El Salvador registró, a partir de 2014, una reducción en la cantidad de niñas y adolescentes que resultaron embarazadas; pero las cifras actuales continúan siendo preocupantes para varias entidades por las consecuencias económicas y en el desarrollo personal de dicho grupo de la población. Entre ellas, en temas relacionados con la educación, actividad laboral, ingresos, salud y las repercusiones para el Estado y los ingresos fiscales.
El Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) consigna que en el 2022 hubo 10,352 niñas y adolescentes embarazadas, de las cuales 496 tenían menos de 14 años. Las cifras indican que 28 niñas y adolescentes resultaron embarazadas cada día durante ese año.
Un año antes, a nivel nacional, la tasa de nacimientos de madres adolescentes fue de 39.4 nacimientos por cada 1,000 mujeres adolescentes, entre 15 y 19 años. Sin embargo, en las zonas rurales, esta tasa (55.2) fue 1.7 veces mayor que la observada en las zonas urbanas.
El representante auxiliar de UNFPA, Mario Iraheta, señaló que en el 2023 hubo cerca de 8,000 embarazos de niñas y adolescentes. Es decir un promedio de 21 casos diarios. Iraheta explicó que la tendencia de reducción son 2,000 casos cada año, respecto al anterior.
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Los embarazos en dichos sectores "ha venido siendo un problema como lo es en muchos países de Latinoamérica y en el mundo. El Salvador ha venido experimentado descensos y eso nos alegra porque ha habido un trabajo de múltiples actores para poder reducir los embarazos en niñas y adolescentes. Hemos pasado de 25,000 embarazos que se producían anualmente allá en el 2015 a alrededor de 8,000 embarazos que se registraron en el 2023 en niñas y adolescentes. Esa es una muy buena noticia; pero todavía falta. La idea de la iniciativa Llegar a cero embarazos en niñas y adolescentes es llamar a todos los actores porque nosotros, en el UNFPA, estamos convencidos de que todos tenemos algo que hacer para poder reducir los embarazos en niñas y adolescentes", expresó Iraheta.
Datos de la última Encuesta Nacional de Salud (ENS) establecen que la Tasa Específica de Fecundidad Adolescente (TEFA) pasó de 74.0 a 39.4 nacimientos por cada mil mujeres adolescentes de 15 a 19 años, entre el 2014 al 2021.
El UNFPA ha identificado tres causas que deben atenderse para reducir el embarazo en ambos segmentos de la población. Entre ellas se encuentra el abandono escolar debido a que entre los impactos del embarazo en niñas y adolescentes está que más del 50% de las mujeres de 20 a 49 años que fueron madres adolescentes, no terminaron sus estudios de secundaria.
Otra causa a atender son las uniones tempranas. Tres de cada 4 adolescentes que habían experimentado un embarazo se encontraban en unión con una pareja o lo habían estado.
En tercer lugar se debe de atender la violencia sexual. En el 2022, el Instituto de Medicina Legal (IML) realizó 2,019 peritajes por violencia sexual en niñas y adolescentes entre los 10 y 19 años.
Entre el 2015 y 2019 fueron registrados 104,687 hechos de violencia contra las mujeres, de acuerdo al documento sobre el Costo Económico y Social del Embarazo Adolescente en El Salvador, que presentó el UNFPA en mayo pasado.
El mismo establece que las mujeres que experimentaron la maternidad durante la adolescencia tienen una menor probabilidad de tener acceso a un empleo remunerado en el mercado local. Además, cuando obtienen un empleo, en promedio, sus ingresos tienden a ser más bajos.
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Un tema tabú
El costo que le genera al estado salvadoreño el embarazo y la maternidad en adolescentes es de $113 millones anuales, según el documento del UNFPA. El estudio establece que las mujeres que se convirtieron en madres adolescentes abandonaron su trayectoria educativa de manera temprana.
