El acceso a las prestaciones básicas a la que tiene derecho toda persona que realiza un trabajo permanece como una gran deuda del Estado salvadoreño con las trabajadores del hogar remuneradas, señala Alma Yanira Siliézar, secretaria de organización y estadística del Sindicato de Mujeres Trabajadoras del Hogar Remuneradas Salvadoreñas (Simuthres).
Según datos de este sindicato, basados en una ficha técnica de la Organización del Trabajo (OIT) del 2021, son más de 140,000 las mujeres a nivel nacional que prestan los servicios de trabajo doméstico remunerado y que no cuentan con acceso al salario mínimo obligatorio, seguridad social, contrato por escrito, pago de horas extras, pensión y trato digno, aguinaldo, vacaciones y todo lo que implican las prestaciones que todo empleado debe tener por mandato de ley.
“La situación de nuestro gremio, las mal llamadas domésticas, es bastante vulnerable ya que no contamos con ninguna de las prestaciones que por ley nos corresponde como cualquier otro trabajador en el país”, explica Siliézar.
En marzo de 2020, la anterior Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) ordenó a las autoridades del Consejo Nacional del Salario Mínimo y del Ministerio de Trabajo que se incluyera a las personas que se dedican al servicio doméstico en las tarifas del salario mínimo, a través de un decreto ejecutivo.
DE INTERÉS: Mujeres | Las mujeres siguen teniendo más dificultades para encontrar trabajo que los hombres
Para ello, la entonces Sala dio un plazo de 12 meses a las autoridades de la Corte y al Ministerio de Trabajo para que regular la situación salarial de estos trabajadores.
“La Sala comprobó que desde la entrada en vigencia de la Constitución actual, las autoridades del Consejo Nacional del Salario Mínimo y el Ministerio de Trabajo no habían establecido por medio de decreto ejecutivo los pisos salariales para el trabajador de este sector”, señala la sentencia.
También se señala que “el salario mínimo para el trabajador del servicio doméstico requiere de una cuantificación distinta atendiendo a la naturaleza y particularidades de esta clase de servicios”.
El máximo tribunal destacó que existe una inconstitucionalidad por omisión absoluta en el cumplimiento del mandato constitucional derivado de los artículos 38 inciso segundo y artículo 45 de la Constitución.
A pesar de que han pasado tres años desde que la Sala de lo Constitucional emitió dicha sentencia, la Presidencia de la República sigue sin cumplir. La representante de Simuthres considera que esa omisión afecta de manera directa especialmente a las mujeres más pobres.
La diputada del FMLN Anabel Belloso explica que su partido ha exigido al Consejo Nacional del Salario Mínimo cumplir con la sentencia emitida por la Sala de lo Constitucional, donde le mandata establecer los pliegos tarifarios de salarios mínimos para trabajo doméstico y que se presente a la Presidencia de la República para que esta emita el decreto ejecutivo correspondiente, pero a la fecha esa petición no ha tenido respuesta.
DE INTERÉS: “Me siento útil y motivada de ayudar a otras mujeres”, representante de Simuthres
El informe “El Salvador un país de cuidados”, publicado recientemente por Oxfam y la Fundación para el Desarrollo de Centroamérica (Fudecen), asegura que durante el año 2020 las trabajadoras del hogar en promedio recibieron 90 dólares menos de salario en comparación con otros sectores.
“El salario percibido es insuficiente para cubrir incluso la canasta básica alimentaria, que incluye otros gastos como vivienda, combustible, salud, entretenimiento; la cual en promedio en ese mismo año fue de 405 dólares”, indica el informe.
“La canasta básica va subiendo y no tenemos acceso, ni medianamente, a la canasta básica alimentaria, a cuidar nuestra salud, a tener una alimentación nutritiva y balanceada”, se lamenta Siliézar.
Para Oxfam y Fudecen, aunque en El Salvador existen esfuerzos y una legislación enfocada en erradicar cualquier forma de discriminación salarial de género, esta no es suficiente debido a construcciones sociales que inculcan a la niñez a dedicarse a actvidades distintas.
