Alrededor de 25 personas esperaban el domingo en las afueras de Cárcel de Mujeres, en Ilopango, para poder entregar alimentos y kit de limpieza mensuales a las detenidas durante el régimen de excepción.
En este reclusorio, a diferencia de los otros, la dirección le pide a las familias de las detenidas alrededor de 25 artículos para la higiene personal de sus parientes, además de alimentos entre los que están: avena, leche, cereal, gelatina multipropiedad, y otros suplementos.
Las personas responsables de las mujeres dentro de la cárcel aseguran que el paquete en total les puede costar entre 30 y 50 dólares, esto sin incluir una colchoneta.
Las historias de las detenciones de mujeres no son tan distintas a las de los hombres. Los familiares coinciden en que hay varios casos que están pagando "justos por pecadores".
Julio (nombre ficticio) asegura que él estaba trabajando cuando su esposa, ama de casa, fue detenida. "Los policías llegaron a la casa y se llevaron a mi esposa y a mi hermana", comentó.
La captura ocurrió el pasado 3 de mayo. Julio comenta que su esposa tiene 22 años y que nunca ha estado en una situación como la que vive ahora: "Mi hijo quedó de 6 meses, llora porque no tiene la leche de su mamá".
El joven, que trabaja como albañil, expresa que a diario sus hijos preguntan por su mamá, pese que ellos vieron la manera en que fue detenida por los policías. "Yo me pregunto quién les va a regresar el tiempo perdido con sus hijos a mi esposa y a las otras mujeres", agregó.
En Cárcel de Mujeres, aunque la preocupación y el cansancio es evidente, hay algunas opciones para las familias de las detenidas. Incluso, hay alquiler de sillas a $1 para quienes esperan.
Sin embargo, los familiares comentan que con gran esfuerzo recogen el dinero para comprarles los suplementos y artículos de higiene a las detenidas. "En mi caso, alguna cabeza deja de comer", comentó una mujer de 60 años que esperaba desde la mañana entregar el paquete para su hija, que ya tiene un mes detenida.
En este reclusorio, las familias también exigen información, pero también piden a los policías que tengan un criterio ético, pues hay casos en los que las detenidas son madres solteras y cabezas de hogar, en familias en las que no hay una figura paterna.