El sacerdote católico Víctor Manuel de Jesús Campos Alvarenga, de 46 años, quedó detenido este martes mientras se le procesa bajo cargos de violación agravada a una menor de edad.
La Fiscalía General de la República (FGR) acusó formalmente al clérigo por el delito de violación agravada continuada en perjuicio de una persona que era menor de edad cuando sucedieron los hechos, hace más de una década.
El Juzgado Primero de Paz de Sonsonate consideró que las pruebas presentadas para el caso eran sólidas. Por ello, decidió pasar a instrucción formal (proceso para recabar más evidencias) y decretó detención provisional. Por eso, el sacerdote continuará en prisión.
Campos Alvarenga es párroco de la iglesia La Resurrección, en el municipio de Sonsonate, la misma en la que la víctima era feligrés.
Según los testimonios, el clérigo empezó a escribir al teléfono personal de la ofendida cuando ella tenía 14 años, para generar confianza a través de felicitaciones por su buen desempeño en la comunidad religiosa.
Las agresiones sexuales ocurrieron en 2012, cuando la víctima tenía 15 años. A esto se unió la manipulación psicológica que supuestamente el sacerdote ejerció sobre la adolescente para mantenerla cerca y que no contara nada de los abusos a ninguna persona.
Campos salió esposado de los juzgados y flanqueado por policías, al principio, cubierto el rostro por una gorra brindada por un empleado judicial al que conocía, luego a cara descubierta cuando ya tuvo que subir a la patrulla policial.
Como querellantes (acusadores privados) se han presentado los abogados Oswaldo Ernesto Feusier Ayala y Stephany Emperatriz Flores Rodríguez. Ambos forman parte de un proyecto de la organización internacional Abogados Sin Fronteras Canadá.
Las organizaciones Cultura Romeriana y Víctimas Demandantes (VIDAS) acompañaron a la denunciante en su proceso y publicaron un comunicado ilustrando el caso.
Las instituciones revelaron que, en enero de este año, se tuvo una reunión en el Vaticano con el cardenal Michael ZCerny, prefecto para el Dicasterio para el Servicio Humano Integral, en la que se expuso lo que calificaron como una labor de “complicidad” para encubrir casos de este tipo por parte de la Conferencia Episcopal de El Salvador.
“No estamos para defender a los culpables”
Sin embargo, ese no es el caso de Campos Alvarenga. Este último fue notificado de que debería presentarse a la audiencia inicial de este martes la semana pasada. Por eso, acudió donde su superior, el obispo de Sonsonate, Constantino Barrera, el sábado 2 de marzo.
Según Barrera, lo que Campos le explicó es que se trataba de una demanda por abuso sexual presentada por una mujer adulta. No le mencionó, dice, que la víctima era menor de edad cuando sucedieron los hechos.
Barrera conoce a la persona que interpuso la denuncia, una adolescente cuando pasaron los abusos, ahora es una “mujer profesional y de sólidos valores morales”. Debido a que la víctima del caso es cercana a él, cuenta el obispo, el sacerdote Campos le hizo entrever que necesitaba que él, Barrera, le pidiera a la ofendida que retirara su denuncia.
“No vamos a defender a los culpables, sino a las víctimas. En el pasado, desde la Iglesia se defendía al victimario”, dice Barrera, quien afirma que su diócesis tiene como política no apoyar a sus sacerdotes en este tipo de procesos. Por ello, no pagarán, comenta, a los abogados defensores de Campos. “En esto, está solo”, asegura el prelado.