Hace cuatro años Teresa de Jesús Meléndez, de 64 años, se vio obligada a abandonar la vivienda que con mucho esfuerzo habían construido junto a sus hijos en un solar de la lotificación Sitio Viejo, cantón La Cabaña, municipio de El Paisnal, debido a la falta de energía eléctrica.
Para la señora el acceso a este recurso es vital para su salud, debido a que tras ser diagnosticada con diabetes, los médicos le prescribieron el uso de insulina inyectada, la cual debe mantener en refrigeración.
“Dada la circunstancia que aquí no contamos con energía eléctrica la manteníamos con hielo en un termo, pero con el tiempo decidimos retirarnos de la lotificación”, explica David, hijo de Teresa, pero eso les generó un gasto extra para el pago de un alquiler.
A unos 300 metros de la casa de Teresa, vive Vanesa Acosta, madre de una niña de cuatro años. Vanesa labora como promotora de Salud y para cumplir con su trabajo debe tener acceso a un celular, pero cargarlo se vuelve un problema.
Los promotores son el personal de salud más cercano a la comunidad y quienes pueden brindar los primeros auxilios ante una emergencia a cualquier hora del día o la noche.
Ante eso Vanesa ha tenido que invertir en la compra de un panel solar, que le permita abastecer un foco para toda la vivienda, un pequeño televisor y dos salidas de carga para teléfonos, pero para iluminar lo demás de la casa debe utilizar velas.
“Me he visto en la necesidad de comprar un panel solar que me permita el acceso a un poco de energía para mi teléfono porque necesito siempre estar comunicada con las personas” manifestó.
En la comunidad Sitio Viejo hay múltiples necesidades, entre ellas, la falta de servicio de agua potable y el mal estado de las calles que son polvorientas, pero la comunidad se ha organizado y ha priorizado la carencia de la energía eléctrica como el problema más urgente a resolver.
Saraí Torres es madre de dos niños, uno en edad escolar, y relata que para su familia el acceso a la energía es una prioridad desde que su hijo mayor fue beneficiado con una computadora para sus estudios, por parte del gobierno actual.
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El hijo mayor de Saraí estudia sexto grado y para poder hacer uso de la computadora, debe irse por las tardes a la casa de una tía, que vive cerca, para poder cargarla, tanto para hacer las tareas como para llevarla lista para sus clases en el centro escolar.
“Nosotros hemos decidido organizarnos y trabajar para solventar el problema de la energía eléctrica porque hay muchos niños que van a la escuela y por parte del gobierno les dieron computadoras y tablets y necesitan cargarlas para poder estudiar” señala Sarai.
Los residentes señalan que a pesar que desde hace siete años comenzaron a realizar esfuerzos individuales y comunitarios, no tuvieron una respuesta positiva por parte de las autoridades municipales que les permitiera acceder a un proyecto de electricidad.
Por ello, buscaron el apoyo técnico de las Comunidades de Fe Organizadas en Acción (Cofoa) después de darse cuenta que en otra zona ellos habían orientado a los habitantes hasta lograr el proyecto de energía.
Después de definir en una asamblea general trabajar en conjunto para lograr su objetivo, presentaron solicitudes a la Superintendencia General de Electricidad y Comunicaciones (Siget) y a la Compañía de Alumbrado Eléctrico de San Salvador (Caess), por lo que consideran que el sueño de tener energía cada vez está más cerca.
“Tenemos una gran expectativa, confiando en Dios, que la alcaldía nos otorgue los permisos que necesitamos para llevarlos a Caess y se pueda continuar en este procedimiento, pues hemos esperado por siete años” dijo Karina León, líder de Cofoa.
La líder comunal asegura que un representante de la Siget realizó una inspección previa para verificar la factibilidad, mientras que Caess les ha solicitado permisos municipales relacionados a la conexión y la documentación que demuestre que las calles de la lotificación son públicas.
El proyecto de energía beneficiará a 25 familias de la lotificación, totalizando 93 personas, de las cuales 27 son niñas y niños menores de 12 años.