Muchas personas criticaron en redes sociales que Mirna Velado, de 34 años, llegó a Estados Unidos para vender las tradicionales minutas; sin embargo, para ella es un trabajo honrado que le permite ayudar en la economía de su hogar, integrado por sus cuatro hijos y su esposo.
Velado, originaria de Nahulingo, en Sonsonate, es un ejemplo de lo trabajador que es un salvadoreño en cualquier parte del mundo, ya que la venta de minutas solo es parte de una variedad de productos y servicios que ofrece.
Actualmente estudia inglés, ha hecho cursos de chef y de acrílico de uñas; por lo que también da este último servicio a otras mujeres y, además, prepara quesadillas, atoles y gallinas indias, las cuales comercializa en la zona donde reside, en Nueva York.
La venta de minutas es el emprendimiento que tiene un sentimiento especial para Mirna pues sus padres, ya fallecidos, vendían dicho producto en El Salvador.
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Desde pequeña aprendió los secretos para preparar los ingredientes correctamente y darle el toque especial a las jaleas.
Calor, una oportunidad
Aunque llegó hace diez años a Estados Unidos, fue hasta hace cuatro que comenzó a vender minutas, al observar que era una opción para la temporada de calor; pero además porque quienes querían disfrutar dicho producto tenían que viajar a otra ciudad, a más de media hora de distancia.
Comenzó colocando su producto en un carro de los usados para pasear a los bebés. En este acomodaba el hielo, los vasos, las cucharas, el raspador, los jarabes de sabores y demás utensilios para el oficio.
Como se hace en El Salvador, el carrito era empujado para llevar el producto de un lugar a otro; aunque en la mayoría de las ocasiones, Mirna se mantiene en un mismo lugar, donde los clientes la buscan para disfrutar del sabor único que le pone la salvadoreña a su producto.
“Comencé con poquito, solo como tres sabores, no vendía nada, sólo como $30; pero yo me sentía feliz”, expresó la fémina.
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Son siete sabores los que ofrece en la actualidad, entre ellos: piña, fresa, tamarindo, chicle, granada, guineo, y el infaltable de limón con sal y chile.
Aunque en El Salvador se conoce como minutas a los raspados de hielo con sabores, este platillo también existe en otros países de Latinoamérica pero con otro nombre, como “granizados”, “raspados” o también “frío frío”, como se les conoce en República Dominicana. Así, son varias comunidades latinas las que están acostumbradas con el hielo de sabores, y por eso ahora son clientes frecuentes de Mirna, pero esta vez en suelo neoyorquino.
Empuje
El esfuerzo de la salvadoreña no ha pasado inadvertido en su comunidad. Una reconocida empresa de telefonía le donó, en mayo pasado, un carretón de madera, más idóneo para su negocio.
Esto la ha incentivado a continuar trabajando durante ocho horas diarias, los siete días de la semana, a partir de las 12:00 del mediodía.
Una vez a la semana prepara las diferentes jaleas que utiliza en el negocio.
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“Contentas las personas porque dicen que han comido en varios lugares, pero que las mías son únicas porque llevan el sabor salvadoreño. ‘Esa jalea que usted le echa es muy rica, es la que da el toque’, dice la gente”, comparte la emprendedora, siempre con orgullo de sus raíces azul y blanco.
Cuando comenzó, apenas vendía cerca de 15 minutas; pero en la actualidad sobrepasan las cincuenta diarias, lo cual la mantiene con el ánimo arriba para continuar adelante.
“Si uno quiere cumplir sus sueños hay que seguir trabajando, no importa lo que la gente diga, críticas ni nada. Yo antes decía: ‘me da pena que la gente me mire’ y todo eso. Pero hoy para mí es un orgullo. A mí ya no me da vergüenza; les digo ‘vengan mis amores a probar las minutas salvadoreñas’. Ahora que ya va a comenzar el frío, les digo, ‘vengan mis amores, lo rico se termina este mes, disfruten las minutas salvadoreñas’”, finalizó esta emprendedora, quien ya solucionó qué hacer cuando hay época helada:vende atoles.