Se notan “los dólares de las remesas” es una de las frases más comunes que se oyen decir entre los turistas nacionales que visitan las islas del Golfo de Fonseca, haciendo referencia a la variedad de viviendas con algunos diseños y detalles que resaltan.
En las islas hay viviendas que cuestan cerca del millón de dólares, de acuerdo con valoraciones de contratistas y albañiles. El precio está relacionado al costo de transporte de material y mano de obra.
La inversión en material para hacer una vivienda sencilla de un nivel, con paredes de bloque, ladrillos, techo con láminas de aluminio, puertas, ventanas, piso de ladrillos de cemento, con medidas de 10 por 20 metros, oscila entre $50,000 a $60,000; sin incluir la mano de obra.
De acuerdo con los isleños, los que construyeron viviendas grandes o están ampliando son las personas que emigraron hace más de 30 años a Estados Unidos. Salvadoreños que desde que llegaron a tierras estadounidenses aprovecharon las oportunidades laborales y su único propósito fue de trabajar para ahorrar dinero y con los años construir una vivienda como la que siempre soñaron tener, grande y con todas las condiciones.
En Meanguera del Golfo, Conchagüita y Zacatillo de la jurisdicción de La Unión Sur, los ingresos de las familias llegan principalmente de las remesas, en segundo lugar de la pesca artesanal, y por último de los trabajos de la construcción, la pequeña agricultura y ganadería.
En el caso de las mujeres en la isla se rebuscan para obtener ingresos, ellas trabajan en la venta de pupusas, minutas, tortillas, panes, enchiladas, y algunas familias tienen su pequeña tienda.
También es característico que cada familia en las islas tiene algún pariente cercano o en segundo grado residente en Estados Unidos, por lo que reciben esa ayuda que puede ser mensualmente, solo en fechas especiales o cuándo necesitan cubrir gastos médicos.
La isla Zacatillo es un cantón del municipio de La Unión y está integrado por los caseríos La Estufa, Playita, El Cáguano y Playona.
William Martínez tiene 31 años de residir en Estados Unidos y en abril estuvo unos días en la isla Zacatillo, en el caserío La Estufa, verificando la construcción de su casa.
“Construir en la isla es muy caro porque hay que transportar todo desde La Unión a la isla. La mayoría de los que estamos allá somos los que hemos mandado a construir; el pensamiento de todos es que al estar retirado laboralmente, venirse al país a descansar”, dice Martínez, quien migró a los 15 años de edad y hoy tiene 46 años. Él regresa a la isla dos veces al año, para seguir avanzando en la casa de sus sueños y de su retiro.
“Hago una parte de la construcción cada vez que vengo a la isla, una vivienda terminada por muy pequeña que sea le anda costando de $70,000 a $80,000 solo en los materiales de construcción, sin incluir la mano de obra, que también es cara”, explica Martínez.
Francisco Carbajal Gómez, de 86 años, vive en el caserío Playitas y describe su casa como humilde. “Es de playwood, lámina, tejas, horcones, plancha de cemento y madera aserrada, no quise terminar mi casa porque va a venir mi hija a construirla; ella solo está esperando que le salgan los papeles para poder viajar a El Salvador”, explica.
Pero también hay otra realidad, la de las familias que no reciben remesas, cuyas viviendas son pequeñas construcciones de lámina y madera; las cuales deben resistir la salinidad que produce vivir rodeado del océano.
Carbajal Gómez es el padre de William Martínez y también viajó a Estados Unidos durante 10 años con la visa de turista, además de otros 8 años que vivió allá con los documentos de residente.
“Estuve bastante tiempo allá, tengo año y medio de haber regresado al país. Les dije a los hijos que ya soy muy viejo y no me daban trabajo en Estados Unidos, no es como estar en la isla aunque todo sea muy caro”, manifiesta.
De acuerdo con isleños, muchos jóvenes de las cuatro comunidades de la isla emigraron, la mayoría lo hicieron a través de un traficante de personas; otros lograron el beneficio de la residencia a través de sus padres residentes en Estados Unidos.
La construcción
José Ángel Cruz, del caserío Playitas, tiene a cargo la coordinación de la construcción de una casa de una persona residente en el exterior.
