Entre el cuerpo de docentes de la red educativa pública a nivel nacional, existe mucho temor de conversar libremente sobre la realidad que viven en los centros escolares, pues consideran que puede haber represalias de parte del Gobierno si la denuncian.
Un miembro del sindicato Bases Magisteriales, quien monitorea constantemente el diario vivir de la comunidad educativa en Morazán, aceptó conversar con El Diario de Hoy bajo condición de anonimato, para describir de primera mano lo que ocurre entre los -aproximadamente- 345 centros educativos del departamento.
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En términos generales, ¿cuál es la realidad en Morazán, en cuanto a la remodelación de centros educativos, o la construcción de nuevos?
En Morazán ha existido bastante la necesidad de reparación de muchos centros educativos, porque muchos de ellos ya vienen de épocas lejanas. Por ejemplo, algunos son de 1960, otros se construyeron después de la guerra, y esto ha generado bastante incomodidad para los profesores, los niños y la comunidad educativas, por el hecho de que no hay aulas seguras.
Muchos fueron dañadas por los terremotos, otros por los temporales, a veces las duralitas, o en las partes de ingreso a la escuelas, hay rampas que se han levantado.
Como Bases Magisteriales esto nos tiene bastante preocupados, esperamos que estas situaciones se vayan mejorando, porque es un derecho que tienen los niños y también es una obligación del Estado responder a las demandas que tiene la comunidad educativa, para que a la educación se le de realmente el empuje que necesita.
El discurso del presidente en septiembre de 2022, en el programa Mi Nueva Escuela, es que remodelarían o construirían mil escuelas al día en un año. Retrocedamos incluso a 2019, cuando inició la administración Bukele. ¿Qué han constatado en el departamento como Bases Magisteriales?
A partir de 2019, como Bases Magisteriales no tenemos claridad de que se hayan construido nuevas, sin embargo se han hecho unos pequeños arreglos en algunas escuelas, no así en todas.
Pero hay que reconocer que antes de 2019, sí se construyeron escuelas en el departamento que sí son dignas, como tres a cuatro escuelas, como la escuela ubicada en El Mozote, que tiene las condiciones pedagógicas necesarias y la ambientación adecuada, condiciones favorables para los alumnos y para el impartir de las clases de los docentes. También la escuela de El Divisadero y la del Km. 18 en Morazán.
En redes sociales, el Ministerio de Educación ha dado a conocer que se plantea remodelaciones de centros escolares a nivel nacional, que incluye canchas, juegos infantiles, bibliotecas, etc. ¿Existe eso en Morazán?
De manera generalizada, eso no existe en Morazán. Las escuelas se han ido construyendo con base en las necesidades de las comunidades, de los caseríos. Con EDUCO (Educación con Participación de las Comunidades, programa ejecutado entre 1991 y 2011) entró la educación, hubo cobertura pero no esa dignificación de los niños en cuanto a tener espacios recreativos necesarios, escuelas amplias, buenas construcciones, todo eso no existe.
Se construyeron escuelas de un aula, dos aulas… que en su momento era válido, porque se estaba dando clase en casas particulares. Pero ahora en día, necesitamos que avance la educación, y si se pudiera cumplir el sueño de tener la escuela que plantea el Gobierno, con todos los componentes necesarios, sería el sueño a cumplir, el reto a trazar, para derrumbar el muro de la ineficiencia que se tiene en los centros educativos.
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Hablemos de la entrega de tablets y laptops a docentes y estudiantes, entendemos que ha sido generalizada y que ya cuentan con los equipos.
La entrega ha sido una entrega total, se puede decir que al 100%, son pocos o nada los alumnos que faltan por entregar.
La dificultad que se tiene en el departamento es que las zonas donde están ubicadas las escuelas no existe la señal, ni acceso a internet ni teléfono. Todo esto hace que el alumno se las rebusque, que vea si agarra señal a algún lugar, se retira de su casa, y en algotros casos los alumnos se dedican a tenerla, aprenderla y manejar algunos programas que necesitan internet.
Pero para tener un ambiente y clase de calidad, el profesor necesita investigar algo, ir a un sitio web necesario, buscar las páginas donde está la información, pero eso no existe, porque está la dificultad (de la conexión) no en todas, pero sí en una gran parte de escuelas no existe la cobertura del internet.
Muchos alumnos no tienen el acceso directo a la información que necesitan para poder empoderarse de las clases.
En esas condiciones, ¿cómo ha impactado el uso de esta tecnología en la educación en Morazán?
Hemos visto como Bases Magisteriales que van cerca de más de dos años que se empezaron a dar las tablets y computadoras, y ya es el momento de que el Gobierno haga su propio diagnóstico de qué tanto ha avanzado la educación con estas herramientas.
De lo contrario, estaríamos dando herramientas sin saber si ha habido un avance en la enseñanza y aprendizaje de los alumnos, o solamente se están entregando por entregarlas.
Entre los aproximadamente 345 centros educativos en Morazán, ¿cuántos tienen servicio de Internet?
No tenemos el dato exacto, pero puedo asegurar que las de la cabecera departamental (San Francisco Gotera) la mayoría sí tienen, y también las de los pueblos, estamos hablando de los 26 municipios del departamento. El gran problema es en las zonas de difícil acceso, en la zona rural, donde los lugares geográficos donde están ubicadas las escuelas, no tienen acceso. Y en algunos casos extremos, hay escuelas que todavía no tienen energía eléctrica.
Docentes consultadas en dos escuelas de Morazán nos informan que ha bajado el número de estudiantes en los salones de clase, y que es una tendencia general a nivel de país. ¿Por qué está pasando?
Hay un fenómeno social y es económico: los niños ya empiezan a trabajar, dejan el quinto o sexto grado y comienzan a suplir las enfermedades más prioritarias en los hogares, que es tener la comida, dispararle al hambre, buscar los recursos necesarios para ayudar a sus padres en cuanto a la economía. Los niños están yendo a trabajar las milpas, las frijoleras, y muchos de ellos también emigran para otro país, al ver que en este país a los jóvenes no se les da la oportunidad de empleo y llevar una vida más digna.