El Juzgado Especializado de Sentencia para una Vida Libre de Violencia y Discriminación para las Mujeres, en San Salvador, le impuso una condena de 35 años de prisión a Manuel Antonio Berríos Molina, de 57 años, tras comprobarse su culpabilidad por haber asesinado a su compañera de vida.
De acuerdo con el reporte judicial, los hechos ocurrieron el 5 de noviembre del 2021, cuando Manuel Antonio Berríos Molina llamó al Sistema de Emergencias 911 y reportó a la Policía Nacional Civil (PNC), el supuesto secuestro de su compañera de vida identificada como Rubia Verónica Henríquez Madrid, de 39 años.
Según su versión de los hechos, tres hombres vestidos de negro se llevaron a la víctima, en el cantón Tobalón, de San Juan Talpa, en La Paz. Luego dijo que su señora había sido privada de libertad, cuando bajó de una unidad del transporte colectivo y tres delincuentes armados le salieron al paso y le dispararon varias veces.
Por las inconsistencias en sus versiones de lo ocurrido, Manuel Antonio Berríos Molina era el principal sospechoso del asesinato, ya que también teía rasguños en su rostro y pecho, así como también; manchas de sangre en sus zapatos.
El hombre confesó en un interrogatorio policial que había asesinado a su pareja.
Los agentes de la PNC revisaron en el área donde el hombre llamó por ayuda y encontraron el cadáver de Rubia Henríquez, en el kilómetro 34 de la Autopista al Aeropuerto Internacional de El Salvador, en San Juan Talpa, La Paz. Según indicó un forense que examinó la escena, su muerte fue violenta y causada por heridas de arma blanca.
Las pruebas del caso recabadas por la Fiscalía General de la República (FGR) fueron presentabas ante el Juzgado Especializado de Sentencia para una Vida Libre de Violencia y Discriminación para las Mujeres que condenó a Manuel Antonio Berríos Molina a 35 años de cárcel por el delito de feminicidio. Además de la sentencia de prisión, el tribunal lo declaró responsable civilmente de manera abstracta.
La jueza a cargo del caso explicó que se logró comprobar la participación del acusado en el delito, aprovechándose de la vulnerabilidad de la víctima.
Rubia Verónica Henríquez viuda de Rivera procreó ocho hijos con su primer esposo y tres niñas con su última pareja, Manuel Antonio Berríos.
Iris, de 8 años, Jackeline, de 3, Delia, de 2, y Ashley, de cuatro meses quedaron al cuidado de su hermano mayor, Víctor Rivera, quien a sus 20 años asumió la responsabilidad de cuidar a sus cuatro hermanas luego que su madre fuera asesinada por su padrastro en San Juan Talpa, La Paz.
“Ella acudió a mí un mes antes que sucediera eso (asesinato), se habían dejado ellos dos, iban a regresar por amor a las niñas, pero se dio el caso que él no era intención de regresar lo que tenía, porque supuestamente a buscar una casa iban al (cantón) Tobalón”, contó Rivera.
Víctor, quien trabaja como auxiliar de albañil, es el único sustento para su hogar, donde vive con su esposa e hija de tres años. Sin embargo, por ayudar a su mamá, se encargó de cuidar de Iris desde los seis años.
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