Cruz explica que construir en la isla tiene un costo mucho mayor que el de hacerlo en tierra firme. Y para ilustrar pone de ejemplo que comprar varios metros de arena en las ferreterías de La Unión puede tener un costo de $140 a $150; a ese monto se le suma el pago de $250 de transporte para llevarla en lancha hasta la isla Zacatillo.
Cruz añade que en la isla todo es carísimo, desde una bolsa con agua, por ello es del criterio que solo se puede sobrevivir con la ayuda de las remesas.
“Valen el triple del precio las cosas ya puestas en las islas; depende de la distancia así es el costo. El albañil en Zacatillo anda ganando de $40 a $45, y el ayudante $20, desde las 6:00 de la mañana a 1:00 de la tarde”, expone.
Cruz manifiesta que para que una familia inicie con la construcción de una vivienda o la ampliación debe tener como base económica entre $60,000 a $70,000. “La casa que estoy dirigiendo tiene dos años de estar en construcción y lleva invertido más de $200,000. Es una casa de tres plantas; solo en mano de obra se está pagando $3,000 semanales y están trabajando siete personas en la construcción”, expresa.
A criterio de Felipe Antonio Rivas, habitante del caserío La Estufa, los isleños que tienen 10 o menos años de haberse ido a Estados Unidos aún no pueden darse ese lujo de mandar dinero para mejorar la vivienda.
En la Estufa viven 155 familias, con un número de habitantes que oscila entre 400 a 500 personas desde infantes hasta ancianos; pero lo que menos hay son jóvenes.
Rivas, de 88 años, dice que hay muchas familias que por etapas van construyendo la vivienda, y todo depende hasta donde les alcanza el dinero. “Con el dinero que gasta para hacer una casa en la isla, con esa cantidad hasta se pueden hacer dos en tierra firme, es decir fuera de la isla”, comenta Rivas y para reafirmar su comentario añade que dos metros de arena cúbicos puestos en la isla cuesta $400 y la bolsa de cemento que en La Unión cuesta $9.00 en la isla el valor es de $11.
Francisco Orellana vive en el casco urbano de la isla Meanguera del Golfo y tiene tres meses de haber terminado con la reconstrucción de su vivienda.
Él tiene 72 años, es pescador artesanal y tiene hijos residentes en el exterior; fueron ellos los que aportaron para hacer las mejoras en su casa, en donde cambiaron el techo de madera, colocaron cerámica al piso y mejoraron muros; el costo de estos cambios ascendió a $50,000.
En la isla Meanguera para construir una casa de dos plantas, solo el costo de la mano de obra puede llegar a $50,000; además, el albañil que agarra el contrato busca al personal que trabajará en toda la edificación.
Los isleños resaltan que los costos de la mano de obra se elevaron después de la pandemia del Covid-19.
Además construir en Meanguera todavía resulta más caro que en las islas vecinas, debido al factor de distancia. “En tierra firme la mano de obra es barata pero en las islas es caro, la arena puesta en el pueblo de Meanguera, cuesta $700, una bolsa de cemento nos sale costando $14, porque es la isla que está más retirada del embarcadero Los Coquitos”, agrega Orellana.
En el caserío Chiquirín, en tierra firme, del cantón Agua Escondida, ahí también el costo de la mano de obra es elevado porque quienes mandan a construir son de la diáspora, con capacidad de pago.
Milagro Villatoro, presidenta de la asociación de desarrollo comunal, narra que desde “hace pocos años se ha incrementado el costo de la mano de obra, y para alguien que resida acá es complicado construir, los que invierten son los hermanos del exterior, la mano de obra dependerá del albañil desde los $35 a $50 y el ayudante de $15 a $20”, dice.
En Chiquirín construyen una casa de tres niveles, los albañiles son salvadoreños que los traen a trabajar desde la zona norte de La Unión, uno de los trabajadores dijo que ellos ganan de $20 a $25.
En El Salvador, el sueldo mensual promedio en el área de construcción está entre los $376 a $500 de acuerdo con datos de algunos empresarios, aunque esas cifras pueden variar según la zona.