En el día, Elmer trabaja en la oficina de Tejido Social de la Alcaldía de Santiago de María, Usulután; y desde hace un año, a partir de las 4:00 de la tarde se dedica al emprendimiento familiar de vender tamales de elote, tradicionales y con chile. Padecer insuficiencia renal no lo detiene.
Al grito de: “¡Tamales de eloteeee, le llevó con chile!”, las personas saben que se trata de Elmer Nicolás Iglesias Morales, de 42 años, un ingeniero agrónomo que se describe como una persona “inquieta”, que no le gusta quedarse con los brazos cruzados y, a pesar que en sus ojos refleja que sufre de una enfermedad, eso no le detiene para seguir adelante.
“Tengo problemas renales crónicos desde hace 14 años. Estoy con diálisis peritoneal ambulatoria, en mi casa tengo un cuarto estéril donde las realizó, y la venta de los tamales solventa un poco la necesidad de la medicina. Algunas veces me salgo de mis líneas y tengo que comprar medicina extra, y esto (venta de tamales) ayuda a terminar de solventar el tratamiento”, comenta.
El vender tamales surgió como una entrada económica extra, gracias a que María Torres, su compañera de vida, es una buena cocinera de platillos típicos, como tamales y atoles.
Al salir del trabajo, Elmer Iglesias se coloca en la esquina de la 3ª Calle Poniente y 2ª Avenida Norte, conocida como “el oasis”, mientras espera que uno de sus hijos le lleve desde la colonia Edmundo González Lara una hielera roja, repleta de tamales humeantes y de exquisito aroma, listos para ser distribuidos.
“Ya a las 5:00 camino al centro del pueblo, y luego agarro para las colonias 9 de noviembre y El Guarumal, dónde está mi esposa vendiendo hasta las 8:00 de la noche. Iniciamos con una hielera, hoy son dos hieleras y la mitad… yo espero un día poder llegar hasta el exterior con mi producto, porque sé que es bueno” señala.
Por su trabajo y carisma, Elmer Iglesias es muy conocido en su ciudad. Si bien no todos los que pasan por donde él se encuentra compran su producto, pero si la mayoría le saluda y él corresponde, efusivo.
“Soy una persona hiperactiva, no puedo estar quieto. Soy sociable, amigable; no tan fácil digo no, a pesar de mi enfermedad. La insuficiencia renal para mí no es un límite, mi familia sí lo ve como límite, pero yo no porque ya son 14 años, ya estoy preparado psicológicamente, cada cosa de trabajo, juegos y ahí voy, no tengo limitaciones”.
Elmer Iglesisas
Hace algunos años, Elmer se preparaba para recibir un trasplante de riñón. Sus esperanzas se desvanecieron al enterarse que la persona donante fue diagnosticada con cálculos en la vejiga, este suceso hizo que considerara cambiar su estilo de vida y cuidarse aún más. “Mi mente hizo el cambio y me dije ‘no, si voy a fregar a alguien mejor no friego a nadie (en referencia al trasplante)’ y empecé a cuidarme más, y así he durado 14 años y espero durar más”, apunta.
Su esposa María Torres es quien se encarga de cuidar su alimentación y está al pendiente de sus cuidados. Iglesias cuenta que “viajo una vez al mes al Seguro Social de San Miguel, porque gracias Dios no me enfermo mucho, no recaigo mucho. Voy a pasar consulta y sacar los medicamentos que me tengo que tomar”.
Para Elmer, sobrellevar la insuficiencia renal se logra mediante la disciplina, “es más rígida esa enfermedad que estar en una escuela militar, porque a la hora se debe de tomar la medicina y hacerse el tratamiento”.
Al contar con más de una década de ser paciente renal, Elmer incentiva a las personas que han sido diagnosticadas a aprender a vivir con esa enfermedad.
“No se queden, acepten la enfermedad. Para adelante, porque es como uno debe de sobresalir psicológicamente, mentalmente, en la familia, que es lo primordial y es lo que ayuda, y seguir el tratamiento al pie de la letra”, dice con seguridad.