Durante la tarde del viernes 15 de marzo, alrededor de las 4 p.m, la organización MOVIR informó que ese día serían liberadas 9 personas del penal de Mariona. Esto hizo que familiares de los detenidos llegarán desde distintas partes del país a las bartolinas de San Salvador, mejor conocidas como el “Penalito”. El lugar lucía con poca afluencia a comparación de otros días pero se miraban casi los mismos rostros que han estado en el lugar desde hace casi dos años.
“Vi que había una lista de nombres, pero no aparece el de ninguno de mis dos hijos. Me voy a quedar por fe, tal vez Dios me los traiga libres”, comentó Lucía. Ese no es su nombre real, pero ella tomó a bien identificarse así.
Lucia ha participado en las distintas marchas que ha hecho el Movimiento de Víctimas del Régimen (MOVIR) a distintas instituciones, tales como la Procuraduría de los Derechos humanos, Casa Presidencial, Asamblea Legislativa y el Instituto de Medicina Legal, donde han llegado decenas de personas para pedir que les brinden información sobre todos los fallecidos bajo el régimen de excepción, ya que no saben si sus familiares siguen con vida o como se encuentran de salud.
En ninguno de esos lugares le dieron información sobre sus dos hijos capturados en abril del 2022. Lucía al no tener mayor conocimiento sobre sus familiares, toma la decisión de esperar casi a diario las liberaciones que se hacen en el penalito de San Salvador.
Este lugar ha sido clave, ya que al inicio del régimen eran grandes cantidades de personas, en su gran mayoría mujeres, que llegaban para despedirse de su familiar detenido por las autoridades. En ese momento se conocía que el rango máximo de tiempo que podían detener a una persona bajo sospechas de un delito eran 15 días, después cambió a 6 meses y actualmente es incierto la cantidad de tiempo legal que puede estar detenida una persona, ya que la Asamblea Legislativa ha realizado reformas a las leyes penales.
Lucia, Don Víctor y la niña Veroson parte de un grupo que se concentra a diario en el Penalito. Ellos así se identifican, como “Don” y “Niña”. Ellos no se conocían hace dos años, pero actualmente comparten alimentos y mucho tiempo juntos, mientras esperan al otro lado de la calle de las bartolinas la salida de las personas que son liberadas durante la noche luego de encontrar que no tienen ningún vínculo con pandillas.
“Yo a usted lo he visto ya muchas veces, siempre anda en las marcha de MOVIR”, me dice Don Victor. “Si, siempre andamos con ustedes”, le respondo. “Gracias, ya casi tenemos dos años de andar en estas vueltas, pero acá vamos a estar hasta que me saquen a mis dos hijos”, explicó Victor.
El es un hombre mayor de alrededor de 70 años de edad. Tiene como oficio la agricultura, se ha dedicado a eso toda su vida hasta que sus compañeros de trabajo o mejor dicho, sus dos hijos, fueron detenidos. “Si me hacen una gran falta ellos. Ahora estoy solo yo en la casa”, expresó.
Liberaciones
Los familiares de los detenidos llegaron desde que apareció la lista en redes sociales. Alrededor de las 5:30 p.m. llegó un microbús blanco con los nueve hombres que serían liberados. “Si mamá, lo acabo de ver, si es él. Vengase”, dice una mujer por teléfono al ver a su pariente bajarse del transporte. Otras lloran al ver a sus familiares.
Verónica o niña Vero como es conocida en el lugar, mira desde la acera atentamente esperando algún tipo de movimiento de parte de los policías. “¿Ya vio la lista de liberados?”, le pregunto. “No, si la tiene por ahí me la puede leer por favor, es que…yo no sé leer”, respondió. Una vez terminó de leer los nombres, ella da un respiro hondo y dice que no está el nombre de su hijo, quien está a pocos días de cumplir los dos años detenido.
Fue hasta las 8 de la noche que salió una abogada a llamar a los parientes para que hacieran una fila en la entrada al lugar. A los pocos minutos, aparecieron varios hombres vestidos de blanco que miraban a ver a todos lados, buscando el rostro de sus parientes. Al encontrarlos, se abalanzaron sobre ellos para abrazarlos por varios minutos.
Algunos parientes no pudieron llegar hasta el Penalito, por lo que la abogada que estaba en el lugar se quedó con ellos hasta que se encontrara un modo de transportarlos a sus casas. Una mujer se acercó a ellos para ofrecerles que llamaran a sus familiares con su celular o para que pidieran transporte.
Ella no quiso identificarse, era su primera noche fuera del penalito. Su hijo fue capturado en la mañana de ese día por agentes de la PNC por una llamada telefónica anónima. Él fue acusado de distribuir droga, hurto y agrupaciones ilícitas.
La madre muestra la publicación en redes donde aparece su hijo hasta con un alias. Su hijo recién acaba de cumplir los 18 años y recientemente comenzó a estudiar su último año de bachillerato. “Una pregunta, disculpe: ¿Qué significa hurto?”. “Significa robo”, le respondí. “Gracias a Dios no tenemos la necesidad de andar en esas cosas y mucho menos mi hijo”, dice molesta.
Mientras la mayoría de personas en el lugar comienza a retirarse, ya que sus familiares no fueron liberados. Ella se queda a la espera para saber si su hijo será trasladado a un penal o lo dejaran en el penalito.
Actualmente, se conoce que han sido liberadas alrededor de 7 mil personas a las que no se les encontró ningún tipo de vínculo con agrupaciones ilícitas. Muchos de ellos salen con enfermedades en la piel, diabetes, cálculos o insuficiencia renal. Eso sin contar el daño psicológico de haber sido acusados por las autoridades del país como pandillero sin serlo.
Aún faltan muchas más personas por ser liberadas, que muy posiblemente llegarán a cumplir los dos años detenidos bajo el régimen de excepción.