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Herbert, el estudiante de la UES que está desaparecido desde hace tres años

Herbert Antonio Argueta Armero hablaba cuatro idiomas y su sueño era trabajar en la Cancillería de la República, pero está desaparecido desde el 4 de agosto de 2021. Su familia aún lo sigue buscando.

Por Lissette Lemus | Ago 05, 2024- 17:21

Universitario desaparecido desde el 4 de agosto de 2021. Fotos/ Cortesía

El sueño de Herbert era trabajar en la Cancillería de la República, una aspiración no muy lejana para un joven que habla cuatro idiomas: Español,  Francés, Alemán e Inglés, este último, lo aprendió de manera autodidacta mientras estudiaba primaria.

Pero ese sueño, tanto suyo, como de su familia, de verlo convertido en un profesional quedó suspendido, cuando la noche del  4 de agosto de 2021 desapareció misteriosamente en un corto trayecto desde su casa a una tienda cercana, en la colonia San Antonio, jurisdicción de Mejicanos. 

Herbert Antonio Argueta Armero tenía 32 años. Durante el día, estudiaba cuarto año de la carrera de Licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad de El Salvador; mientras que de las 3:00 de la tarde a la 1:00 de la madrugada laboraba en un call center, gracias a su conocimiento del idioma Inglés. 

“Él era una persona apasionada de su carrera. Le gustaba jugar basquetbol, correr, levantar pesas, pero también le encantaba leer libros”, recuerda su madre, Carmen Argueta, aún consternada por su desaparición.

La señora relata que desde que inició la pandemia del Covid-19 en el país, su hijo comenzó a trabajar desde casa y cuando tenía unos minutos de receso, aprovechaba para caminar a la tienda y comprar unas golosinas para su jornada laboral durante la noche y la madrugada. 

VER: Madres de desaparecidos piden al Estado que sus casos no queden impunes

La última conversación que tuvo con su hijo fue cuando él le pidió que le comprara unas golosinas en la tienda frente a la casa, pero esa estaba cerrada, entonces él le dijo que iría a comprar a otra que está a unos 500 metros de distancia.

Cerca de las 9:30 de la noche el joven salió para la tienda localizada en los condominios El Bambú, pero ya nunca regresó. 

En la mañana, cuando su madre despertó se dio cuenta de que su hijo no había regresado, fue cuando comenzó la búsqueda que aún continúa tres años después.

En los primeros días los policías y soldados llegaron a la casa de Carmen para informarle que “andaban realizando un rastreo y un barrido en la zona”, pero eso no duró mucho, luego ya no volvieron a llegar. 

Cuando ella ha pedido información a los encargados del caso, la única respuesta que ha tenido es: “Estamos en eso, pero está difícil”. 

Madres unidas

Carmen, al igual que la mayoría de los familiares de desaparecidos, se siente abandonada por el Estado, dice que puso la denuncia y buscó ayuda en la Fiscalía General de la República (FGR) desde el momento de la desaparición de su hijo, pero hasta ahora las instituciones no han dado con el paradero del estudiante universitario.

La falta de respuesta del Estado  hizo que Carmen junto a otras mujeres se unieran para apoyarse entre sí en la tortuosa búsqueda de sus hijos e hijas. 

“Fíjese que yo no pierdo la esperanza de encontrarlo, pero si no lo encuentro, que esta lucha no sea solo por mí, sino para ayudarle a la demás gente ¿Y cómo les puedo ayudar? Apoyándolos, solidarizándose, haciendo visible esta violencia, porque de otra manera con las autoridades no se puede”, manifiesta. 

Aunque el el Protocolo de Acción de Búsqueda (PAU) establece que los familiares de las víctimas de desaparición deben ser tratadas con dignidad, igualdad, sin discriminación y tienen derecho a ser informadas del avance de las acciones de investigación de los casos, muchas madres se enfrentan a la falta de información y el maltrato de algunos servidores públicos, que algunos casos, incluso, les sugieren ya no seguir buscando a sus seres queridos.

“Cada quien ve cómo busca a  su manera. No es mi caso, pero hay madres que se han ido a parar frente a la Fiscalía todos los días para que los escuchen, para que les den una respuesta, a veces hasta las han amenazado, que las van a meter presas, las han bloqueado de los teléfonos”, lamenta la señora. 

La madre de Herbert es vocera del Comité de Familiares de Personas Desaparecidas en El Salvador (Cofades) integrado por 12 mujeres buscadoras que tienen como objetivo darse consuelo y apoyarse en su lucha. “Para mí la mejor herramienta que podemos tener nosotras es la solidaridad y el apoyo mutuo”, dice Carmen. 

La señora expone que han presentado escritos de sus casos ante la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH) en dos ocasiones para denunciar la falta de respuesta por parte del Estado, pero hasta ahora, tampoco esa institución les ha respondido. 

Por otra parte, han buscado el apoyo de organizaciones civiles e internacionales, las cuale les han brindado apoyo psicosocial y legal, entre ellas la Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (Fespad) y la Asociación Salvadoreña para los Derechos Humanos (Asdehu), la Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (Ormusa) y el Comité de la Cruz Roja Internacional 

“Para nosotras ha sido muy importante el apoyo de las organizaciones porque son espacios que hacen visible nuestra causa, nuestra lucha”, manifiesta. 

La vocera de Cofades relata que uno de los últimos talleres que les ha sido impartido fue sobre la pérdida ambigua. “Me favoreció mucho porque me ayudaron a identificar cada una de las emociones que yo tengo, porque uno a veces explota, tiene cambios bruscos de estado de ánimo y no sabe ni por qué”, dice. 

La familia de Carmen ha sido víctima de la violencia en dos ocasiones, la primera, el asesinato de su esposo, el cual según informaron las autoridades fue cometido por un grupo de pandilleros que delinquían en la zona donde la familia tenía un negocio.

Luego la desaparición de su hijo, sin embargo, esta vez han pasado tres años, sin que las autoridades den con los responsables del hecho, ni con el paradero de la víctima.

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