Más de 3,000 mujeres salvadoreñas han aprendido en los últimos 18 años a cuidarse en su etapa de gestación y a brindar a sus hijos una alimentación adecuada en sus primeros años de vida, a sabiendas que les evitará caer en una etapa de desnutrición que les puede provocar problemas de visión, retraso en el desarrollo de sus niños o, en el peor de los casos, muerte a temprana edad.
También han aprendido que el sobrepeso no es normal ya que los hace propensos a desarrollar enfermedades en su etapa de adulto.
“He aprendido a ser más comunicativa con él, a jugar (y con) la alimentación porque he aprendido a irle dando la alimentación adecuada”. Así de enfática fue Francisca Chávez, quien ha sido una de las féminas beneficiadas por Fusal con su programa de Primera Infancia, inicialmente conocido como Libras de Amor.
Las palabras de doña Francisca se repiten en las miles de mujeres salvadoreñas impactadas positivamente con la iniciativa, que desde el 2004 ha contribuido a la prevención de la malnutrición infantil, a la estimulación temprana de la niñez y a la promoción de prácticas de crianza y alimentación saludable entre las féminas embarazadas y sus familias, con el objetivo de contribuir a la construcción de entornos saludables y propicios para su desarrollo.
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“Es muy importante porque los niños aprenden bastante; por ejemplo ella ha aprendido mucho lo que son los colores, agarrar el lápiz, el lapicero. Ella se pone a escribir. Aprenden bastante”, agregó otra beneficiada, Elisa Hernández, en referencia a la atención integral que reciben en el programa.
Este tiene tres estrategias para contribuir con el desarrollo de las personas: club de embarazadas, visita domiciliar y círculos educativos.
La organización está convencida de que si un niño se desarrolla plenamente en sus primeros años de vida, podrá convertirse en un adulto productivo con herramientas para aprovechar oportunidades y romper el ciclo de la pobreza.
El impacto del programa de Primera Infancia de Fusal ha beneficiado, en sus 18 años, a más de 15 mil niños menores de cinco años; un promedio de 3,000 mujeres embarazadas y a cerca de 800 voluntarios comunitarios en 22 municipios donde ha estado presente desde sus inicios.
Actualmente el programa es implementado en cinco municipios de Usulután: Berlín, California, Puerto El Triunfo, Jiquilisco y Ozatlán.
Dichos municipios fueron considerados porque forman parte del corredor seco; es decir, es una zona altamente vulnerable a eventos climáticos y a sufrir alta inseguridad alimentaria.
La directora ejecutiva de Fusal, Karla Segovia, recordó que el programa inició en Apaneca, Ahuachapán. En ese entonces era conocido como Libras de Amor.
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Señaló que, para entonces, el municipio tenía un índice de desnutrición crónica infantil muy alto ya que uno de cada dos niños presentaba dicha condición.
Apaneca presentaba un 47% de desnutrición crónica y tras una década de trabajo lograron bajar el indicador al 20%.
Mientras que en los últimos dos años, y a pesar de las difíciles circunstancias que provocaron la pandemia por el covid-19, la desnutrición en niños de cero a dos años en Berlín, California y Puerto El Triunfo, pasó de 13% en 2020 al 7% a septiembre de 2022.
El déficit en desarrollo en niños menores de cuatro años, en los mismos municipios, pasó de 31% a 18% en dicho periodo.
“Un niño desnutrido tiene menos oportunidades de desarrollarse plenamente, ya que le es más difícil aprender en la escuela, jugar, y son más propensos a enfermarse. Esta realidad motivó a Fusal a crear el programa de Primera Infancia, en ese entonces llamado Libras de Amor, con el fin de crear un modelo que permitiera vencer la desnutrición, que desequilibra nuestra sociedad y la atrapa en la pobreza”, señaló Segovia.
Agregó que en los 18 años del programa tuvieron que enfrentar una serie de obstáculos; entre ellos, es que había desconocimiento de la población sobre las consecuencias que conlleva tener desnutrición y anemia. Por ejemplo, problemas de visión, muerte a temprana edad o retraso en el desarrollo.
Por ello, tuvieron que crear una campaña para evidenciar la gravedad de la desnutrición infantil.
La resistencia de las familias a mejorar sus prácticas alimenticias ha sido otro obstáculo que han tenido que enfrentar.
“A manera de ejemplo, todavía prevalece la creencia que un niño con sobrepeso no debe ser fuente de preocupación, cuando en realidad es una etapa en la que podemos evitar que en la vida adulta se desarrollen otras enfermedades. Asimismo, las prácticas de preparación de la comida, usar menos producto procesado, menos aceite, requiere vencer costumbres y tradiciones familiares y hasta culturales”, señaló Segovia.
La vulnerabilidad y nivel de ingreso de las familias atendidas son otras situaciones con las que ha tenido que enfrentar Fusal, evidenciando que cualquier impacto en sus medios de vida, ya sea por lluvias o cualquier otro desastre, le hace caer en un nivel de pobreza mayor y les dificulta el acceso a alimentos.
Por ejemplo, la reciente tormenta tropical Julia afectó mucho a la población de Berlín, donde tienen casi 1,000 familias beneficiadas.
Pero en general, realizaron una encuesta que les permitió identificar que el 69% de familias atendidas a nivel nacional habían sido afectadas por la tormenta y necesitaban principalmente alimento.
Las zonas en las que viven también pueden dificultar su acceso a servicios básicos como salud, agregó Segovia.
DATOS DE INTERÉS
Estudios: Fusal señaló que hay estudios específicos que han mostrado que las intervenciones que inician durante la gestación y en los primeros años de vida de los niños pueden reducir hasta en un 53% la mortalidad infantil, favorecer la permanencia del niño en la escuela, aumentar entre 5% y 50% los ingresos promedio de los niños en su etapa adulta y favorecer hasta con un 33% la posibilidad de que el niño salga de la pobreza.
Las atenciones: En el Club de Embarazadas promueven el desarrollo de embarazos saludables y enseñan estimulación prenatal y cuidados del recién nacido. Luego realizan visitas domiciliarias con el propósito de implementar vigilancia nutricional y brindar consejería a las familias para que adopten estilos de vida y prácticas que aseguren el desarrollo integral de la niñez en sus primeros dos años de vida. Los niños, entre 2 y 4 años, son invitados a participar en los Círculos de Estimulación Temprana, que se desarrollan en espacios comunitarios para fortalecer las diferentes áreas del desarrollo infantil y se les motiva a matricularse en el centro de educación parvularia más cercano.
Los orígenes: Fusal fue creada en 1986 por don Luis Poma y un grupo de empresarios que estaban comprometidos con el desarrollo de las comunidades vulnerables. Trabaja para que miles de familias rompan el círculo de la pobreza a través de la implementación de programas sociales enfocados en salud, nutrición, educación y respuesta ante emergencias y crisis humanitarias.
La inversión: Ha distribuido más de $850 millones en ayuda humanitaria; ha disminuido notablemente la malnutrición infantil y la anemia en 22 municipios del área rural del país; y facilitado oportunidades a través de estrategias de educación y desarrollo local para familias vulnerables.