Una madre y sus dos hijos, menores de edad, y una de las hijas de la dueña de la cohetería ilegal que explotó el sábado anterior, fueron enterrados este lunes en Santa Ana y Candelaria de la Frontera, mientras que el cadáver de Carlos Gustavo Deleón fue trasladado a Guatemala, de donde era originario.
Los cuerpos de Zoila Yaneth Dávila Lima, 32 años, y sus hijos, Manuel Alfredo y César Alejandro, de 13 y 16 años, y el de Ericka Jazmín Henríquez Martínez, de 19, fueron velados hasta el mediodía de este lunes en la cancha de fútbol de la lotificación Jordán, cantón Ranchador, municipio y departamento de Santa Ana..
Mientras que otras familias están a la expectativa de un mejor diagnóstico de sus familiares que se encuentran hospitalizados por las graves heridas y quemaduras sufridas por la explosión y el fuego al interior de una fábrica ilegal de cohetes que ha vuelto a enlutar a la comunidad.
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Ayer, mientras velaban los cuatro cuerpos, algunos lugareños comentaban que de la decena de heridos hospitalizados, había varios muy graves que, posiblemente, no sobrevivirían.
Uno de los cuatro heridos es otra hija de la dueña de la cohetería, quien fue detenida el mismo sábado cuando llegó al lugar de la explosión. Los cargos que enfrentará serían homicidio culposo, lesiones culposa y violación de reglas de seguridad, según informaron autoridades el mismo sábado.
Mientras tanto, autoridades policiales y de protección civil continuaban trabajando en la lotificación. Como lo hicieron el domingo anterior, los policías buscaban y decomisaron coheterías o casas que funcionarán como bodegas de cohetes o materia prima para la fabricación de los mismos.
Mientras tanto, un grupo de hombres con uniformes de Protección Civil y Gobernación llegaron a limpiar los escombros del inmueble donde ocurrió la tragedia.
De acuerdo con fuentes del Ministerio de Gobernación, el domingo anterior fueron ubicados 12 inmuebles que funcionaban como fábricas o bodegas de productos pirotécnicos y materia prima para su fabricación en tanto que este lunes se habían localizado nueve, es decir, 21 lugares donde se fabricaba o se almacenaba pólvora.
Las mismas fuentes indicaron que se realizaría un cerco a la comunidad debido a que el domingo se detectó que algunos dueños de coheterías trataban de trasladar producto o materia prima hacia casas que la comunidad no las identifica como coheterías o bodegas.
Esposo preso bajo régimen
José Daniel López Canales es el compañero de vida de Zoila Yaneth y padrastro de Manuel Alfredo y César Alejandro pero él no sabe de la tragedia ocurrida a su familia porque desde el pasado 8 de junio está preso en el penal de Izalco. Fue capturado bajo el régimen de excepción.
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Ayer, Esperanza Canales, madre de José Daniel, dijo que habían solicitado a las autoridades judiciales que le dieran permiso para que asistiera al funeral, sin embargo, eso fue negado. “Hasta cierto punto es mejor que quizá él no sepa esta tragedia porque padece del corazón y seguramente me tocaría enterrarlo a él también”, comentó.
Esperanza admitió que su nueva, Zoila Yaneth trabajaba en la cohetería a sabiendas del peligro pero que lo hacía por mera necesidad, luego de que José Daniel fuera encarcelado, según ella, de manera arbitraria. "La necesidad la obligó a trabajar allí. Ella trabajaba por necesidad y los niños le iban a ayudar a veces para ganar más dinero", detalló.
Zoila ganaba aproximadamente seis dólares diarios por hacer un rollo de carrizos para cohete, que son mil unidades. Los dos adolescentes solían ir a ayudarle luego de salir de clases para tratar de ganar unos cuántos dólares más, indicó Esperanza.
“Hasta que hay muertos vienen bravos”
Entre vecinos de la comunidad Jordán hay mucho pesar por la muerte de las cinco personas, cuatro de ellos, miembros de su comunidad. La víctima de origen guatemalteco no tenía mucho tiempo de haber llegado a vivir a ese lugar.
Pero además del dolor por los cinco muertos y la decena de heridos, entre algunos también se deja notar el descontento contra las autoridades encargadas de regular ese tipo de negocios.
Según miembros de protección civil municipal, en el lugar tan solo dos coheterías funcionan con los permisos correspondientes tras superar todos los requisitos para la manipulación de materiales explosivos para la elaboración de cohetes.
Pero no es que las autoridades no sepan que en el lugar hay muchas casas donde se fabrican cohetes de manera ilegal o clandestina. Esa es una forma de ganar dinero para poder subsistir en una comunidad empobrecida, dijeron algunos lugareños.
“Da cólera porque hasta que ocurren las desgracias andan allí haciendo el show. Mire, de esta cohetería ya tenían denuncias. En diciembre ahí llegaban policías y soldados y no les decían nada”, relató una vecina cuya casa resultó con graves daños por la onda expansiva.
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Otros esperan que, ojalá, ahora que ha pasado esa tragedia, la que más víctimas se ha cobrado, el gobierno busque una solución a ese problema que representa un grave riesgo no solo para los dueños y empleados de las cocherías sino para los vecinos que viven alrededor.