Con una serenata y emotivas palabras, familiares y amigos dieron el último adiós a Rolando Eduardo Urquilla Cerritos, de 47 años, un residente en la colonia Las Delicias, del municipio de El Congo. Rolando Eduardo murió mientras estaba bajo custodia del Estado tras ser detenido en el régimen de excepción.
La última vez que María, la esposa de Eduardo, lo vio con vida fue el 29 de abril, antes de ser capturado junto a tres personas más dentro de un billar, en ese municipio.
La señora recuerda que ese día destazaron un cerdo y por la tarde Eduardo se fue al billar, como acostumbraba, pero ya no volvió.
Horas más tarde María supo que su esposo había sido capturado, como parte de las detenciones durante el régimen de excepción.
En un primer momento, Eduardo fue trasladado a la sede del Sistema de Emergencias 911 de la Policía en Santa Ana, donde la familia de manera escueta fue informada que había sido detenido por el delito de asociaciones ilícitas y que debía llevarle ropa blanca.
La esposa de Eduardo niega que él tuviera alguna relación con grupos delincuenciales y sospecha que fue capturado solo por el hecho de estar pendiente de la detención de una familiar que la policía había realizado el día anterior.
“Es una injusticia la que han hecho con él, porque no se metía con nadie, no tenía tatuajes”, dice entre lágrimas la esposa de Eduardo.
Luego, su familia supo que había sido enviado al penal La Esperanza, en Mariona, lo que pudieron corroborar cuando le fueron a dejar un paquete con artículos de primera necesidad.
Sin embargo, la esposa de Eduardo comenta que el martes (23 de agosto) fue sorprendida por una llamada desde el hospital Rosales para solicitarle cuatro donantes de sangre, debido a que su esposo estaba siendo atendido en ese centro de salud tras haber sido llevado desde el penal de Quezaltepeque.
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De un día para otro, María logró reunir los cuatro donantes para viajar la madrugada del miércoles desde el municipio de El Congo hacia San Salvador, pero su esfuerzo fue en vano: mientras se encontraba en la fila esperando las tarjetas para los donantes, la familia fue notificada de que Eduardo ya había fallecido.
Los familiares lamentan que no se les haya informado del cambio de penal ni sobre la salud de Eduardo mientras se encontraba detenido.
“Ya no tenemos derechos humanos en el país, solo confiamos en la justicia divina”, expresó una de las parientes, durante la velación.
Según el documento que recibieron junto al cuerpo, el señor habría muerto de una bronconeumonía.
Despedida
La tarde de ayer las hijas de María, que ven a Eduardo como un padre, observaron a través de videollamadas la despedida de su ser querido. El cantante local Franco Vicente fue el encargado de entonar las canciones preferidas de Eduardo. “Lo único que quiero allá en mi velorio es una serenata en la madrugada”, dice la letra de una de las canciones que le dedicaron.
A un lado del ataúd adornado con flores naturales y coronas artificiales estaba sentada María abrazando a su bisnieto, quien ha vivido con la pareja desde que era un bebé y quien los ve como sus padres. María, quien había vivido 25 años con Eduardo, relata que estos cuatro meses han sido duros tanto para ella, el niño y sus demás familiares. “El día que me fui al hospital el niño me preguntó si le iba a traer a su papá. Yo le dije que sí, pero no sabía que se lo iba a traer en una caja (ataúd)”, dice la señora con resignación minutos antes de que lo enterraran.