Rebeca Figueroa es una joven de 17 años que dedica su tiempo libre a mejorar las condiciones de vida para los niños con epilepsia en El Salvador; ella misma sufrió esta enfermedad durante su infancia y entiende lo doloroso que es padecerla.
Para superar esta condición, Rebeca cuenta que fue sometida a una cirugía, en donde extirparon el 20% de su cerebro, además recibió terapias y evaluaciones médicas durante varios meses para garantizar su recuperación.
Ella asegura que su todo este proceso no habría sido exitoso si no tuviera el apoyo de su familia y de todos los médicos que la atendieron. Fue este pensamiento el que la hizo consciente que para muchos niños en El Salvador es imposible superar esta enfermedad por la falta de recursos.
Motivada por la empatía, Rebeca decidió tomar acción para tratar de cambiar esta realidad, es así como nació la idea de la fundación Compasión Púrpura.
“Empezó a través de un simposio que hicimos junto a mis neurólogos en febrero del 2019 y al ver a todos los papás con sus hijos epilépticos en el simposio pidiendo ayuda, hizo que se me iluminara la idea de hacer una fundación”, recuerda.
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La joven explica que la principal meta de la fundación es facilitar la vida de niños y adolescentes con epilepsia, además de difundir información sobre la enfermedad para que más personas conozcan al respecto.
La fundación beneficia alrededor de 250 niños de forma directa, sin embargo la joven explica que hay muchos más que se ven beneficiados a través de las donaciones de medicamentos y equipo médico a diferentes hospitales.
“Me siento feliz de poder ayudar a otros, me siento feliz de ver la felicidad en otras personas y ver que ellos tienen confianza y que pueden pedir ayuda, me llena de orgullo de ver todo eso”.
Uno de los casos que más marcó a Rebeca es el de una chica de 14 años que fue operada a través de la fundación. “Ella fue operada del cerebro y le extrajeron el lóbulo temporal derecho. Luego de la operación ella ya no ha vuelto a convulsionar pero antes de la operación ella tenía convulsiones cada día”, dice.
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El siguiente reto para la fundación será la operación de un niño de cinco años que sufre de epilepsia refractaria. La cirugía está programada para este próximo 25 de septiembre y será financiada por Compasión Púrpura.
Para reunir los fondos necesarios, la fundación realizó varias actividades, entre estas la "Carrera Púrpura".
¿Qué deberían hacer los salvadoreños para mejorar el país?
Una persona muy importante una vez me dijo que somos salvadoreños y que cada uno de nosotros tenemos que trabajar desde nuestras propias trincheras para ayudar a nuestra comunidad, entonces para mí es eso, que cada uno este desde su trinchera ayudando, no importa con qué.
¿Cuál es tu sueño más grande?
Mi sueño es tener una clínica donde se puedan hacer todos los estudios necesarios para estos niños y poder darles terapia, tener un acceso más fácil con los médicos, además de ayuda psicológica y neuropsicológica.
¿Cómo equilibras el tiempo entre la fundación y tus estudios?
Es bien difícil, siendo una estudiante de décimo grado de bachillerato, balancear mis estudios junto a algo que me apasiona, pero en este momento lo académico es mi prioridad, a veces tengo que sacrificar el tiempo con la fundación, es algo que no me gusta pero me toca hacerlo.
A pesar de esto la fundación siempre tiene personas que están pendientes, está la junta directiva que involucra a médicos, psicólogos, abogados y financieros
¿Qué quieres estudiar en la universidad?
Lo que yo quiero estudiar en la universidad es neurociencia y psicología
¿Qué consejo le darías a los jóvenes salvadoreños?
Con todas sus pasiones, con lo que a ellos les encanta, lo que a ellos les apasiona hacer, que planeen lo que van a hacer en un futuro, que tengan una visión sobre cómo pueden ocupar esa pasión y talento para mejorar el país. También les diría que tengan paciencia, no tiene que ser ya, pueden empezar a planear, pueden empezar a buscar formas de cómo cumplir su sueño.