El director de Cultura de Derechos Humanos de la Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (Fespad), Omar Flores, señaló que el país no está generando condiciones de acceso al derecho a la vivienda adecuada y que según el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (INCAE), el déficit habitacional (cualitativo y cuantitativo) asciende al 91%; es decir que de cada 100 familias, 91 no posee una vivienda o se encuentran en condiciones inadecuadas.
“Respecto al déficit habitacional no existen datos oficiales recientes; pero tampoco se identifican políticas públicas orientadas a reducir dicho déficit”, agregó.
Los datos de la EHPM 2023 reflejan que 48 de cada 100 hogares no son propietarios de las viviendas en las que habitan, lo que para Flores ratifica la falta de políticas públicas para
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reducir el déficit habitacional, siendo “una característica del actual gobierno, también de los pasados”.
Agregó que debido a la falta de dichas políticas públicas es que se han desarrollado diferentes asentamientos humanos irregulares donde familias, de forma organizada o no, han tratado de solventar esa necesidad ocupando inmuebles.
Aclaró que las viviendas que no reúnen las condiciones físicas para habitarlas no se adecuan al enfoque de derechos humanos ya que no son habitables; por ejemplo las que son de lámina, con hacinamiento e inseguridad jurídica.
“Las familias de escasos recursos ya destinan una gran parte de sus ingresos a la vivienda. Con el aumento de precios (de las casas), estos gastos se vuelven aún más insostenibles, obligando a las familias a recortar en otras necesidades básicas como alimentación, educación y salud. Por otra parte, el aumento de precios puede llevar a que más familias compartan espacios reducidos, lo que afecta negativamente su calidad de vida y salud”, indicó Flores.
“La gente se molesta porque a veces tendemos ropa porque no tenemos dónde tender. Necesitamos la ayuda de buenas personas que nos colaboren para conseguir (una vivienda)”
María Genara Gómez, Concepción de Ataco
Las tres familias que residen en el cementerio del distrito de Concepción de Ataco, en Ahuachapán Centro, no cuentan con la capacidad económica para alquilar viviendas adecuadas o comprar una debido a los altos precios que tiene el rubro de vivienda.
Al ser un distrito turístico, los precios de alquiler y venta se han elevado considerablemente, según Antonio Ochoa, un residente de Concepción de Ataco.
Relató que hace varios años, el alquiler de las casas para habitar rondaban los $100 en el centro de la ciudad; pero luego las familias comenzaron a ser desplazadas debido a que se volvió turística, llegando el precio de alquiler hasta los $500 por un espacio de estacionamiento.
“Por una casa me pidieron $2,000; es súper elevada la vivienda dentro de Concepción de Ataco. La mayoría se ha ido para Ahuachapán o se han ido para los cantones porque no pueden acceder al alquiler de una casa en Concepción de Ataco por el precio. En un mesón, normalmente un cuartito, anda por $100”, relató Ochoa.
La venta de una casa mediana puede rondar los $200,000 y una grande, hasta el medio millón de dólares en dicho distrito.
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Mientras que el alcalde de Ahuachapán Centro, Carlos Milla, se comprometió a buscar una solución habitacional a las tres familias que residen al interior del cementerio.
“Es preocupante para nosotros y es un reto como gobierno municipal, para la parte administrativa que tenemos acá, para poder ver cómo le ayudamos a estas familias a ubicarlas en un lugar digno… Vamos a ver, en nombre de Dios, cómo les ayudamos, para poderlos trasladar a un lugar digno donde puedan vivir sus familias y nosotros también poder dignificar a estas familias que por años han estado abandonadas”, señaló el munícipe durante una visita al lugar.
María Marta Gómez se mostró ilusionada con el ofrecimiento de la municipalidad sobre todo porque diferentes administraciones municipales no les proporcionaron ayuda.
“Que se haga realidad, que no sea solo un sueño sino que se haga cierto el sueño, de querer tener una vivienda digna”, dijo la ahuachapaneca, quien tiene 25 años residiendo al interior del cementerio.