La Iglesia Católica salvadoreña llevó a cabo en la Catedral Metropolitana este lunes 2 de mayo, desde las 10:00 a.m., la Misa Funeral de Monseñor Fernando Sáenz Lacalle, Arzobispo emérito de San Salvador, quien falleció el pasado jueves por la mañana, debido a complicaciones derivadas del Alzheimer.
La Eucaristía de cuerpo presente fue presidida por el Arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas; el cardenal Monseñor Gregorio Rosa Chávez, entre otros miembros de la jerarquía católica.
Decenas de feligreses, religiosos de diferentes congregaciones, así como miembros de diferentes organizaciones se dieron cita a la Catedral para dar su adiós al exarzobispo de San Salvador. El recinto católico estuvo especialmente decorado con rosas blancas.
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Sáenz Lacalle, quien nació en Cintruénigo, España, el 16 de noviembre de 1932; fue ordenado sacerdote el 9 de agosto de 1959 en Madrid; llegó a El Salvador en 1962; luego nombrado Obispo Auxiliar de Santa Ana, en 1984; para después ser designado Arzobispo de San Salvador en 1995, cargo que ocupó hasta 2008.
Un año después de su nombramiento como Arzobispo, en 1996, recibió al Papa Juan Pablo II en su segunda visita al país.
La Arquidiócesis y la Prelatura del Opus Dei, en un aviso de invitación a misa colgado en las redes sociales, reiteraron que tras la Eucaristía el cuerpo del religioso será sepultado en la cripta de la Catedral.
Monseñor Rafael Urrutia, canciller del Arzobispado, externó que de todo el trabajo que Sáenz Lacalle desarrolló destaca la formación de laicos en las universidades, en los colegios del Opus Dei y después en la Arquidiócesis promoviendo el compromiso de los laicos en la transformación del mundo.
La feligrés Juana de Jesús Castro, de 85 años, llegó desde Ciudad Delgado para verlo por última vez. Ella comentó que lo conoció: "Es una persona que deja muchos recuerdos".
Jorge Panameño, fiel de la Arquidiócesis y amigo de Monseñor Fernando Sáenz Lacalle, recordó la trayectoria desde cuando era sacerdote en Santa Ana, en el Centro de Formación del Opus Dei; su labor en la Diócesis de ese departamento; su obra como fundador de la Universidad Católica de El Salvador que ha formado a muchos profesionales con espíritu católico.
"Después que fue nombrado Arzobispo Metropolitano de San Salvador a él le debemos esta catedral, que fue concluida bajo su mandato y apostolado como pastor de esta diócesis de San Salvador, y la formación de clero sacerdotal no solo de la Arquidiócesis de San Salvador, sino también de todas las diócesis de nuestro país", señaló.
Del exarzobispo Fernando Sáenz también le reconoce como gran amigo de San Óscar Arnulfo Romero y siguió el legado de fe y de amor por la Diócesis guiada por el Divino Salvador del Mundo.
Marta Eugenia de Romero, una de las amigas del religioso, quien lo conoció desde que era adolescente en una residencia de la obra del Opus Dei, explicó que ahí atendía a jóvenes, hombres y mujeres: "Cuando me casé el me casó. Cuando yo tenía 22 años, mi esposo 24 y él tenía como 40 y algo. Era un sacerdote muy cercano a todos los que estábamos alrededor de él, nos impresionaba siempre su amor a la Virgen, a la Eucaristía".
El Arzobispo emérito descansa junto a San Óscar Arnulfo Romero, así como otros Arzobispos y obispos que han pastoreado la iglesia de El Salvador.