Un hombre de aproximadamente 60 años, falleció este jueves 31 de octubre dentro del cementerio general de Jiquilisco en Usulután, mientras realizaba labores de limpieza en una tumba previo al Día de los Difuntos.
Según testigos, cuando vieron que el hombre se desplomó, llamaron a las autoridades policiales quienes llegaron de inmediato para determinar las causas de su muerte; aunque no se ha brindado una información oficial del hecho, personas manifestaron que podría tratarse de un infarto fulminante.
En redes sociales personas que lo conocían lamentaron lo sucedido y señalaron que era del cantón Cabos Negros de Jiquilisco y lo identificaron como Adonay Durán.
Un hecho similar ocurrió el año 2022, según el reporte policial, un hombre sufrió un infarto cuando conducía a bordo de su vehículo, por lo que perdió el control y se accidentó contra una vivienda; en este percance su esposa quien lo acompañaba resultó lesionada.
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Este hecho ocurrió en la ciudad de San Miguel. «La información que se tiene, según el médico forense, es que le dio un infarto agudo miocardio», dijo la fiscal que procesó la escena. Añadió que el hombre llevaba a su esposa a un centro asistencial cercano a la zona del accidente.
En una investigación realizada por este medio hace un par de semanas, se concluyó que la pandemia del COVID-19, más allá de sus devastadoras consecuencias respiratorias inmediatas, ha dejado una huella profunda y duradera en la salud cardiovascular.
Según el doctor Juan José Flores Molina, presidente de la Asociación Salvadoreña de Cardiología, el virus desencadenó una serie de complicaciones cardíacas que afectan tanto a pacientes con factores de riesgo previos como a individuos que hasta entonces no habían presentado problemas de salud significativos.