La quinta parte de los hogares salvadoreños tiene intenciones claras de migrar, impulsados por el alto costo de la vida y las escasas oportunidades laborales, así lo refleja un estudio publicado por Diálogo Interamericano, un centro de análisis e intercambio político.
A través del reciente informe sobre las remesas familiares en América Latina y el Caribe para 2024, se hizo un análisis de las condiciones en las cuales se encuentra cada país y sus intenciones de migrar; El Salvador encabeza la lista seguido por Honduras, Nicaragua y Guatemala.
En 2021, El Salvador tuvo un pico importante de migración del 34%.
Desde enero del 2024 hasta mayo del mismo año se registra una aparente desaceleración del 18% de los hogares salvadoreños que aún tienen intenciones de salir del país con dirección a Estados Unidos, sin embargo estas continúan siendo cifras récord, señala el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos.
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Diálogo Interamericano sostiene que entre los perfiles más vulnerables a salir del país se encuentran las personas que trabajan en la agricultura y en la economía informal, ellos experimentan 1.5 más intenciones de migrar que las personas que trabajan en otras ocupaciones.
Sin embargo, el 80% o más de la fuerza laboral salvadoreña se encuentra concentrada en esas ocupaciones, según el informe. Ese ha sido un determinante común en los últimos 20 años.
La migración tiene un impacto significativo en la productividad laboral, especialmente en sectores informales. Un aumento en la migración puede reflejar cambios negativos en la productividad y la estructura económica del país de origen.
Otro de los perfiles de preocupación son las mujeres que hacen trabajos domésticos, porque las posibilidades de migrar aumentan en 1.14 veces. Un factor que no se observaba en 2019.
El estudio, basado en los patrones de migración existentes en los últimos 30 años, expone que nunca había existido un flujo migratorio tan alto como en el primer periodo del actual mandatario, Nayib Bukele.
La inestabilidad política tiene una correlación negativa con la migración.
En países con alta migración, los niveles de inestabilidad política tienden a ser más altos, lo que influye en las decisiones migratorias, indica la reciente publicación.
Entre enero y julio de este año,17,276 salvadoreños habrían llegado a Estados Unidos con un estatus legal permanente, pero en ese mismo periodo se estima que otros 32,530 cruzaron la frontera de forma irregular, expone el estudio.
Los migrantes irregulares se concentran en estados como California, Texas y Florida, con una alta proporción.
Mientras que los solicitantes de asilo se distribuyen en varias cortes de distrito en Estados Unidos, por ejemplo Arlington, Miami y Nueva York siendo algunas de las ciudades con más solicitudes.
Según análisis elaborados por Manuel Orozco, director del programa de Migración, Remesas y Desarrollo en Washington, la intención de migrar también está directamente relacionada con el temor a la concentración de poder del mandatario salvadoreño.
De acuerdo con Diálogo Interamericano, el 48% de los migrantes que llegan a la frontera sur son adultos solteros o que viajan solos, el 36% llegan en grupos familiares, mientras que el 16% son menores de edad no acompañados que exponen sus vidas en la ruta a Estados Unidos.
Guatemala con el 21% y El Salvador con el 16% son los países centroamericanos con un flujo migratorio de menores más alto, seguidos de cerca por Honduras y Nicaragua.
Los principales factores que impulsan a una persona a salir de su país de origen, según el informe, es la inestabilidad provocada por la economía informal, desempleo, ingresos menores a $400 y el trabajo en la agricultura, seguidos por otras condiciones sociales.
Actualmente Morazán Norte se encuentra catalogado como un municipio con mayor número de personas empleadas en el sector informal con el 94%, según “Mapa socioeconómico: Guía para los 44 nuevos municipios de El Salvador.”, presentado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
La Unión Norte es otro de los municipios bajo la lupa del PNUD debido a que tiene la tasa más baja de ocupación a nivel nacional, solo el 51% de las personas en edad productiva se encuentran trabajando.
Se estima que en este mismo municipio la tasa de ocupación de las mujeres ronda solo el 32%.
Orozco en su artículo “Cerrar fronteras no funciona, Estados Unidos necesita una estrategia migratoria global”, sostiene que en este contexto “la migración hacia Estados Unidos no solo refleja la desesperación de millones de personas, sino también las fallas sistémicas en sus países de origen. La respuesta a esta crisis debe ser integral y considerar tanto las raíces de la migración como sus consecuencias globales”.
El flujo mensual de remesas y la migración irregular están estrechamente relacionados, con fluctuaciones notables que reflejan cambios en la situación económica y política en los países de origen.
Según las proyecciones del Banco Central en un futuro cercano, este comportamiento en la migración permitirá que el crecimiento de las remesas se iguale al de los períodos anteriores a la pandemia de Covid-19, ya que los factores demográficos que afectaron el crecimiento posterior a la pandemia ya no están presentes.
Una vez que la población migrante alcanza aproximadamente el 20% de la población de los países de origen, la emigración y las remesas tienden a disminuir.
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Uno de los datos más preocupantes que destaca Orozco es que en una de cada cuatro familias latinoamericanas, al menos una persona está intentando migrar y un tercio de estas personas lo terminan concretando.
Desde 2018, el 1.5% de la población centroamericana ha emigrado anualmente. Según los registros de los encuentros migratorios en la frontera sur, uno de cada 20 migrantes es menor de edad que se enfrentó solo al viaje.
La migración irregular a través de México se elevó un 193% interanual en la primera mitad de este año, según revelan datos del Gobierno mexicano.
Las autoridades mexicanas reportaron 712,226 “personas en situación migratoria irregular” entre enero y junio de 2024, casi el triple de las 242,928 del mismo periodo de 2023, de acuerdo con las estadísticas de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación (Segob).
En tan solo seis meses, la migración irregular reportada por el Gobierno de México casi alcanza el récord de 782.176 migrantes irregulares que detectó en todo 2023, cuando este flujo subió un 77 % anual.
Mientras que las solicitudes de asilo continúan siendo bajas en comparación al flujo migratorio, hasta abril de 2024 se habían registrado aproximadamente 1,000 casos.