Familiares de detenidos bajo el régimen de excepción acudieron en masa al centro penitenciario La Esperanza, más conocido como Mariona, tras escuchar en redes sociales un audio en que unas se afirmaba que las autoridades dejarían libres a un número no determinado de capturados.
El pasado sábado 22 de mayo circuló en redes sociales el referido audio en el que hablan unas mujeres, lo que ha provocado que las personas que se mantienen afuera de Mariona se sumara otra gran cantidad de gente.
En uno de los videos que han circulado en redes sociales se escucha la voz de una mujer que dice que un funcionario del penal le dijo que no dejara muchas cosas a su pariente detenido porque pronto van a liberar a detenidos.
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Fue tal la aglomeración de gente afuera del penal que el ministro de Seguridad Pública, Gustavo Villatoro, aclaró en su cuenta oficial de Twitter que era “totalmente falso” que hubieren decidido liberar a los capturados tal como había circulado en redes sociales.
“Es totalmente falso, no vamos a liberar a ningún criminal”, tuiteó el ministro, al tiempo que acusó a las ONG y la comunidad internacional de pretender “manipular a la población”, aunque no ofreció pruebas que respaldan su afirmación ni mencionó a alguien en especial.
Mientras tanto frene al penal, un grupo de mujeres empezó a ordenar las filas y colocaron un lazo delgado para dividir la fila de los familiares del espacio frente al portón donde esperaban ver salir a los reos que serían puestos en libertad.
Con la esperanza de que la liberación de sus parientes sucederá en cualquier hora del día puso el ambiente tenso. “¡Si quiere ver a su detenido fuera tiene que ser ordenado!”, gritan las mujeres.
Una señora dijo a YSUCA que había llegado porque les habían dicho que liberarían presos pero debido a que “la gente hace molote abajo” no los liberaban a los que ya tienen su carta de libertad. “Yo necesito que mi hijo salga porque él trabajando andaba tiene sus dos niños que lo necesitan”, afirmó.
“Aquí se duerme, se come, se ríe y se sufre”, se escuchó a alguien decir en medio del mar de personas que inundó por lo menos un kilómetro a lo largo de la calle a Mariona, lo que generó bastante carga vehicular.
Desde que empezaron a llevar a los detenidos a penales como Mariona, a la gente “no le ha quedado de otra” más que acomodarse entre pasajes, aceras y sobre todo acostumbrarse a convivir con los malos olores y moscas que genera la basura acumulada durante las semanas en que han estado llegando los centenares de detenidos a ese penal.
José L., de 57 años, llegó desde San Pedro Perulapán, de Cuscatlán, desayuna un atol y un jugo de caja mientras es parte de una fila de unos 800 metros de largo en dirección a la ventanilla de información en la entrada principal del penal.
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José dice que salió a las 3:00 de la madrugada y es la primera vez que viene hasta un centro penitenciario. Busca a su hijo que fue capturado el 28 de abril en la noche.
En este penal existen dos filas: una para solicitar información de la celda del detenido y la otra para la entrega de paquetes de higiene y alimentos. Ambas lucían abarrotadas.
Las autoridades de Seguridad Pública aseguran que en promedio capturan a 500 personas diariamente, mientras que la Fiscalía ha informado este día que ha presentado alrededor de 500 requerimientos y más de 23,000 han sido enviados a prisión preventiva mientras transcurre la fase de investigación que confirme o no la culpabilidad de los imputados.
Esta cantidad de detenidos provisionales han terminado agravando el problema de hacinamiento en las prisiones del país. Hasta diciembre pasado, la población carcelaria superaba los 37,000 con lo que El Salvador tenía la mayor tasa de encarcelamiento en América Latina (563 por cada 100,000 habitantes).