“El virus es pícaro”, dice Carlos Ortega. El experto en virología ha estudiado a fondo el SARS-CoV-2 desde que nos cambió la vida a inicios de 2020 y tiene claro que “no se va a quedar estático”, sino que continuará haciendo lo que hace mejor: mutar.
Y en esa capacidad de mutar que tiene el virus que provoca la covid-19 está justamente su mayor peligro para la población, sobre todo en un país como El Salvador, donde -lamenta el doctor Ortega- no se está haciendo suficiente vigilancia genómica del virus; y al no vigilar, hay más posibilidades de que surja una variante peligrosa entre personas salvadoreñas, sin que ellas lo sepan. Y tampoco las autoridades del Ministerio de Salud.
De hecho, ya pasó.
“En 2021 hallamos una variante recombinante en el país, y nadie le hizo caso”, explica el especialista, quien dirige el Laboratorio de Virología de la Facultad de Medicina de la Universidad de El Salvador, donde, con pocos recursos, intentan secuenciar el genoma del virus de manera frecuente, para detectar nuevas variantes que puedan ser de riesgo para la salud pública.
Pero no han podido hacerlo últimamente, por falta de suficientes muestras con la calidad necesaria por parte del Ministerio de Salud.
Sobre qué es una variante recombinante, Ortega explica que se trata, en resumen, “de una variante creada por la combinación de material genético de dos variantes distintas, como es el caso de deltacron, que lleva material genético de la variante delta y de ómicron”.
Entre 12 y 50 casos confirmados de Covid se registran a diario, según ministro de Salud
Una de estas variantes recombinantes es la XE, llamada “Frankenstein” por la comunidad científica, la cual fue detectada en Reino Unido a inicios de 2022 y está avanzando con rapidez en distintos países, hoy por hoy.
La XE tiene material genético de la variante B.1.A de ómicron, pero también de la B.2. Esta recombinación ha incrementado su posibilidad de transmitirse a un nuevo huésped en un 10% más que la B.2, que es por ahora la más diseminada a nivel mundial; la “variante dominante”, según explican los expertos en el área.
¿Y está circulando la XE en El Salvador? Ortega es directo y responde que “no lo sabemos”, por la misma razón que mencionó él mismo anteriormente: las autoridades de Salud del país no están haciendo vigilancia genómica para detectar nuevas variantes.
“XE está avanzando a nivel mundial. En El Salvador no hemos secuenciado como para decirlo, pero en el Caribe y Latinoamérica ya empezaron a informar que hay variante BA2 de ómicron y ya tenemos BA1, así que esa variante recombinada puede estarse dando. XE se detectó en Reino Unido primero, pero puede aparecer en cualquier parte. Es más transmisible. Probablemente puede terminar prevaleciendo sobre ómicron”, agrega Ortega.
La Organización Panamericana de la Salud, así como señala Ortega, ha pedido a los gobiernos que mantengan una vigilancia constante del virus en sus diversas poblaciones; sobre todo desde inicios de abril, cuando alertó que en América Latina y el Caribe podía darse un aumento de casos por ómicron.
El Salvador aún no cumple la meta de vacunación covid-19 que pide la OMS
Desde su punto de vista técnico, Ortega recomienda ocupar pruebas rápidas para detectar variantes, como ómicron y delta. Dichas pruebas rápidas ya están siendo utilizadas en otros países, pues son de bajo costo y también se ahorra tiempo, ya que se hacen fuera de laboratorio.
“La prueba rápida se utiliza como PCR en tiempo real, hay kits que vienen para eso; es mucho más barato que secuenciar, y el mismo día se sabe si es ómicron lo que tiene el paciente”, explica Ortega.
Como segundo paso a traer estas pruebas rápidas al país (ya que, por ahora, no están disponibles ni en el sistema público ni privado), el especialista añade que “de las pruebas que resultara que no son ni ómicron ni delta, yo seleccionaría los casos graves y los enviara a secuenciar” a laboratorios en el extranjero, para confirmar si hay una nueva variante que pueda traer más contagios o casos graves de covid-19.
Pero no está pasando nada de eso en el sistema de salud de El Salvador: no hay pruebas rápidas para detectar variantes y no hay vigilancia de cómo cambia el virus. Y, como ya alertó el mismo doctor Ortega, “el virus es pícaro” y no se quedará estático.
Se aplicaron 30,000 dosis de vacunas anticovid en Semana Santa
Los síntomas han cambiado
Las primeras variantes del SARS-CoV-2 (como alfa, betta, gamma, épsilon, etc.) generaron cuadros de covid-19 con síntomas muy marcados, como pérdida de olfato y gusto, dolor de cabeza, fatiga, dificultad para respirar, etc. “Fueron los síntomas característicos del primer año y medio de la pandemia”, explica el doctor Ortega.
Pero luego, el virus se adaptó al huésped, se volvió menos agresivo y su cuadro clínico de síntomas cambió. Con ómicron, “ya no son esos síntomas, pero sí aparece fiebre, dolor de cabeza, dolor de garganta intenso, lo cual no había con las variantes anteriores”, añade.
La vacunación continuará
A juicio del doctor Ortega, todo apunta a que las dosis de vacunas contra covid-19 serán parte del futuro en general para todas las poblaciones del mundo, debio a la alta capacidad de mutación que tiene el nuevo Coronavirus. Ómicron, por ejemplo, tiene 46 mutaciones respecto al virus original detectado en China en 2019. La ventaja - explica Ortega - es que las vacunas de segunda generación que vienen serán más efectivas contra el contagio de las nuevas variantes, entre ellas ómicron y sus subvariantes. Pero eso no evitará que pasemos por pinchazo, al menos, una vez al año.