El 9 de mayo de 2023, la Fiscalía General de la República (FGR) informó sobre la captura de nueve personas, a quienes días después acusó de los delitos de defraudación a la economía pública y lavado de dinero y activos; delitos que habrían cometido al captar fondos a través de dos entidades fundadas por ellos: la Asociación Cooperativa de Ahorro, Crédito de Trabajadores en el Área Empresarial de Responsabilidad Limitada (Acotemic, de R.L.) y la Sociedad Cooperativa de Ahorro y Crédito ACOMATIC de Responsabilidad Limitada de Capital Variable (ACOMATIC de R.L. de C.V.).
El 24 de ese mismo mes y año, un juzgado contra crimen organizado realizó la audiencia de imposición de medidas contra los nueve capturados, de los cuales solo Ana Virginia Saravia fue puesta en libertad bajo medidas, mientras que Flor de María Saravia de Bonilla, Héctor Manuel de Jesús Ayala, Pablo Alexander Jiménez, Pedro Antonio Bonilla, Alba Lilian Aquino, Hilda Lorena Martínez, Carlos Antonio Bonilla y Amanda Aracely Jiménez fueron enviados a prisión preventiva.
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Sin embargo, muchos clientes de las cooperativas no se percataron de que los dirigentes de Acotemic y Acomatic habían sido capturados por lo que continuaron llevando su dinero a Acomatic para ponerlo como ahorro a plazos, atraídos por las altas tasas de interés que pagaba: hasta el 12% anual.
Afectados por la defraudación dijeron a El Diario de Hoy, que no entienden por qué si la Fiscalía había capturado a los fundadores y dirigentes de esas dos cooperativas, por qué Acomatic continuó captando dinero del público después de mayo de 2023, o por qué la Fiscalía no informó ampliamente sobre los problemas detectados en ambas cooperativas, como sí lo hizo, en conferencia de prensa, en el caso de Cosavi, en mayo del corriente año.
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habrían sido defraudados, según la Fiscalía General de la República, a través de las cooperativas Acotemic y Acomatic, que operaban en mayormente en la zona oriental de El Salvador.
Una mujer originaria de la zona oriental, donde ambas cooperativas operaban, fue una de muchas personas que no se enteró de las capturas de dirigentes de Acotemic y Acomatic, y llevó su dinero a esta última cooperativa, donde depositó 70,000 dólares, producto de toda una vida de trabajo en Estados Unidos a donde emigró cuando era niña.
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“Yo trabajé 55 años, los siete días de la semana, a veces aguantando hambre, para poder hacer lo que hice, porque quería tener una vida digna. Yo y mis hijas nos vestíamos de ropa usada para poder ahorrar. Luchamos duro y ahora a mis 68 años no sé cómo le voy a hacer”, comentó.
Copias de certificados a plazo de varias víctimas a las que El Diario de Hoy ha tenido acceso confirman que la cooperativa Acomatic continuó recibiendo dinero del público varios meses después de las referidas capturas.
Una empleada a quien algunos afectados mencionan con el nombre de Johana, les comentó a algunos depositantes que la cooperativa había tenido “un problemita que se iba a solucionar el 20 de noviembre (de 2023)”, pero que todo estaba bien.
“Yo no sabía nada de los problemas, no sabía que esa gente estaba presa. Cuando quise sacar mi dinero me dijeron que no había”, explicó otra víctima que aún guarda esperanzas de que recuperar su dinero, a pesar de que en una reunión en San Miguel a la cual los fiscales del caso convocaron a los afectados, les dijeron que solo habían recuperado un 10% del patrimonio que tenían las cooperativas, esto es que de cada 100 dólares, solo se ha podido recuperar 10.
Esta persona (que pidió omitir su nombre) hizo un depósito de $30 mil a finales de junio de 2023, es decir, cuando ya había transcurrido más de un mes de que los directivos de Acotemic y Acomatic habían sido arrestados y enviados a prisión.
“Yo no vi que la Fiscalía saliera a decir en público los problemas que había encontrado en esas cooperativas, si no jamás hubiera llevado mis ahorros allí. Actuaron (los fiscales del caso) con mucho hermetismo y dejaron que las cooperativas siguieran agarrando dinero de la gente”, comentó un afectado, quien ha sido empleado público, y trasladó sus ahorros que tenía en otra cooperativa para darle sus estudios universitarios a sus hijos.
Auditorías realizadas por el Instituto Salvadoreño de Fomento Cooperativo (Insafocoop), en junio y diciembre de 2021 y diciembre de 2022, indican que Acotemic no estaba autorizada para recibir fondos del público
“...la sociedad ACOMATIC DE R.L. DE C.V. fue creada el 23 de noviembre del 2020, desde su constitución adolece de ilegalidades e irregularidades como es que por su finalidad social no puede estar sujeta al régimen patrimonial de Capital Variable, y sobre todo y lo más grave es que nunca ha estado facultada para captar fondos del público, pues de acuerdo a su naturaleza jurídica no es sujeto de fiscalización ni por INSAFOCOOP, ni por la Superintendencia del Sistema Financiero”, reza en parte un informe de auditoría al que se tuvo acceso.
