Marta Eugenia Valle, una artista visual con doctorado en artes y educación, afirmó que es necesario que el país cuente con una política que establezca las líneas para impartir educación artística con enfoque contemporáneo en el sistema educativo, tal como se hace con otras asignaturas.
La opinión de Valle, quien también es diseñadora gráfica con una maestría en diseño industrial, se torna muy oportuna en momentos que el despacho de la Primera Dama de la República presentó la semana pasada, ante la Asamblea Legislativa, la propuesta de ley Crecer Juntos, en la que entre otras cosas en el Capítulo IV se mandata al Estado a que genere condiciones para impartir educación artística en los centros educativos.
Valle precisa que la política, así como los respectivos programas de estudio de Educación Artística contemporánea deben ser diseñados por especialistas en este campo.
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Según expone, la educación artística con enfoque contemporáneo no trata sobre el mero aprendizaje de técnicas artísticas como un fin último, sino como un medio para favorecer todos estos procesos de desarrollo de competencias y habilidades para la vida. “Aquí, tradicionalmente, se ha identificado (la Educación Artística) como simplemente un espacio para hacer manualidades sin ningún otro sentido más que el muy puntual de promover la motricidad fina, así que se quedan como fin último las actividades manuales, en cambio es un tipo de formación especial”, insiste Valle.
La especialista, quien es investigadora del Centro de Investigaciones en Ciencias y Humanidades (CICH), de la Universidad Dr. José Matías Delgado, externa que la educación artística contemporánea para el entorno escolar tiene que ser multidisciplinaria, es decir que el maestro debe manejar por lo menos unos dos lenguajes (artísticos) más; además, tiene que ser contextualizada para que genere un aprendizaje significativo, esto bajo actividades y proyectos que dejen vivencias de los ambientes culturales.
“En la escuela (la Educación Artística) tiene este sentido formativo del carácter, de las capacidades y habilidades de socialización, de la capacidad cognitiva y de reflexión que (al estudiante) lo lleve a desarrollar competencias tan importantes como el pensamiento crítico, para saber descifrar el mundo y, a nivel superior, empezar a ver (…) qué cosas preservar de la cultura y qué cosas desarrollar que nos lleven a un mundo mejor”, detalla.
La doctora Valle, poseedora de una larga trayectoria como profesora de educación básica y de formación inicial docente, señala que en el marco de esa política se debe trabajar también un currículo de Educación Artística que se aplique en las carreras que forman maestros en este campo. Ella sostiene que si se propicia la formación de profesores para impartir la Educación Artística, algún día, a través de una estrategia, de un sistema escalonado, estos podrían ir ingresando al sistema educativo y se iría cubriendo el déficit de estos profesionales en los centros educativos.
“Para mientras (se forman cuadros de docentes especializados) se necesita que los profesores generalistas, por lo menos, se formen y trabajen con un currículo que esté actualizado a Educación Artística contemporánea”, aseveró Valle.
La investigadora detalla que a través de las artes aprendemos desde muy temprana edad de nuestra propia naturaleza humana y del mundo de una forma especial y desde una perspectiva diferente a las otras áreas del conocimiento. “La asignatura de Educación Artística es una valiosa oportunidad en el currículo nacional para promover la educación integral”, dice.
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Consultada sobre cuál ha sido el impacto de no impartir Educación Artística, señala que se ha perdido una gran oportunidad de que los alumnos se sensibilicen y crezcan en su proceso de formación desde el interior, que cultiven habilidades, competencias y emociones que aseguren su desarrollo integral. ¿La historia de violencia que vivimos podría ser diferente? La profesional explica que también eso es parte de los costos de no haber trabajado en esta área, por el mismo hecho de que la Educación Artística genera sensibilidad hacia los buenos sentimientos, hacia el mundo que nos rodea, nos empodera para soñar con un mundo mejor, poder transformarlo y trabajar como protagonista de la cultura.
“Nos estamos perdiendo un desarrollo de consciencia personal, de los aspectos personales, que nos llevan hacia el bienestar y también de los aspectos colectivos; por ejemplo, toda nuestra herencia cultural, nuestro patrimonio natural, verlo, cuidarlo, protegerlo, desarrollarlo, (ver) cómo mejorar la calidad de vida en los espacios. Eso es competencia y área de la educación artística con un enfoque contemporáneo”, subrayó.