Ambas organizaciones plantean que se necesita de instancias estatales de educación y enfocadas en el desarrollo de la mujer para transformar esa realidad. “Asimismo, es labor de las familias y hogares sensibilizar sobre estos temas y romper con la jerarquización de las tareas articuladas por sexo y roles de género”, enfatiza el documento.
Otra deuda del Estado
La ratificación del convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) por parte del Estado salvadoreño es otra de las prioridades para las agremiadas a Simuthres, dado que eso les permitiría acceder a prestaciones que establece la ley en cualquier trabajo.
Para Siliézar, uno de los grandes obstáculos es que muchas personas no reconocen lo que ellas hacen como un “trabajo”.
“Esto no es un oficio, es un trabajo muy valioso e importante. Si no fuera tan valioso y tan importante, cómo se explica que legisladores, gente del gobierno, de instituciones y de diferentes lugares tenga contratada una trabajadora doméstica”, cuestiona.
“Muchos se desplazan a sus trabajos bien arreglados, bien planchados porque detrás en la en su casa dejan a una trabajadora como yo, cuidando de su casa, de su familia, de sus hijos, de sus hijas y hasta de sus mascotas”, agrega la representante sindical.
El estudio de Oxfam y Fudecen señala que la estereotipación de género y los prejuicios respecto al trabajo de cuidados remunerado, como uno que no requiere de conocimientos técnicos ya que, se desarrolla a través de cuidados “naturales de las mujeres”, ha contribuido a su desvalorización.
Esto, a su vez, ha generado una mala calidad de empleo, precarias condiciones laborales y déficit de trabajo decente de las trabajadoras, quienes en su mayoría provienen de hogares de bajos ingresos y grupos sociales favorecidos, señalan Oxfam y Fudecen.
Sobre las principales vulneraciones de los derechos humanos y laborales de las mujeres, Simuthres ha documentado casos en los que las empleadoras se niegan a brindarles la alimentación, las hacen trabajar más horas de lo acordado, y en casos peores, han sido víctimas de acoso sexual por parte del esposo, hijo, familiares o amigos de la persona que las contrata.
El informe mencionado asegura que el 46% de las personas que realizan trabajo doméstico remunerado laboran más de 49 horas a la semana; lo cual, es más de lo legalmente permitido. “Esto demuestra la explotación laboral que sufren las trabajadoras del hogar salvadoreñas”, añade.
Tomando como base los datos de la Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples, el estudio señala que la mayor concentración de las empleadas en este rubro está en el rango de los 40 a 44 años de edad, mientras que los ocupados en otras actividades se concentran en el rango de 20 a 24 años.
Asimismo, hacen la observación que el grupo etario de 65 a 69 años aumenta en el grupo de trabajadoras del hogar remuneradas, en contraste con otros sectores económicos.
Para Siliézar esto tiene que ver con el hecho de que al no poder acceder a los derechos del Seguro Social, tampoco pueden acceder a una jubilación, y por ello insisten en la necesidad de la ratificación del convenio 189 de la OIT.
“Yo en la actualidad tengo 62 años y muchas veces tengo que aceptar trabajos pesados de hacer limpieza aunque esté cansada, por la necesidad. Uno trabaja para llevar ingresos a nuestros hogares”, dice la mujer, que ha trabajado desde los 12 años de edad.
La edad de jubilación en el país para las mujeres es de 55 años, al cumplir 30 años de trabajo.
Siliézar explica que para paliar la difícil situación de algunas de las integrantes del gremio, como Simuthres realizan una serie de actividades enfocadas a la generación de ingresos, por ejemplo mercados móviles en la zona de la colonia San Luis 2, donde ofrecen productos artesanales, productos bordados y bocadillos.
“Nuestras compañeras son creativas, la mujer salvadoreña es así para buscar recursos, pero quien debería garantizarnos un trabajo digno, un salario digno con todas las prestaciones de ley es el Estado salvadoreño y no lo está haciendo”, concluye.