le ha provocado daños neurológicos irreversibles.
Las tres mujeres relataron a El Diario de Hoy sus casos y mostraron la documentación que respalda sus testimonios. Este es el primero de los casos, los otros dos se publicarán en las siguientes ediciones.
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A Jenniffer Ventura le dejaron un "plástico" adentro después de una cesárea
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Jenniffer Ventura Cabrera, de 32 años, vive en las afueras de la localidad de Panchimalco. Su casa está rodeada de vegetación y árboles frutales; perros, gatos y aves pasean por los accesos de su casa. A lo lejos se escuchan constantemente las compresiones de los vehículos pesados en la carretera.
Ella se sienta al centro del patio común de donde vive, en su regazo colocó un sobre manila color café. Al interior se encuentra una radiografía que abarca su cadera y parte de su sistema digestivo; está fechada el 16 de abril de 2023. A la izquierda de su pelvis se logra ver una masa cuya forma se asemeja a una cinta, una banda o un vendaje apuñado; y al centro, en la parte baja de su intestino grueso, una sombra.
Cuando llegó a pasar consulta tenía 7 meses de haber dado a luz a su segunda hija por medio de una cesárea realizada en el Hospital 1 de Mayo, del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS).
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Una serie de recurrentes dolores estomacales le hicieron consultar en el Policlínico Zacamil. Ella pensaba que eran los efectos del parto y por eso no le había tomado mucha importancia. Durante el examen físico, una doctora de turno encontró algo anormal en su abdomen, "tenía una masa en el lado izquierdo, yo le dije que estaba así desde que me hicieron la cesárea, pero no sentía mayor molestia, nada más al tocarme".
Le enviaron a realizarse una radiografía. En la unidad de rayos X, el radiólogo se negaba a creer lo que la imagen mostraba, le pidió a Jenniffer hacer tres veces el procedimiento. La placa seguía mostrando un "cuerpo extraño" y para confirmarlo le mandaron a hacer una ultrasonografía de emergencia. Con la lectura apresurada y sin comentarle más, le refirieron a otra unidad médica. "Me dijo la licenciada: esto es una negligencia del hospital 1 de Mayo, así que ahorita te vas a ir para allá porque te van a hacer una cirugía", y la despacharon del Policlínico.
Al día siguiente y luego de hacer todo el proceso preoperatorio en el hospital 1 de Mayo, a Jenniffer le llamó la atención la cantidad de doctores que estarían en su operación. Le explicaron que su procedimiento se realizaría por medio de una video laparoscopia. Tendría una cirugía con anestesia total. Le introdujeron una cámara con el fin de visualizar el interior del abdomen.
"Cuando desperté, tenía los cinco hoyos de la video laparoscopia, pero después sentí que la cesárea la tenía con esparadrapo, me la habían abierto otra vez y eso no me lo dijeron", comenta con indignación.
Más tarde llegó una doctora a explicarle, "no te pudimos sacar lo que tenías en la video laparoscopia, entonces tuvimos que llamar al oncólogo porque la masa que tenías estaba pegada al intestino", relató que le explicaron. E
Añadió que el cirujano raspó el intestino, le colocó unas grapas y cortó un pedazo de la trompa de Falopio, ya que también estaba comprometida.
Del "objeto extraño" solo le dijeron que era un "pedazo de plástico", que ya se lo habían retirado y que no tenían más explicaciones para ella, "yo creo que como paciente tengo derecho a saber qué era lo que me habían dejado después del proceso de cesárea de mi hija, yo experimentaba unos grandes dolores y hoy entiendo la razón", dice.
Tiempo después, Jenniffer pasaría una semana con vómitos constantes de lo que ella define como una especie de "agua verde". Esto le hizo volver a una dependencia médica del ISSS y después de una serie de análisis, el diagnóstico fue que tenía el colon perforado y eso provoca la obstrucción del intestino grueso.
Fue intervenida por tercera vez para corregir los procedimientos anteriores. Le abrieron el estómago por una perforación en el intestino, además tenía 15 centímetros en estado necrótico (muerto).
Según le explicaron, fueron 6 perforaciones intestinales que engraparon de nuevo, además de cortarle la parte que ya no tenía vida.
Al día siguiente, ya en proceso de recuperación, a Jenniffer le regresaron las fiebres y los vómitos. Volvieron a realizarle una serie de análisis para determinar si algo había salido mal en la intervención quirúrgica y tomaron la decisión de volverla a operar. La razón era una fuga en la operación que recién le habían realizado.
Luego del efecto de la anestesia, Jenniffer despertó con una sonda nasogástrica, un tubo que va desde el esófago hasta el estómago, por medio del cual procuraban que saliera el líquido biliar que tenía acumulado.
"El doctor me dijo que habían corregido la fuga, que me habían colocado un dreno, que me dejarían una bolsa a la altura del intestino y que no sabían si me iba a quedar permanentemente para expulsar las heces", explica.
Ella agrega que además de todo el proceso una condición de tejidos, cicatrices o cordones fibrosos llamados "bridas", le generaron un proceso aún más complicado.
Jenniffer buscó ayuda en instancias judiciales cuando le operaron para extraer la "masa extraña", fue a poner su denuncia en la Fiscalía General de la República (FGR). Le asignaron a un funcionario que, según narrar ella, nunca le dio información del caso.
Luego cuando le perforaron el intestino ella volvió a insistir, pero le respondieron, "su caso ya no lo llevo yo, lo tiene alguien más", y al establecer contacto la fiscal le dijo que era nueva en el trabajo, que le habían pasado la información, pero no sabía nada, "su expediente no tiene nada de lo que usted señala, no hay entrevistas ni diligencias hechas en Medicina Legal, por lo tanto, su caso no va avanzando", le justificaron y desde hace más de un año no le contestan.
Jenniffer hace varias pausas durante la conversación, sus hijas parecen escalar en sus brazos y pedirle toda su atención, la compañía de las niñas parece inyectarle más fuerza a sus palabras.
"Yo quisiera que hicieran justicia, porque yo todavía estoy viva, otras mujeres que han salido en las noticias que les han contado el intestino a la hora de tener a su bebé, con otras complicaciones, los afectados somos nosotros, sufrimos las negligencias médicas y a uno lo ven como nada, no nos dan solución ni hay quien nos proteja", finaliza.
Para obtener una versión oficial sobre los tres casos, El Diario de Hoy ha solicitado por medio de las Unidades de Prensa y Comunicaciones del ISSS (vía correo electrónico y llamadas telefónicas), una entrevista con la directora, Mónica Guadalupe Ayala Guerrero, pero hasta el cierre de esta nota no se ha obtenido respuesta.