El traslado de una adulta mayor, a través de una carreta halada por bueyes por el cauce del río Grande de San Miguel, visibilizó el problema de la falta de un puente que enfrenta la comunidad Las Conchas, en el cantón Puerto Parada, del departamento de Usulután.
Así fue la difícil situación a la que se tuvo que enfrentar Gladis Ayala, una mujer de 68 años y ciega, quien llevaba cuatro días en un estado delicado de salud por una lesión que se hizo en uno de sus pies a causa de un golpe con una piedra al momento de ir al baño.
Según relataron sus familiares, pese a las curaciones que le hacía su hermana, la lesión se le agravó, posiblemente relacionado a su condición de diabetes.
El traslado a un sanatorio fue posible hasta que pudieron encontrar a alguien con carreta para trasladarla al otro lado del río.

La atención primaria fue dada por los socorristas de Cruz Verde de Puerto Parada, quienes posteriormente la trasladaron en ambulancia hacia el hospital San Pedro, de Usulután.
"Cuando le empezó (a cambiar de color la lesión) yo decía que si la trasladaba al hospital, pero ella me decía: solo cúrame y pues veremos si salgo bien. Ya tenía varios días de estar en eso, pero no hallábamos cómo trasladarla," explicó Elena Ayala, hermana de Gladys.
Elena relató que se buscó ayuda de dos personas con carreta en la comunidad, pero debido a sus labores agrícolas no pudieron trasladar a Gladis hasta el cuarto día, cuando un joven que trabajaba en unas parcelas accedió a transportarla. El trayecto de aproximadamente cinco cuadras se le hizo imposible a Gladis debido a su condición de salud.
Los socorristas captaron en video la difícil situación de Gladis. Tras 12 días, la familia confirmó que fue referida al Hospital Nacional San Juan de Dios de San Miguel debido a la complicación de su estado de salud, que incluyó la amputación de una pierna debido a la lesión.
Sumado a la diabetes, Gladis sufre problemas de hipertensión e insuficiencia renal, condiciones que padece desde hace aproximadamente 23 años, aunque en los últimos 11 años ha tenido que frecuentar constantemente la clínica al otro lado del río y el hospital de Usulután. El desgaste en su salud le ha imposibilitado caminar, lo que ha dificultado su traslado durante el invierno debido a la peligrosidad del cruce del río.
"Muchas veces no hemos podido sacarla, especialmente en invierno. La comunidad sabe bien que pedimos ayuda porque, la verdad, no podía sacarla sola. Sus hijos viven lejos. En una ocasión, la sacaron en silla, entre cuatro personas, turnándose para cargarla hasta llegar al otro lado del río", explicó Elena.
Describió que en esa ocasión con ayuda de las personas de la comunidad bajo la lluvia, tuvieron que sacar a Gladys en una silla tipo "haraganas" y trasladarla en bote hacia el otro extremo del río, ya que había subido el nivel del cauce.
Cruz Verde informó que el año pasado brindaron asistencia a Gladis en dos ocasiones. En una de ellas intentaron cruzar el río a pie con ella, pero debido a la angostura del puente provisional instalado, tuvieron problemas y casi cayeron al río. Por eso, en esta ocasión idearon trasladarla en carreta hacia el otro lado del río, donde la esperaban para el traslado, ya que no se puede llegar en vehículo.
Para sacar un paciente de ahí prácticamente se hace en un promedio de una hora y en estado delicado es complicado por el riesgo de que pueda fallecer antes de brindarle asistencia debido a la dificultad por el tiempo, detalló el personal que atendió la emergencia.
Así ha sido un sufrimiento constante para Gladys y su familia ante la falta de un puente y acceso de calles a su comunidad.
Más de 30 adultos mayores enfrentan las mismas dificultades
A estos desafíos se enfrentan también más de 30 adultos mayores que habitan en el sector, quienes deben esperar el verano para poder recibir asistencia médica, ya que la mayoría no puede caminar sin ayuda o requiere bastones, muletas o silla de ruedas, lo que complica el paso por el puente provisional, ya sea a pie o en bote.
"En invierno es muy difícil dar asistencia en ambulancia a un paciente. Practicamente tienen que esperar la voluntad de Dios porque cuando el río está a nivel de borde, es muy complicado trasladar a alguien. No hemos podido hacerlo en ninguna ocasión, y ya hemos tenido pacientes en estado grave al otro lado, pero lamentablemente no hemos podido ayudarlos", agregó Jimmy, jefe de socorristas de Cruz Verde Puerto Parada.
El paso por el río es el único acceso para poder salir de la comunidad, según manifiestan los habitantes de la zona, que alberga 65 familias quienes a diario deben cruzar por el río para poder entrar y salir, al igual que personas de otras comunidades que tienen sus parcelas en ese sector.
Los habitantes aseguran que nunca han tenido un puente y estos casos dejan ver la necesidad que tienen por los riesgos a los que se enfrentan.
Acciones ejecutadas por la comunidad
Toda la vida, las personas han tenido que cruzar el río a pie para evitar mojarse o caerse en las piedras. Hace muchos años, se había instalado una garrucha que dejó de funcionar tras el huracán Mitch, cuando uno de los cables de soporte se desprendió.
Después de eso, Cáritas ayudó a colocar un cable nuevo, y las personas se deslizaban con lazo. Sin embargo, esto generaba desgaste en el cable y el riesgo de caída al río, por lo que con los años idearon usar un bote unidireccional para el cruce de personas, aunque no era funcional en verano, cuando las aguas bajan de nivel.
