La demolición de los edificios de toda una cuadra, en el centro histórico de la capital, ha generado toneladas de ripio que seguramente habrían creado una montaña que no se podría esconder fácilmente. Así, los constructores y el Gobierno decidieron entonces esparcir los restos por varios puntos alrededor de la capital.
Desde diciembre 2021 hasta inicios de febrero 2022, se hicieron los principales trabajos de demolición de la Biblioteca Nacional, así como otros edificios que estaban en la cuadra que abarcará la nueva Biblioteca construida por la cooperación del régimen de China. Hasta inicios de abril la demolición aún no había sido completada, debido a que faltaban algunas estructuras subterráneas.
El Diario de Hoy pudo constatar, en distintos días y diversos recorridos, que los obreros en la construcción separan el metal que puede ser reutilizado para transportarlo a un negocio dedicado al reciclaje; pero los restos de techos, paredes y pisos desprovistos ya de metal salían de la obra en camiones de volteo particulares, sin ningún distintivo de alguna empresa, y en algunas ocasiones fueron utilizados camiones del Ministerio de Obras Públicas.
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Este periódico verificó el uso de tres rutas de destino para el ripio: Una cantera en San Matías, La Libertad; otra cantera en bulevar Bazzini, Colón, La Libertad; y el Aeropuerto Internacional San Óscar Arnulfo Romero. Hay más rutas, pero que no se pudo verificar el destino final.
Como estrategia de disposición, en lugar de generar una montaña con miles de toneladas de ripio que podría poner en alerta a las comunidades cercanas, se optó por crear varios promontorios en distintos puntos alrededor de la capital. Los camiones de volteo salen algunas veces sin ningún tipo de cobertura encima del ripio. Y no se sigue una ruta única previamente establecida, lo cual va en contra de lo establecido en los artículos 8 y 9 del
Reglamento Especial para el Manejo de Desechos Sólidos.
El artículo 8 dice: “Los equipos deben ir debidamente cubiertos para evitar la dispersión de los desechos”.
Mientras que el Art.9 expresa que: “Los equipos de transporte pesado de desechos sólidos, desde la estación de transferencia, hacia el sitio de disposición final, deberán de estar debidamente identificados. En su recorrido, se respetará una ruta única y previamente establecida.
Así mismo, en el Art.7 se resalta que se debe de seguir un horario y una misma ruta, requisitos que tampoco han sido cumplidos.
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Se solicitó información al Ministerio de Medio Ambiente y el pasado 28 de abril contestó, vía oficina OIR; que no tienen registro de algún proyecto llamado “Biblioteca Nacional”, además agregó que la Dirección General de Seguridad Hídrica no ha intervenido en las gestiones relacionadas con la demolición del inmueble, por lo que no cuentan con la información requerida.
Solo indicaron que se tiene registro de un sitio autorizado para depositar ripio ubicado en el km 33 1/2 carretera a Jayaque, pero no saben si se ha utilizado como sitió de disposición final de los restos del edificio de la Biblioteca Nacional.
Rutas
Los camiones que se dirigen hacia el aeropuerto pasan primero a una deshuesadera ubicada en el barrio San Jacinto, donde bajan de a pocos pedazos de metal para cambiarlos por dólares; luego retornan y se dirigen a la carretera en dirección al aeropuerto. Los camiones de volteo que son del Ministerio de Obras Públicas y de Transporte (MOP) se dirigen únicamente al aeropuerto.
Ingresan por el portón de bomberos a un costado del parqueo de visitantes. Por medio de vistas satelitales de Google Maps se observa que al lado de una pista hay un terreno en el cual se acumula basura. Se observa que es una pista secundaria.
Los transportes particulares que El Diario de Hoy siguió fueron en dos direcciones. Unos se dirigieron hacia San Matías, pasando por Quezaltepeque. Justo antes de la entrada al casco urbano de San Matías, los camiones giraron hacia la derecha hacia un predio, que según dijo un empleado de la Alcaldía de San Matías, no es un lugar autorizado para botar ripio.
De acuerdo con lugareños, es un sitio donde se vende y compra balastro como material de construcción. El camión llega y bota el ripio y se retira. Una semana después, se visitó el mismo sitio y ya no se encontraba restos de ripio. El botadero más visitado por los camiones que salieron del sitio de construcción, durante la semana de seguimiento, fue el de Lourdes, Colón, ubicado en ruta al bulevar Bazzini, carretera a Jayaque.
Ahí se encuentra una cantera. El sitio cuenta con vigilancia privada, al preguntar al encargado, comentó que al lugar no pueden llegar personas particulares a desechar ripio, sino que se debe de pagar. Al preguntar por un precio por el servicio, se negó en responder. Luego de que los camiones tiran el ripio llegan personas particulares a buscar materiales que puedan servirles para sus viviendas. Alrededor de la pedrera se encuentran algunas comunidades de escasos recursos.
Ley del MARN
Según la ley, es el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) la institución encargada de realizar las operaciones de supervisión del manejo desechos generados por los trabajos de construcción o demolición. Según el artículo 7 de la Ley del Ministerio, quienes deben de ejecutar un plan de supervisión de las rutas, el manejo de los desechos y los terrenos donde serán el punto final del ripio es el MARN.
Estas y otras leyes las ha hecho cumplir en otras ocasiones la institución. En sus redes sociales se logra ver que sí se hace un monitoreo de estos lugares, pero en esta ocasión no se ha realizado.
El 25 de marzo de 2021, el MARN publicó en sus redes sociales que este tipo de práctica es ilegal y conlleva una sanción grave.
Lo único que se está haciendo en esta ocasión con el proyecto de la nueva Biblioteca Nacional, al no contar con un plan de manejo de los desechos de construcción, es trasladar los desechos a otro sitio menos visible.