“No podía dejarlos desamparados”, señala entre suspiros Fidencio Martínez y Martínez, notablemente conmovido al recordar cómo 25 años atrás decidió iniciar un proyecto de recolección de materiales reciclables como alternativa para ayudar económicamente a dos de sus empleados.
A solo unos días de cumplir 60 años, Fidencio ha dedicado la mayor parte de su vida a trabajar en un taller de reparación de vehículos en Sonsonate, sin embargo, la vida lo puso en una situación difícil y por escasez de trabajo decidió “enviar a descansar a dos empleados, sin sueldo”, algo que le robaba la tranquilidad.
“Cuando ellos tomaron sus mochilas y los vi que se iban para la casa me sentí mal y pensé que quien tenía que hacer algo por ellos soy yo. Les dije: vengan, regresen, vamos a ver qué hacemos”. Fue en aquel momento cuando surgió la idea de comprar el hierro y revenderlo.
“Estábamos manteniendo la fuente de trabajo, eso es importante; aunque inicialmente las actividades se dividían en grupos, por ejemplo, uno salía en búsqueda de los materiales y otro se debía quedar en el taller a la espera de algún cliente. Es así como nace la idea del reciclaje para entretener a los trabajadores y ayudarlos”, agregó.
Tomaron el predio del taller como zona de almacenamiento para los materiales reciclables y con el paso del tiempo se dieron cuenta de la necesidad de tener un lugar solo para esta actividad. Aunque, según Fidencio, al no contar con experiencia previa no se tenía un registro y se desconocía las ganancias reales del trabajo.
Fidencio recuerda que el negocio tomó un rumbo completamente inesperado cuando comenzó a recibir la asesoría de un grupo de promotores de la Fundación Empresarial para la Acción Social (Fundemas), aunque señala que en sus primeros encuentros se sentía inseguro, pues “ninguna empresa le gusta ensuciarse y menos meterse en este sector”, refiriéndose al trabajo de los desechos.
“Lo teníamos sin control y luchábamos contra el estigma. Le soy sincero, cuando llegaron los eco promotores de Fundemas, a lo que más nos ayudaron fue a ponerle orden a las finanzas”, dijo Fidencio, quien formó parte de una capacitación estratégica para este sector, a través del proyecto “Fortalecimiento de la cadena de valor para el modelo de reciclaje inclusivo en el mercado de El Salvador”.
“Gracias a Fundemas hemos logrado darle un buen rumbo al reciclaje, ellos son clave, yo les admiro porque entraron a un área donde nadie quiere entrar, es conflictiva y a la vez de gran beneficio para la sociedad”, afirma Fidencio, quien también recalca que el 70% del crecimiento del negocio es el fruto de la orientación que han recibido.
También detalla que a partir de la asesoría recibida han generado cinco empleos directos para jóvenes de la zona y otros indirectos que benefician a personas dedicadas a la extracción de los desechos que se encuentran en distintos lugares del país.
“Fundemas, para nosotros, es la punta de la lanza porque no solo nos han ayudado, sino también han organizado a los pepenadores de base, a los que andan con una bolsa”, dice. Este sector de la cadena de recolección ha sido capacitado y equipado para tratar los desechos en caso de manipular material contaminado.
Solo unos días después de finalizar este proyecto de capacitación, respaldado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), se calcula que se ha dado paso a 1,600 empleos en la cadena de valor del reciclaje, teniendo un impacto positivo no solo en la dinamización de la economía, sino que también tiene un aporte al cuidado del medio ambiente.