La directiva con la comunidad idearon después la colocación de un puente provisional, elaborado con madera, este recurso es utilizado solamente en verano debido a la fragilidad del material. Lo montan en la época seca y lo desmontan en invierno; en el año utilizan el puente provisional y el bote para poder cruzar.
Los habitantes relataron que la primera vez que colocaron el puente, una creciente repentina al inicio del invierno lo arrastró.
Por eso, en mayo, al inicio del invierno, retiran las tablas y las vuelven a colocar a mediados de octubre, cuando comienza el verano.
Cada año, se requiere mano de obra y materiales, todo proporcionado por la misma comunidad.
El puente se instala amarrando con lazos y alambre, colocando estacas en las isletas de arena en el río, y las tablas de madera.
El puente tiene aproximadamente 140 metros de largo y menos de medio metro de ancho. El proceso de armado toma dos días y cuesta alrededor de $50.00 cada vez.
"Ese puentecito de tabla tenemos como 2 o 3 años de estarlo haciendo todos los veranos cuando el río baja su caudal, porque el bote ya topa en arena y nos quita bastante tiempo de estar reparándolo porque se nos arruinaba cada año. Luego se nos ocurrió la idea del puente para poder estar pasando más flexible", dijo Víctor Centeno, presidente de la Adesco del caserío Las Conchas.
Durante la época seca, cuando las aguas son relativamente bajas, una persona joven puede caminar a través del río o el puente sin inconvenientes.
Sin embargo, para un adulto mayor, que tiene dificultades para caminar o necesita ayuda con bastones, silla de ruedas o muletas, la única forma de trasladarlo es mediante carreta en verano, ya que en invierno deben hacerlo en bote, con el riesgo de volcarse.
De día y de noche, las personas cruzan el puente, enfrentando riesgos.
La directiva ha asignado a una persona encargada del manejo del bote, que cobra un precio simbólico de $0.25 por persona para el mantenimiento del bote. Cuando el río crece, arrastra troncos y objetos grandes que pueden volcar la embarcación, lo que pone en peligro a las personas que cruzan el agua. Por eso, muchos esperan hasta el verano para salir.
En una ocasión, una barrera de ninfas en el río volcó el bote en el que viajaban dos personas, pero afortunadamente, algunas personas a la orilla pudieron ayudar.
Debido a esto, en invierno, solo se transportan de una a dos personas en el bote, mientras que en verano, cuando el caudal está a un nivel más seguro, se transportan hasta seis personas.
Por eso en invierno, en el bote solo se trasladan de una a dos personas como medida de seguridad, en verano cuando el caudal queda en término medio, se transportan hasta 6 personas.
En otra ocasión los materiales de cemento que eran trasladados en el bote para la construcción del centro escolar, volcó, por esa razón las cargas solo se trasladan en carreta durante el verano. Las personas que cruzan el río lo hacen por la necesidad de salir a trabajar, los estudiantes a los centros educativos, personas que están en control de salud y quienes salen a comprar los alimentos.
Riesgo por cocodrilos en la zona
En los últimos años los avistamientos de cocodrilos en todas las zonas donde pasa el río Grande de San Miguel han aumentado, en este cruce del caserío Las Conchas, por lo que los pobladores deben tener mucho cuidado cuando cruzan ya que según testimonios los reptiles han matado a muchos caninos que acompañan a sus dueños en la travesía, y se alborotan cuando el agua aumenta, llegando hasta las afueras de las viviendas arrasando con aves de corral y hasta cabras, por lo que temen un ataque a las personas.
"La gente ni siquiera va a pescar al río por el peligro del cocodrilo", relató un líder comunitario.
Todos los habitantes del cantón Puerto Parada se ven afectados por falta de un puente o pasarela, esa zona geográficamente es la parte baja de la desembocadura del caudal más grande del oriente del país, el río Grande de San Miguel.
La construcción de un puente no solo representaría una mejora en su calidad de vida, sino también una medida vital para garantizar la seguridad de los más vulnerables, como los niños y adultos mayores, que son los más afectados por las difíciles condiciones de acceso, piden los habitantes de dicha comunidad.
"Tenemos un montón de niños estudiando, aquí en nuestra comunidad hay escuela, pero es un grado bajo, el niño que llegue al quinto grado tiene que movilizarse a otra escuela en el otro lado, o sea, tiene que cruzar por ley y entonces cuando ese río está tremendo, hay que pagar en dos botes para irlos a dejar y a traer" relató el líder comunitario.
La comunidad ha sido muy unida y desde hace más de 40 años y señalan que han hecho solicitudes en cada gobierno presidencial y municipal y que hasta la fecha no han sido escuchados.
Recientemente la directiva fue a San Salvador a presentar un documento con la firma de todos los habitantes al Ministerio de Obras Públicas (MOPT) y a la Dirección de Obras Municipales (DOM), solicitando un proyecto de construcción de un puente o paso peatonal, pero dicen que no han tenido una respuesta.
Los proyectos de desarrollo han quedado de lado en este sector ya que la comunidad todavía cuenta con calles rurales, por lo que resulta imposible el ingreso de vehículos, cuando se registran emergencias las personas deben salir al río a pie, en canoa o en carretas.
La comunidad sigue esperando respuestas urgentes de las autoridades, con la esperanza de que sus voces finalmente sean escuchadas y se concrete una solución a largo plazo.
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