Josimar necesitó de ventilación mecánica por su grave estado de salud. Josimar es enfermero del Hospital Zacamil. Foto Hermanos Orellana
El jueves 9 me llamó la atención el cansancio que sentía y ese día ya no pude dormir en la noche. El viernes ya no podía hablar, me estaba ahogando. El virus se me fue directo a los pulmones, no anduve con vómitos o diarrea, en un día y medio yo ya estaba bien delicado.
Se coordinó con un hospital de San Bartolo para que me dieran una cama, cuando yo llegué había un montón de gente en el piso, tirada y que necesitaba oxígeno porque se estaba ahogando. A mí también me dejaron en el piso porque dijeron que no había oxígeno ni cama y yo me estaba ahogando.
Entonces me trasladaron al Zacamil y ahí la misma situación: un montón de gente sentada en el piso, no habían ni sillas, no había oxígeno, no había nada.
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Yo seguía ahogándome y el problema está en que yo tengo cáncer de garganta y la enfermedad de Chaga que es una enfermedad que hace que el corazón esté bien grandote, entonces el médico dijo que yo estaba bien delicado y que ya necesitaba ventilación mecánica y me trasladaron de urgencia para CIFCO, esto fue el viernes 10 de julio.
Josimar Orellana
Yo pensé que iba a morir ahogado, pero feliz de la vida porque logré sacar a mi hermano del estado del que estaba, logré recuperarlo porque estaba bien delicado. Yo estaba tranquilo porque había logrado el objetivo, si moría iba a morir feliz.
Me mandaron con un médico porque me podía dar un paro respiratorio, gracias a Dios me llevaron rápido. Cuando llegué al Hospital yo ya no respondía, yo pensé que no iba aguantar porque es una gran agonía la que se siente cuando uno quiere respirar y no se puede. Es horrible cuando se cierran los pulmones, las vías aéreas y no dejan pasar oxígeno.
Yo pensé que iba a morir ahogado, pero feliz de la vida porque logré sacar a mi hermano del estado del que estaba, logré recuperarlo porque estaba bien delicado. Yo estaba tranquilo porque había logrado el objetivo, si moría iba a morir feliz… casi muero, iba a morir ahogado, es bien difícil cuando el virus llega a los pulmones.
Yo agradezco al personal médico porque estuvieron al pendiente de mí, a pesar que yo no podía ni hablar. Estando en enfermería se necesita bastante humanismo y gracias a Dios yo recibí esa calidez en la atención que me dieron.
A mí me daban unos grandes calambres en las piernas porque cuando uno no se mueve los músculos pierden la movilidad y el personal de enfermería llegaba hacerme masajes, gracias a Dios me tocó con gente muy buena y a veces llegaban los conocidos a darme ánimos.
Josimar Orellana
¡Gracias a Dios a mi hermano en siete días logré recuperarlo! En siete días se levantó y dejó la crisis que tenía.
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Ahora tengo tres días de estar en la casa, después de 10 días de estar ingresado. Tengo que estar 15 días en cuarentena por la recuperación y porque todavía tengo carga viral, debo estar aislado para evitar contaminar a otras personas. También tengo que esperar que mis pulmones agarren la fuerza para respirar bien porque el cansancio persiste. Ahorita yo me levanto y me tiemblan las piernas.
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Ahorita vivo sólo con mi hermano porque desde febrero que empezó todo lo de la pandemia me aislé de mi familia para no contaminarlos. Ahorita mi hermano me está cuidando porque uno cuando pasa la crisis crea anticuerpo, uno se puede volver a contaminar, pero es más difícil y ya no somos tan vulnerables.
Nosotros empezamos trabajando empírico, yo trabajé ocho años en el Hospital Profamilia y después decidí estudiar enfermería, hace poco terminé la carrera.
Josimar cuidó de su hermano durante siete días, en el proceso se contagió de COVID – 19
Al salir de todo esto queremos trabajar en CIFCO, ahí se necesita mucha gente. Nosotros hemos estudiado para ayudar a lo demás y ahora que pasamos esta prueba queremos seguirlo haciendo porque sabemos lo terrible que es la enfermedad y cómo se sufre. Hay mucha gente que al igual que nosotros piensa que se va a morir y es cuando uno más necesita la atención y nosotros queremos darla.
Yo muchas veces pensé que me iba a morir, se siente feo, se siente angustia cuando no se puede respirar… si yo moría iba a morir feliz por haber ayudado a mi hermano, pero ahora que estoy aquí y sigo vivo estoy feliz de la vida y ansioso de volver a trabajar para ayudar a los pacientes a superar la enfermedad, concluyó Josimar.
El calvario del joven enfermero empezó el 30 de junio cuando se dio cuenta del grave estado de su hermano, con cariño, dedicación y profesionalismo lo cuidó durante siete días.
Cuando su hermano aún estaba convaleciente se enfermó él empezó a sentir los síntomas. El 10 de junio fue ingresado, luchó por su vida casi diez días, finalmente fue dado de alta el sábado 18 de julio, ahora solo espera terminar su confinamiento, lograr que él y su hermano sean contratados en el Hospital de El Salvador y trabajar para ayudar a los demás.
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