Varios vendedores del Mercado Central se encontraron en horas de la madrugada con la cruda imagen de ver el sector cinco en llamas; algunos llegaron corriendo con el aviso de otros vendedores que les avisaron.
William Morales, de 47 años, llegó a eso de las seis de la mañana. “Ve qué alegre está el mercado” comentó que fue la primera impresión al ver mucha gente en la zona. Mientras avanzaba, se dio cuenta del incendio.
Su negocio “Carnes Toñita”, el cual había heredado de sus papás, está entre los puestos que se quemaron por completo. “Son más de 45 años de trabajo, la vida de mis padres y la mía está invertida ahí”
Morales comentó que le intentaron avisar del incidente, pero él simplemente había decidido apagar el teléfono, por lo que cuando llegó a ver el humo saliendo de la entrada del edificio cinco, fue una gran impresión.
Yessica Escamilla es una empleada y proveedora del sector de carnes del mercado, y durante 18 años se ha dedicado a la elaboración y venta de chorizos. “Todos de una o de otra manera hemos perdido, pero las cosas suceden porque tienen que suceder, Dios sabe cómo lleva todo”, dijo.
Escamilla recalcó que todos los trabajadores del mercado necesitarán apoyo y ayuda. “Yo lloré al ver cómo quedó todo eso, es trabajo de años desde su juventud, si ellos han de estar preocupados, yo que soy empleada me duele esta situación”.
Para muchas personas como Yessica, el mercado es la única fuente de ingreso que tienen para llevar el alimento a su familia. “Esta situación afecta no solo a los dueños de los puestos y sus empleados; sino a todos. Desde los que venden café, los que hacen viajes, los que mueven mercadería y otros”.
Aunque hasta el momento las autoridades no han ampliado la causa del incendio, los vendedores creen que la causa es el descuido en el mantenimiento del mercado, principalmente en el sistema eléctrico, pues cuando han ocurrido pequeños incidentes de corto circuito, la administración de mercados durante años ha hecho remiendos y no arreglos profundos que prevengan este tipo de situaciones. "El sistema eléctrico es el mismo de cuando se inauguró el mercado, creo que estaban sobre saturados y puede haber sido la causa del incendio" opinó una vendedora que prefirió no identificarse.
Los vendedores pudieron ingresar al mercado en grupos de diez durante el día y se habilitaron varios portones hasta las cuatro de la tarde, lamentando que los puestos que sucumbieron con el fuego no tendrán garantía de recuperar o de ser beneficiados con alguna ayuda.
Los vendedores de otros sectores se sintieron afectados no solo por el cierre del mercado, sino también por el corte de luz en las instalaciones y la concentración de humo.
María Alicia Cruz, vendedora de mariscos en el edificio siete, estaba esperando en los alrededores del mercado que se permitiera el ingreso para poder recuperar su mercadería, “todas hemos sido afectadas porque no han dado chance de nada, ni de recuperar mercadería, yo tendría que aunque sea echarle hielo a mi venta y no se va a poder”.
Moises Umaña fue otro vendedor que llegó en el momento en que el fuego consumía los puestos. “Como madrugamos, nos dimos cuenta”, dijo el vendedor, asegura que en sus 53 años, este es el tercer incendio que le ha tocado presenciar.
Umaña comenta que el fuego se apagó gracias al trabajo colaborativo de vendedores y trabajadores que apoyaron a los bomberos. “Si no actuábamos, se iba a expandir más, los del edificio de las flores acarrearon agua porque en el de nosotros no había”.
Hermelinda Leiva, quien tenía una refresquería desde hace 30 años, perdió todo su local. “Queremos que arreglen esta situación rápido para que regresemos al puesto”. La vendedora firma que espera que le regresen su puesto, pues actualmente no es conveniente vender en la calle, por lo que expresó su llamado a las autoridades para que esta situación se solvente de la mejor manera.
Actualmente, muchas de las y los vendedores del sector del Mercado Central son comerciantes que han continuado con el legado de sus padres de comercializar productos de alimentos, hojalatería, medicamentos y otros productos, que iniciaron vendiéndose en las calles de San Salvador. Por ello esperan que las autoridades les apoyen no solo a mantener el sustento de sus familias sino la tradición que se ha construido entre los pasillos de negocios durante 50 años.