Juan Molina, de 74 años, de piel morena e interminable sonrisa, se dedicaba al trabajo de seguridad privada y también a la reparación de llantas, pero todas sus ocupaciones se terminaron en 2020, ese año le fue extirpada la laringe, a causa de un cáncer, eso le hizo perder la voz.
Desde aquel momento, Juan se volvió una persona laringectomizada, término usado para referirse a esos pacientes, y hoy trabaja en la adaptación a su nueva realidad.
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Con mucha dificultad Juan, quien vive en Santa Ana, se comunica, los sonidos emitidos por su orificio traqueal habilitado durante la intervención quirúrgica son leves, pero se complementan con los gestos de su rostro y manos.
“Sí, sí, la operación me afectó bastante, la vida es diferente hoy”, refiere Juan.
Si bien han transcurrido dos años desde la extirpación de su laringe, él en este momento aún busca la rehabilitación y poder dominar la voz erigmofónica, con esa intención ha buscado el acompañamiento de Fundahabla.
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La voz erigmofónica, consiste en la inyección (este término es muy importante, inyectar no es tragar aire) de aire en el esófago, esto provoca una vibración de la mucosa del mismo y se traduce en el habla del laringectomizado. El método tiene las ventajas que no requiere de prótesis y es la voz más parecido al antiguo hablar.
La literatura especializada puntualiza que el método holandés es el que mejor trabaja la erigmofonía, ese busca lograr a conversación fluida con este nuevo tipo de voz.
El método consiste en ejecutar las sílabas “plosivas” /P/ /T/ /K/ por ser sonidos que producen una gran cantidad de aire lo que facilita la inyección y la expulsión posterior de la palabra.
Los autores defienden el método por ser el que mayor fluidez da a a la palabra así como la máxima intensidad en erigmofonía.
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Al menos 39 personas fueron laringectomizadas en el hospital Rosales solo entre enero y diciembre de 2020 en el Hospital Rosales, de acuerdo a las cifras del Sistema de Morbimortalidad en Línea (SIMMOW) del Ministerio de Salud, Minsal.
La laringectomía es el tratamiento en los pacientes con cáncer de laringe en “estadios avanzados”, siendo su consecuencia más inmediata y más importante para el paciente la pérdida de la voz.
Lo agravante de esa situación es que los pacientes no cuentan con una opción de rehabilitación en el sistema público de salud de El Salvador y luego de sufrir el impacto físico, emocional, social y laboral por perder el habla por causa de la extirpación de laringe, la mayoría no puede volver a su vida productiva, a consecuencia de estar imposibilitado para hablar.