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Monseñor Evelio Menjívar recibió doctorado de Universidad de Georgetown

"No podemos ser indiferentes al sufrimiento injusto que obliga a tantos al exilio", dijo monseñor, obispo auxiliar de Washington, de origen salvadoreño

Por Mario González | May 22, 2024- 20:11

Monseñor Menjívar Ayala saluda a los presentes durante el acto oficial en la Universidad de Georgetown. Foto/ Cortesía

Los migrantes, los exiliados y los jóvenes estuvieron en la mente del Obispo Auxiliar de Washington DC, Evelio Menjívar, de origen salvadoreño, al recibir el Doctorado Honoris Causa que la Universidad de Georgetown en Washington, Estados Unidos, le confirió ante cientos de estudiantes de esa casa de estudios.

“No podemos ser indiferentes al sufrimiento injusto que obliga a tantos al exilio”, declaró Menjívar, quien es un inmigrante que llegó huyendo de la guerra en El Salvador con todas sus atrocidades en los años 80. Por eso no duda en advertir que “las guerras y los conflictos que siguen extendiéndose en el mundo están creando verdaderas crisis humanitarias que no debemos ignorar”.

“La sangre de tantas personas inocentes, especialmente la de niños y jóvenes, clama al cielo -acotó. ¿Y qué diremos de la difícil situación de los pobres, los marginados, los sin techo, los inmigrantes, los solicitantes de asilo en nuestras propias comunidades y en otros lugares? ¿Cuál debería ser nuestra respuesta a este drama humano?”, cuestionó a los jóvenes graduandos.

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En seguida enumera las causas de los desplazamientos en el mundo: “Estos conflictos y guerras en curso, el cambio climático, los regímenes opresivos y el impulso natural de una vida mejor están empujando a las personas fuera de sus propios países y obligándolas a buscar una nueva tierra que pueda ofrecerles pan, dignidad y paz”, expresó.

Estudiantes presentes en el evento baten palmas tras las palabras del obispo auxiliar de Washington, de origen salvadoreño. Foto/ Cortesía

Luego, el religioso expone cuál es la actitud que debe adoptar la humanidad: “En medio de todas las disputas y debates políticos, como una cuestión de justicia y obligación de respetar la dignidad humana de los demás, debemos estar siempre dispuestos, como dice el papa Francisco, a ser una comunidad que acoja, proteja, promueva e integre a los inmigrantes y refugiados que vienen a nuestro país, en lugar de ser una sociedad que reacciona, explota, denigra y deshumaniza a los demás”.

El prelado recordó que cada ser humano está dotado de una dignidad humana infinita que los demás están obligados a reconocer, respetar, promover y salvaguardar, comenzando por los más vulnerables, algo que está puesto a prueba en la actualidad.

El obispo Menjívar reconoció, también, que el pueblo de Estados Unidos, desde sus orígenes, ha sido notablemente acogedor con millones de migrantes y refugiados, pero “la forma en que tratamos a los más vulnerables de nuestra sociedad es el verdadero indicador de si somos o no una gran nación”, reflexionó.

Recordó que el papa Francisco ha sido incansable en pedir a los países de destino que ayuden a los recién llegados, pero también ha insistido en que el primer y más fundamental derecho de las personas es “no tener que emigrar”: las personas tienen el derecho fundamental a permanecer, prosperar y vivir de forma segura y libre en sus países de origen”, subrayó el religioso.

“No podemos ser indiferentes al sufrimiento injusto que obliga a tantos al exilio -agregó-. Es urgente que nos ocupemos de las causas que desencadenan las migraciones forzadas: los regímenes opresivos, la corrupción, la trata de personas y el cambio climático”, recalcó.

Al recordar a los jóvenes graduados que el futuro de la sociedad está en sus manos, monseñor Menjívar les pidió que piensen en cómo las heroicas mujeres y hombres del pasado respondieron con grandeza a los desafíos específicos de su tiempo. Les llamó a preguntarse: “¿Qué puedo hacer para que mi nación, mi familia, mi vecindario, mi comunidad, mi nación y nuestro mundo sean mejores, no solo para nosotros sino para todos?”.

El Obispo llamó a los presentes a “superar las actitudes que nos hacen mirar hacia otro lado, ignorando nuestra conexión humana al decir que el bienestar de los demás no es asunto nuestro” y “reconocer que somos responsables los unos de los otros, que somos los guardianes de nuestros hermanos y hermanas”. En esta parte recordó la frase de Martin Luther King, Jr., el mártir de las libertades civiles: “Toda la vida está interrelacionada… Estamos atrapados en una red ineludible de reciprocidad”.

Reconocimiento

Al entregarle en nombre de las demás autoridades de la Universidad el título de Doctor Honoris Causa en Letras Humanitarias Humanitarias en reconocimiento a “su empatía, a su caminar con la gente, a su valor y voluntad de entablar una mayor amistad con Dios y el prójimo”, el sacerdote jesuita Peter Folan, profesor del departamento de Teología, destacó: “La Universidad de Georgetown centra su atención en un hombre cuya descripción de trabajo es, en una sola palabra, ‘cercanía’. Y, por hacer tan bien ese trabajo, la universidad lo honra”.

Esa solidaridad y cercanía con los demás, destacó el orador, se forjó en la dureza de la vida de un joven que tuvo que emigrar de adolescente “para encontrar lo que todo refugiado antes y después de él ha buscado: estar libre de peligro y libertad para florecer”.

En esa experiencia, Evelio Menjívar supo lo que es la deportación, el abandono por parte de los guías y la prisión, reveses que, sin embargo, lo llevaron a cultivar su coraje, continuar adelante y acercarse, hasta llegar a entrar a los Estados Unidos, solicitar asilo y lograr trabajar como obrero de la construcción, conserje y pintor, primero en Los Ángeles y luego en Washington, donde consolidó su vocación hasta ordenarse como sacerdote, reseñó el reverendo Folan.

“Como obispo, sacerdote, cristiano y ser humano, el obispo Menjívar encarna cercanía. Al hacerlo, encarna sus propias palabras: ‘No podemos decir que amamos a Dios si no amamos a quienes están más cerca de nosotros. Empatía para ponernos en el lugar de los demás que es realizar nuestra humanidad común’ ”, destacó.

Acto seguido, el presidente de la Universidad de Georgetown, John DeGioia, confirió al obispo Evelio Menjívar-Ayala el título de Doctor Honoris Causa en Letras Humanitarias, ante el aplauso prolongado de los presentes.

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