Si Acomatic era una sociedad con irregularidades e ilegalidades, si no estaba autorizada para captar fondos del público, si sus fundadores y directivos habían sido capturados en mayo de 2023, ¿por qué esa empresa siguió captando fondos del público? ¿Los fiscales del caso no se enteraron que Acomatic seguía captando ahorros del público?
El pasado 30 de septiembre, El Diario de Hoy gestionó la versión de la Fiscalía, precisamente para despejar las dudas anteriores, sin embargo, al cierre de esta nota, esa institución continuaba en silencio.
¿Y el oficial de cumplimiento?
A pesar de que en documentos judiciales se indica constantemente que los responsables del fraude financiero en Acotemic y Acomatic son, mayormente las personas que ocupaban cargos de gerencia, cajeros, asesores de créditos, el oficial de cumplimiento y los miembros del consejo de administración y de junta de vigilancia, debido a que la mayoría de hallazgos (irregularidades e ilegalidades) están relacionadas a esas personas, entre los capturados y procesados no está el oficial de cumplimiento de tales cooperativas y tampoco se lo menciona como investigado en el proceso judicial.
Para tener una idea sobre si el oficial de cumplimiento hacía o no su trabajo, baste decir que en menos de 18 meses, la imputada Flor de María Saravia de Bonilla movilizó más de 15 millones de Acomatic, de la cuenta No. 61013101, aperturada a nombre Bosa, S.A. de C.V., una sociedad de ella, su marido y otros parientes que también ha sido señalada de irregular.
De acuerdo a documentos de auditoría a los que se ha tenido acceso, la mencionada cuenta fue abierta el 11 de mayo de 2022, con tan solo dos dólares.
Tres días después, el 14 de mayo, en esa cuenta se había depositado la suma de $3,991,018.71 como depósito a plazo fijo. Este dinero provenía de un préstamo previo de $4.5 millones que la misma cooperativa había hecho a Bosa, sociedad cuya representación legal ejercía la imputada Saravia de Bonilla.
El 26 de julio de 2021, en la cuenta 61013101 se depositaban $2,700,000 en concepto de intereses pagados por adelantado al depósito a plazo fijo mencionado en el párrafo anterior.
En ese mismo concepto, el 27 de noviembre de ese mismo año, en la misma cuenta fueron abonados $1,950,000; el 29 de enero del 2022, también recibió $2,730,000; el 22 de febrero de ese mismo año recibió también como pago adelantado de intereses, la suma de $3,600,000, luego en esa misma cuenta fueron hechos dos depósitos, uno por $37,802 y otro por $326,827.18. Estas dos últimas cantidades no existe fecha de cuándo fueron depositadas ni en qué concepto.
De acuerdo con documentos sobre el caso, según la Fiscalía, los fondos que ingresaron a la cuenta 61013101 son de origen ilícito pues fueron producto de la entrega de un crédito otorgado por Acomatic, del cual la mayor parte fue depositado en la misma cooperativa Acomatic bajo la figura de depósito a plazo fijo, con el beneficio de pago de intereses por adelantado.
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son, aproximadamente, las personas afectadas por el fraude financiero cometido por fundadores y directivos de las cooperativas Acotemic y Acomatic, según cifras que manejan algunas víctimas.
De acuerdo con fuentes de este Diario y afectados, lo anterior revela la trama que siempre utilizaron para desfalcar los dineros de los ahorrantes que eran atraídos por asesores de créditos o gerentes de sucursales, mayormente con dos argumentos: los intereses eran mucho más altos que los pagados por cualquier otra cooperativa o banco, y que las operaciones de la cooperativa eran tan sólidas y dignas de confianza, que hasta algunas alcaldías habían confiado el dinero.
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Los asesores de créditos ocultaban los problemas
Entre las víctimas de la estafa de Acomatic y Acotemic es común escuchar que los asesores de créditos llegaban a las empresas o negocios a buscar clientes, a quienes les ofrecían toda clase de facilidades para trasladar sus ahorros, de donde los tuviera, a Acotemic y Acomatic.
Varios afectados mencionan a Evelinda y a Wilmer como las personas que las invitaron a ahorrar en Acotemic y Acomatic, porque pagaban intereses más altos de los que pagaban otras cooperativas y bancos del sistema.
“Ella salía a los negocios y lugares de trabajo a buscar posibles clientes o víctimas para proponerles mejores intereses”, detalló un afectado con varios miles de dólares que puso a plazo fijo porque le pagarían el 11% de interés.
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Era el mismo discurso que manejaba un tal Wilber, aseguran los afectados quienes consideran que algún grado de responsabilidad tendrán los asesores de créditos y gerentes de sucursales (de hecho en documentos judiciales así lo afirma la Fiscalía), pero en el caso de la mujer, parece que está trabajando con otra cooperativa del oriente salvadoreño, en tanto que el hombre sigue con Acomatic pero no responde llamadas de personas a quienes embaucó en la estafa.