Las comunidades del cantón Guajiniquil, del distrito de Lislique, en La Unión Norte, lamentan no ser una prioridad en los planes de inversión del gobierno central ni de la alcaldía; quizás por la razón de estar alejados de los intereses de la capital, dicen sus habitantes, al hacer referencia que están ubicados en la frontera con Honduras.
El cantón está formado por los caseríos Loma Alta, El Pedernal, Joval, Nacascolo, El Espino, Huertas, El Zapote, Mesas y Los Velásquez, con una población de 1,500 habitantes. Hay sectores donde las familias de más limitados recursos económicos no cuentan con el servicio de energía eléctrica; se alumbran con candiles, veladoras y madera de ocote.
El tener habilitados algunos accesos de calles principales ha sido trabajo de directivas de las comunidades locales con el apoyo de residentes en el exterior, que aportan mano de obra y materiales.
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Hasta hace más de un mes, la alcaldía de La Unión Norte les apoyó con una máquina para reparar los tramos más dañados de calle, pero la comunidad aportó el combustible y el pago del operario.
Hay caseríos donde el único medio de transporte son las bestias, que les ayudan para abastecerse de mercadería o salir hacer las diligencias del hogar, porque ahí nunca les ha llegado proyecto de calle. Son veredas rústicas que durante el invierno hasta para los caballos son difíciles de transitar.
Vicenta Bonilla, líder del caserío Los Velásquez, dice que la alcaldía les prestó una máquina motoniveladora durante una semana, y la comunidad contrató otra para reparar los tramos más dañados en una longitud de 5 kilómetros de calle de tierra.
"Gastamos $6,000 en la compra de combustible para las dos máquinas, pago de los operarios, y el material balastro. Así es como hemos logrado tener el acceso a nuestros caseríos, porque aquí estamos abandonados por el gobierno central, parece que nosotros no existiéramos para ellos, solo paras las elecciones porque andan buscando los votos", reclama Bonilla.
Vicenta Bonilla, de 20 años, es una de las jóvenes colaboradoras del caserío, quien está convencida, como el resto de sus vecinos, que son ellos los que tienen que buscar estrategias a través de actividades o apoyo económico de personas altruistas para resolver cada una de las necesidades que la misma comunidad va priorizando, y no esperar cuando tengan voluntad los gobernantes.
Vicenta cursó en 2022 segundo año de bachillerato, viajó desde el caserío Los Velásquez hasta el Complejo Educativo caserío El Pedernal (más de dos horas de distancia), viajó en motocicleta y tiene sus aspiraciones profesionales, pero la situación económica le frena.
Ceci Benítez, secretaria de la Asociación de Desarrollo Comunal Los Pinos, explica que las pocas mejoras que hay en los caseríos, incluyendo en la escuela de Guajiniquil Centro, es un esfuerzo de sus habitantes y algunos exalumnos que, en vista del abandono que tienen, están trabajando para hacer algunas mejoras en la infraestructura de la escuelita.
Están haciendo los trámites legales para que el terreno de la escuela tenga título de propiedad a nombre de la Asociación de Desarrollo Comunal local y luego darla en donación al Ministerio de Educación (MINED), para que el Estado no pongan inconvenientes de que por la falta de seguridad jurídica no pueden invertir en proyectos de mejoras.
Los servicios sanitarios de fosa sépticas, construidos en 1993, ya colapsaron, pero construyeron unos provisionales mientras logran recaudar fondos para hacerlos con sistema lavables; optaron por esa medida para evitar que las clases fueran suspendidas.
"Tenemos la grave necesidad de construir los servicios sanitarios porque los que están colapsaron; como hicimos pública la necesidad, los exalumnos estaban pidiendo en una página para recaudar fondos para construirlos con el apoyo de personas residentes en Estados Unidos. Entonces, vinieron de una institución del gobierno hace un mes y trajeron unos sistemas de filtros para evitar la contaminación y le darán mantenimiento", agrega Benítez.
Francisco Medina, residente y colaborador del caserío El Pedernal, insiste en que una de las necesidades principales que tiene la comunidad es con la escuela, mientras continúan esperando el proyecto de la ampliación del complejo. "Los muchachos siguen recibiendo las clases en el corredor, donde se han improvisado unas aulas con cartón y madera", añade.
Medina manifiesta que en el complejo educativo hay una matrícula de 104 alumnos, menos que en el 2023, porque muchos se fueron para el extranjero porque a nivel local no hay ningún tipo de progreso para jóvenes ni adultos.
"Le pedimos al Presidente que se acuerde de nosotros, aunque, la verdad, el departamento de La Unión es el olvidado que tiene el presidente del país; y en esta zona la única ayuda que nos llegan son los paquetes agrícolas, que lastimosamente vienen tardados para el tiempo de la siembra", agrega Medina.
En julio, los padres de familia, con el apoyo de los docentes, organizaron una fiesta para recaudar dinero.
Piden también que el Ministerio de Educación les autorice el bachillerato técnico, que sea de tres años; por el momento funciona el bachillerato general.
Algunos adultos manifestaron que todo sueño de los padres de familia es que en la localidad tengan un parque para los niños y todas las personas tengan un espacio donde divertirse por las tardes, al terminar la jornada de trabajo o escolar. Pero la única diversión que tienen es el fútbol y para eso tienen que salir a los juegos cantonales de la zona y los alrededores a participar de los partidos donde aún hay jóvenes; los que aún no han migrado.
En la zona, las principales fuentes de trabajo son la agricultura, ganadería, cultivo de pequeñas hortalizas y crianza de aves de corral para la subsistencia; además del ingreso de remesas de familiares en el exterior.
Las mujeres se dedican a los oficios domésticos y cuido de los hijos, un trabajo no remunerado. Otras a la pequeña preparación y venta de tortillas, tamales, pan y pupusas que les generan otro pequeño ingreso económico a sus familias.
Mientras que las aspiraciones para los jóvenes es seguir el ejemplo de los que migraron a los Estados Unidos, teniendo como motivación el lema: "aquí no hay progreso por ningún lado".
Palabras que hacen referencia a que muchos no logran terminar sus estudios porque no tienen las condiciones, otros que aseguran que no hay oportunidades laborales de empresas, solo la opción de usar el machete e irse a los cultivos del maíz o frijol y ayudar en las tareas.
Son escasos los jóvenes que han tenido la oportunidad económica de viajar a San Miguel para sacar sus estudios universitarios, quienes lo han hecho han optado por licenciatura en Ciencias Jurídicas o Administración de Empresas.
Fuentes extraoficiales del Ministerio de Educación (MINED) de la zona oriental manifestaron que en el departamento de La Unión son varias escuelas en similares condiciones a las del caserío Guajiniquil Centro y El Pedernal, con necesidades de ampliación, nuevas aulas y mejoras en los servicios sanitarios.