Estudiantes de electrónica de tercer año de bachillerato del Colegio Don Bosco han desarrollado un circuito electrónico que detecta el nivel de alcohol en el conductor y bloquea el sistema de arranque de un vehículo.
Este es un novedoso proyecto que nace como una iniciativa académica que busca dar respuesta a una problemática social que provoca cada año miles de muertes a nivel mundial.
Es así como enfocados en los altos índices de accidentes de tránsito provocados por el consumo de alcohol, Joel Francisco López, Fernando Francisco Bustamante, Carlos Marcelo Lazo y Fernando José Peña Díaz, de entre 18 y 19 años, echaron andar los conocimientos aprendidos y en un plazo de cinco meses crearon lo que consideran una solución preventiva al tema de la conducción temeraria.
Este sistema funciona con un microcontrolador que es el encargado de, si la persona está ebria, no activar el relé o dispositivo que permite el paso de electricidad para que el vehículo se encienda.
Sus creadores explican que el sistema se ha instalado con una tarjeta electrónica que permite su funcionamiento, además de un sensor que es el que detecta el nivel de alcohol en el aliento del conductor.
A través de una pantalla digital el sistema da la bienvenida al conductor y le pide que sople en el sensor. Al no detectar la sustancia, el motor enciende con normalidad, por el contrario, si detecta el más mínimo consumo le notifica que no puede conducir, y por más que intente encender el motor este permanece bloqueado. El sistema permite tres intentos y luego se bloquea durante 30 minutos.
Poder lograr los ajustes y el buen funcionamiento de este invento dentro de los sistemas de un auto ha sido una ardua tarea para este grupo de jóvenes que explican lograron su cometido al octavo intento.
“Hemos ido solventando algunas dificultades que solo con la teoría no se logran ver. La batería del motor le entrega 12 voltios de energía y las tarjetas solo aguantan 5 voltios; buscamos una manera de reducir los 12 a los 5, todo esto lleva un proceso en el que se estudia dónde se puede instalar, qué terminales del carro se pueden tocar y cuáles no”, explica Francisco Bustamante.
“De forma no técnica el circuito entero funciona como si fuera el switch con el que usted enciende y apaga las luces de su casa, es decir, permite paso de corriente o no, lo único que es autónomo y decide en base a la señal que le envíe el sensor. Y de forma natural, si no hay corriente no permite su paso al motor de arranque y aunque usted mueva la llave 10 veces el motor de arranque no va a girar haciendo la chispa inicial para el motor principal, por lo tanto la persona está obligada a soplar”, añade Carlos Marcelo Lazo.
Mecánica y electrónica en un solo esfuerzo
Inicialmente, el equipo plasmó su prototipo en un motor pequeño, no obstante, buscaban mayor realismo para poder llegar a la feria Crea J, un evento del colegio Don Bosco que se realiza cada año y en el que los estudiantes de todos los niveles presentan trabajos con un enfoque social en las especialidades como la electrónica, la mécanica, la salud y otras son aplicadas.
Fue así que se unieron con un equipo de mecánica, quienes tenían el motor que sirvió para llevar su idea a la realidad.
“Buscábamos enfocarnos en el tema de seguridad, crear una alarma, pero luego nos dimos cuenta que eran más frecuentes los accidentes de tránsito por consumo de alcohol que los robos en los vehículos, analizando esas estadísticas fue que empezamos a armar esta idea”, añade Joel Francisco.
Los jóvenes buscan poder implementar su invento en la mayor parte de vehículos, y dentro de esto se plantean una alianza con la Policía Nacional Civil, con enfoque en la prevención.
“Sabemos que la PNC al detectar a un conductor alcoholizado le quita su licencia y lo manda a un periodo de rehabilitación, tiempo en el que podría obligarse a introducir este sistema en su vehículo, y así tener un mejor registro. Creemos que es un buen recurso en el tema de la rehabilitación”, añade López.
Otro de los rubros al que le apuestan es a las empresas de delivery o transporte de mercadería, cuyos empleadores tengan interés en tener un mejor control de sus colaboradores.
“Esta es una forma de hacer el alcotests antes de manejar”, resalta Peña Díaz.
“Cero tolerancia”
Los jóvenes explican que actualmente se ha usado un sensor comercial por un tema de costos y por tratarse de un proyecto estudiantil. No obstante se puede instalar con un sensor calibrado que no se puede modificar e, incluso, que detecte la cantidad de alcohol establecido por ley.
sin embargo, señalan su idea inicial se basa en “cero tolerancia”.
“Se trata de reducir los accidentes y brindar seguridad al conductor y las personas que con él viajan”, añade Fernando Francisco.
Los jóvenes resaltan que es claro que la conducción temeraria es una problemática y que su invento no va a solucionarlo, pero están convencidos de poder contribuir a la sociedad desde un enfoque de prevención.
Sobre la pregunta, ¿Y si viene un tercero y sopla? Explican que su proyecto está en una fase inicial y puede ser modificado a las necesidades que se requieran. Por ejemplo, este hipotético caso puede ser resuelto con la aplicación de inteligencia artificial en la que, una cámara en el retrovisor toma una foto al momento de soplar. “Esta lleva a una base de datos que puede ser monitoreada por la misma PNC, en el caso de un conductor en rehabilitación”, explicaron.
El “Alcoholímetro con sistema corta corriente”, como lo han llamado, está a la venta a un costo promedio de $250.