La meta es recolectar 80,000 huevos de tortugas marinas de las diferentes especies para incubarlos en los corrales de protección ubicados en las playas El Icacal, de Intipucá, Las Tunas, de Conchagua; departamento de La Unión y El Cuco del municipio de Chirilagua, departamento de San Miguel.
El corral o vivero es parte de un proyecto de la conservación de las tortugas marina que financia el Fondo de Inversión Ambiental de El Salvador (FIAES) y es ejecutado por la Agencia de Desarrollo Local de La Unión (Adel).
Los corrales están ubicados a orillas de la playa, son hechos de madera y rodeados con malla metálica; tienen un relleno de arena para hacer los orificios de los nidos y poder enterrar los huevos que luego son monitoreados por el técnico encargado; después de la eclosión los neonatos son liberados en las mismas playas.
Hay grupos de personas conocidas como tortugueros, son los encargados de recolectar todos los huevos que depositan las tortugas a orillas de las costas; luego son entregados en los viveros, les pagan $2.50 por cada docena y donan 2 unidades es como una compensación al medio ambiente que hace cada recolector.
El Icacal cuenta con 93 personas recolectores entre hombres y mujeres; son lugareños capacitados y autorizados para recoger los huevos que luego son llevados al vivero, ellos trabajan de noche ubicando los puntos donde las tortugas llegan a desovar.
El 27 de agosto empezaron a recibir los huevos en el vivero de la playa El Icacal, en Intipucá, actualmente tienen incubados más de 9 mil huevos enterrados en 79 nidos de huevos de la especie Golfina y 1 de Carey.
Juan Carlos Hernández, técnico encargado del vivero de El Icacal, manifestó que están motivados para esta temporada porque la meta es recolectar los 80,000 huevos en los tres viveros que son administrados por Adel: “Nosotros como vivero El Icacal tenemos una meta de 36,000 huevos esperamos cumplirlas con el afán de proteger este recurso que está en peligro de extinción”.
Hernández, indicó que en el 2022 se incubaron 43,000 sobrepasaron la meta que era de 36,000 porque contaron con patrocinadores para la compra de más huevos, “tuvimos una eclosión del 95 por ciento de los huevos de las especies Golfinas, Carey y Prietas, los que no lograron nacer fue debido a los altos cambios bruscos de las mareas y llegaban hasta donde las tortugas recién habían enterrado los huevos, se mojaban y agarraban algún tipo de bacteria u hongo”.
Algunos ambientalistas manifestaron que las amenazas contra la conservación de la tortuga marina continúan siendo la comercialización y consumo del huevo, algunas malas prácticas de la pesca industrial y la artesanal y los desechos sólidos que la misma población lanza en las costas.