“Un día de 1940 el Doctor José Gustavo Guerrero se paró con un grupo de funcionarios holandeses en la puerta del Palacio de la Paz en La Haya a confrontar a una unidad de soldados alemanes que llegaban a tomar posesión de la sede de la Corte Permanente de Justicia Internacional, de la cual él era presidente. Él era el único juez de la Corte que había quedado en La Haya. El resto había huido de las huestes alemanas que estaban invadiendo los Países Bajos en ruta hacia París. El Doctor Guerrero confrontó a los alemanes y les conminó a respetar la sede de la Corte. La fuerza bruta prevaleció, pero el Dr. Guerrero mostró con su entereza que aun en medio de las balas y la violencia que convulsionaba al mundo en ese momento había personas que estaban dispuestas a poner en peligro su vida por el respeto a los valores y principios que fundamentan el imperio del Derecho.
“Esta demostración de coraje no fue la única contribución que el Doctor Guerrero hizo a la dignidad de la ley. Fungió como presidente de la Corte desde 1937 a 1945. Luego, de 1946 a 1949, fue el primer presidente de la institución que la sucedió al fin de la guerra, la Corte Internacional de Justicia. Luego sirvió como juez en dicha Corte hasta que murió en 1958. Fue, pues, no solo uno de los juristas más distinguidos de su generación en el mundo, sino también una persona de integridad y coraje que defendió, con riesgo de su vida, los principios y valores que fundamentan la civilización occidental. En el momento en el que él confrontó a los soldados alemanes en ese día de 1940 él representaba a esta civilización, y lo hizo con mucha honra para él y para su país: El Salvador...”.
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Así resume a grandes rasgos el observador político y columnista de El Diario de Hoy, Manuel Hinds, la personalidad del notable jurisconsulto salvadoreño, nacido en San Salvador un día como hoy, 26 de junio de 1876.
Cuentan las crónicas que inició sus estudios de Ciencias Jurídicas en la Universidad Nacional, época en la que creó junto con su amigo y compañero de estudios Vicente Trigueros, el polémico periódico “El Látigo,” en el cual criticaban al gobierno de turno. Esto causó que ambos fueran expulsados de la Universidad por órdenes del entonces presidente, el general Rafael Antonio Gutiérrez, pero además se ordenó la inmediata captura.
La mayoría de estudiantes de la Universidad Nacional firmó una hoja suelta en la que se hacían solidarios con Guerrero y Trigueros y, junto con muchos destacados catedráticos, desertaron de la Universidad y fundaron la Universidad Libre de El Salvador. Como castigo, Guerrero tuvo que prestar servicio militar obligatorio y, al concluirlo, emigró a Guatemala, donde se graduó de la Universidad de San Carlos como Doctor en Derecho en 1898.
Ese mismo año, regresó a El Salvador y fue nombrado por el nuevo presidente, el general Tomás Regalado, como su Secretario Particular. Al poco tiempo, fue nombrado Cónsul en Burdeos y así comenzó su carrera diplomática.
En 1927, el entonces presidente Pío Romero Bosque le propuso ser ministro de Relaciones Exteriores y de Instrucción Pública. Ya fungiendo como ministro en el gobierno, fundó la Escuela Diplomática en El Salvador y estructuró la primera ley sobre esa materia en la República. El 23 de mayo de 1927, firmó el decreto que le dio autonomía a la Universidad de El Salvador.
En la Sexta Conferencia Interamericana que se celebró en La Habana, con la participación de 20 países del Continente, el doctor Guerrero abogó por el principio de la no intervención de los estados en asuntos de otros países. Fue tan imponente la participación del Doctor Guerrero, que inmediatamente atrajo sobre él los ojos del mundo. En 1929 fue elegido presidente de la X Asamblea de la Sociedad de Naciones, antecesora de las Naciones Unidas y surgida tras la Primera Guerra Mundial.
A la Corte Internacional
La imparcialidad y buen juicio con el que lideraba el Dr. Guerrero le conquistó el mérito de entrar en 1930 como Juez a la Corte Permanente de Justicia Internacional, en La Haya, Holanda, aquella que “en el orden jerárquico de la justicia, no conoce otro más alto que el Tribunal de Dios”, como alguna vez exclamó el Doctor Guerrero.
Un año después, se convirtió en vicepresidente de dicha Corte y en 1937 asumió como presidente hasta que fue forzado a salir en 1940 por los nazis, no sin antes plantarles cara y exigirles respeto a los augustos recintos. "Adoptó una posición de gran valentía no permitiendo que el ejército alemán penetrara en el recinto de la Corte... Su capacidad de negociación diplomática fue muy importante durante ese difícil período histórico", reseña el embajador Ricardo Castaneda, quien ha sido representante de El Salvador ante las Naciones Unidas y Vicecanciller de la República.
Las crónicas de la época destacan que el doctor Guerrero avaló el plan del coronel José Arturo Castellanos, cónsul de El Salvador en Suiza, de entregar documentos falsos de nacionalidad salvadoreña a personas de origen judío que eran perseguidas por los nazis.
"Ayudó a ciudadanos judíos a salvarlos del nazismo junto con el coronel Arturo Castellanos, en fin... fue un compatriota de extraordinario prestigio internacional", agregó el diplomático.
Homenaje
En homenaje a la memoria del jurisconsulto, el Ministerio de Relaciones Exteriores lanzó el Instituto Diplomático “Doctor José Gustavo Guerrero” centro formativo de alto nivel en el área diplomática y de relaciones internacionales, ubicado en las instalaciones de la Cancillería.
El acto se realizó el Día del Diplomático Salvadoreño, presidido por la ministra de Relaciones Exteriores, Alexandra Hill y con la asistencia del vicepresidente de la República, Félix Ulloa, así como miembros del cuerpo diplomático acreditado en el país e invitados especiales, entre ellos descendientes del doctor Guerrero.
La canciller declaró que la institución estará orientada a la profesionalización del personal de la Cancillería y a los funcionarios del Servicio Exterior Salvadoreño.
El Instituto ofrecerá la Maestría en Diplomacia, que tendrá una formación semipresencial y con una duración de dos años, así como el Diplomado en Protección y Atención Integral para Salvadoreños en el Exterior, Diplomado en Cooperación Internacional para el Desarrollo y Diplomado de Trata de Personas y Trabajo Forzoso. También hay cursos especializados en áreas tales como: Migración Internacional entre El Salvador e Italia, Proceso histórico y tendencias de la migración salvadoreña a Estados Unidos y Política Inmigratoria de Estados Unidos, entre otros.
“Tres características personales marcaron e hicieron trascender la gestión del doctor Guerrero, no sólo en su amado El Salvador sino a nivel internacional: su firmeza, su convicción y su defensa por la dignidad, todo ello, con apego a la justicia, la equidad y el respeto a las normas del Derecho Internacional”, destacó la ministra Hill en el homenaje.