El 73.1% de ellas sólo alcanzó el primer ciclo de educación básica; el 24% finalizó el bachillerato y únicamente el 2.6 % alcanzó un nivel de educación superior.
En el país hablar de la salud sexual reproductiva sigue siendo un tema tabú en los hogares, escuela, iglesias y en los diferentes círculos o sectores de la sociedad, aseguraron fuentes consultadas. Las mismas consideraron que el no realizar este abordaje desencadena embarazos a temprana edad.
Johana Alfaro, psicóloga que trabaja en el sector privado en San Miguel, afirmó que no hablar abiertamente sobre salud sexual reproductiva es parte de los mitos y patrones de crianza repetitivos, siendo un tema tabú.
Históricamente, las mujeres iniciaban su etapa de desarrollo entre los 13 y 14 años. Pero eso ha cambiado y actualmente ocurre desde los 9, 10 años; lo que significa que el tema de salud sexual reproductiva debe empezar a hablarse.
"Hablar de salud reproductiva no significa hablar de sexo directamente sino el hecho de conocer nuestro cuerpo, nuestra parte reproductiva, saber cuál es su función y qué es lo que hace. En ese caso, los padres de familia se mantienen cohibidos; considero que es un tema que también se puede hacer en la escuela pero primordial en la casa", agregó la psicóloga.
Alfaro es vicepresidenta de la Asociación de Mujeres de Oriente (AMO), con sede en San Miguel. Esta es una institución de la sociedad civil organizada que da asistencia a las mujeres en salud mental, asesoría jurídica y talleres donde invitan a ginecólogas para hablar de salud sexual reproductiva.
La asociación ha atendido a varias madres de familia que acuden para hablar sobre las adolescentes, quienes salieron embarazadas, por lo que necesitan un acompañamiento emocional. Alfaro señaló que dicha situación se presenta por frustraciones de estudio, la existencia de discriminación, burlas y exclusión dentro de las instituciones educativas.
El director del Nuevo Liceo La Unión, Víctor Hugo Martínez, consideró que el hogar es la primera escuela y la primera iglesia es el hogar. "En muchos casos cuando ella sale embarazada cortan ese ritmo que traen en su preparación académica; de tal manera que es una de las cosas más serias debido a que por la extrema pobreza ya no puede continuar estudiando porque tiene que dedicarle tiempo a su niño o niña. Es una profesional que se pierde", indicó Martínez.
El docente dijo que el tema de salud sexual reproductiva se aborda en las aulas porque viene comprendido en la currícula escolar, orientando a los niños a cuidar su cuerpo.
Algunos padres de familias, con alguna profesión, aseguraron que en su época de adolescentes no se les habló abiertamente del tema sexual ya que era un tema prohibido de preguntar. Lo único que les decían, los adultos de entonces, es que al salir embarazadas no las dejarían continuar con los estudios porque tenían que dedicarse a la maternidad.
Aprendizaje en celulares
Daniel Alfredo Flores, vive en la zona rural de La Unión. Manifestó que una de sus hijas, de 17 años, quedó embarazada en una relación con otro menor.
"Hay muchos niños y niñas siendo padres de familia o al menos eso lo intentan, porque a ellos nunca se les habló de que tener relaciones sexuales a temprana edad, sin protección de ningún método conceptivo, es un embarazo garantizado", dijo.
Agregó que "creo que los adolescentes y la juventud actual lo que están aprendiendo de sexualidad es a través de los celulares, metiéndose a internet; pero lo considero un riesgo porque no lo están haciendo quizás como una prevención sino como una curiosidad y quieren saber o comprobar que pasa. Nos falta educación a los adultos en ese sentido".
El UNFPA establece que la maternidad en adolescentes impacta en las oportunidades laborales de las mujeres por las dificultades de conciliar con el cuidado del hogar, afectando sus ingresos laborales.
Quienes fueron madres adolescentes tienen un 11.5 % menos ingresos que las mujeres que fueron madres en edad adulta.