Después de tres meses de haber fallecido, recluido en el Penal La Esperanza, conocido como Mariona, los restos de Rafael López Castellón, de 53 años, por fin descansan en el cementerio municipal de Jucuapa, en Usulután.
“Gracias porque no nos han dejado solos, Dios es quien verá todo, nosotros no podemos hacer nada, él es quien hará justicia, mi hermano ha pasado procesos serios”, dijo su hermano Germán López.
Cientos de personas de diferentes lugares aledaños al cantón Loma de la Cruz, en Jucuapa, Usulután, lugar donde residía Rafael, acompañaron a la familia en el campo santo.
“No murió como esperábamos que iba morir, no se lo merecía mi hermano…, pero si quedamos un poco conformes porque queda en lugar cerca de donde nosotros estamos y ya no está en una fosa de La Bermeja”, añadió.
Por su parte, Pedro López Castellón, el otro hermano de Rafael, lamentó que nunca les avisaron sobre su muerte. Asegura que desde que se lo llevaron detenido, bajo el régimen de excepción, comenzó una angustia para toda la familia.
“Nos tardamos más de un mes para que se recuperara el cuerpo, pero gracias a Dios fijaron fecha para el 16 y se dio la exhumación en el tiempo que dijeron”, agregó.
Sin embargo, este proceso también tuvo un costo económico para la familia. “Desde el momento que se lo llevaron detenido yo fui a entregar paquetes, los cuales nunca se le entregaron. Cada paquete rondaba más de los $100.00 y de ahí los pasajes, los gastos en tantas vueltas para traer el cadáver”, comentó Pedro.
Sumado a esto, los hermanos López Castellón tuvieron que costear los gastos funerarios para su velación y entierro. “Con los gastos fúnebres ya llegamos a unos $3,000, sí se ha gastado, pero valió la pena traerlo al lugar de nosotros”, relató.
Aunque con esfuerzos reunieron el dinero para todos los gastos, don Pedro aseguró que, si el Gobierno les hubiera avisado desde el primer momento de su muerte, este gasto sería menor.
“Nos hubiéramos ahorrado muchísimo, pues si ellos de momento nos hubieran avisado que había muerto, nos hubiéramos ahorrado un porcentaje bastante grande, pero debíamos solucionar esos problemas, que había equivocación y eso fue la mayoría de gastos que se hizo”, añadió.
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Don Pedro aseguró en ciertas ocasiones amigos e instituciones del Gobierno le recomendaron dejar las cosas así, pero nunca se dio por vencido hasta recuperar el cadáver de su hermano.
“En Medicina Legal fueron los primeros, hay déjelo me dijeron, que él está en su puesto, ahí mejor tráigale flores. Me va a disculpar le dijo yo, pero su lugar es donde nosotros, porque aquí está como botado”, expresó.
A su respuesta, la persona que lo atendió le advirtió que el proceso sería largo y debía dar bastantes vueltas para poder llevar el cuerpo de su hermano, quien estaba enterrado en una fosa común del cementerio La Bermeja.
“Esto le va a costar me dijo, como poniendo un obstáculo para que desistiera, pero vamos a luchar”, señaló.
El pasado ocho de agosto, una hermana del fallecido fue a realizar un trámite, a pedido del abogado público que lo defendía, pero en el sistema policial aparecía como fallecido.
Y es que, según el reporte del Instituto de Medicina Legal, Rafael falleció el primero de junio en el hospital Zacamil, de San Salvador, por un problema de circulación.
En el cantón Loma Santa Cruz, López era reconocido por su molino y apreciado por la comunidad. “Con nosotros nunca tuvo problemas, ni con nadie, lo conozco de los 18 años que me vine acompañar aquí”, relató Edith Torres, vecina.