Si no se es dueño de lancha hay que pagar el servicio de transporte, algo fundamental cuando se quiere construir en una de las comunidades las islas salvadoreñas del Golfo de Fonseca y llevar los materiales desde el muelle Los Coquitos, en La Unión, a la isla.
Solo el costo del traslado en lancha oscila entre $250 a $320 ; a ese monto se suma el pago de los cargadores, cuya labor es subir los sacos con arena a la lancha.
El pago de ese servicio por un día ronda los $45 dólares más un tiempo de comida. Pero para cargar más de 300 quintales de arena se necesitan contratar en el día cinco o seis personas.
Otro costo a sumar es la compra de los sacos de nailon para echar la arena, cada uno vale $ 0.33. Con tanto gasto a enfrentar el resultado podría ser una inversión de hasta $850 por trasladar seis metros cúbicos de arena hasta la propiedad en la isla. En tierra firme esa misma cantidad de arena tendría un costo de $190.
Resulta irónico que viviendo en una isla llena de arena, esta no se pueda utilizar en la construcción debido a su composición, por ello necesitan arena de río.
Ángel Herrera vive en Meanguera del Golfo, está es la isla más alejada de tierra firme, y se dedica al transporte de carga desde La Unión a las islas. En algunas ocasiones Herrera traslada en la lancha hasta 300 quintales de arena, 50 bolsas de cemento y 20 quintales de hierro, por lo cual ha cobrado $320.
Ese monto no incluye el pago de los hombres que suben y trasladan los materiales porque de eso se encarga el dueño del producto.
Desde hace siete años, Herrera se dedica al traslado de materiales para la construcción, en una embarcación grande con capacidad de dos motores de 75 caballos de fuerza cada uno. Herrera agregó que son pocas las ganancias que les quedan a los transportistas porque no es una actividad que se da todos los días, más los constantes aumentos del precio de los combustibles y la compra del aditivo para el motor cada vez que le echan combustible. Además, debe ser cuidadoso con la carga, porque de perderla tendría que pagarla.
“Ahorita el albañil anda cobrando entre $45 a $50 al día, y el ayudante entre los $25 a $30 al día en Meanguera. En la isla no se vive con el sueldo básico, por eso los costos en la isla son elevados; imagine que alguien que ganará $360 en el mes, y para comprar una camionada de arena ya puesta en la isla no llega, ni con dos sueldos”, dice Herrera.
Félix Arnoldo Reyes, quien trabaja como subcontratista, enumera con certeza costos de construcción: “En el (cantón) Cáguano el albañil anda ganando $35 la jornada y $20 el ayudante, el soldador de estructuras metálicas cobra $50; para querer construir una vivienda de 10 metros de largo por 10 de ancho, debe tener $125,000 por lo menos para que la termine y sin muebles, quizás es muy poco”, agregó Reyes.
En el Cáguano hay muchos jóvenes dedicados a la construcción de viviendas y otras obras, quienes han expresado que no han emigrado porque no han encontrado la oportunidad financiera para hacerlo.
De acuerdo con los obreros, la mano de obra resulta cara en las islas porque desde la alimentación y cubrir otras necesidades los precios son el doble o el triple de lo que se puede conseguir en los mercados de La Unión.
En el 2010, el albañil ganaba $25 y $12 el ayudante, hoy los costos son $45 y $30 respectivamente, en jornadas de 7:00 a.m. a 4:00 p.m.
Kelvin García Rivas tiene 28 años y desde hace cinco años empezó a trabajar de albañil, anteriormente era ayudante en la construcción en Meanguera del Golfo.
“Uno aún ganando esas cantidades como albañil no es que le quedan tanto dinero de ganancia porque el gasto mínimo para una familia no es de $300 como dice el gobierno, allá (en la isla)el promedio de $500 a $600 solo para una familia de 3 a 4 personas”, dice García
Hace 15 años la diáspora decidió subir los sueldos en las islas del Golfo de Fonseca, dicen los lugareños
En la isla Zacatillo, del Golfo de Fonseca, hay seis restaurantes, tres de ellos ofrecen servicio de estadía, como resultado de la apuesta al turismo;lo que hay actualmente es resultado de un largo y lento camino que comenzó hace 25 años con el primer restaurante en el caserío Playona.
Los isleños explican que la pesca artesanal dejó de ser uno de los principales rubros que les generaba ingresos económicos y el sustento para las familias, por ello la comunidad le apostó al turismo.
En 1999, la familia Ventura comenzó a construir el primer restaurante para atender a los pocos visitantes que llegaban. Eso dio la pauta para que otras familias, que tenían parientes que han vivido más de 40 años en Estados Unidos, decidieron invertir en construir restaurantes.
Jesús Ventura, dueño del primer restaurante, relata que son años de esfuerzos económicos familiares, tanto de los que viven en el extranjero como los que todavía están en la isla. Añade que no ha sido fácil tomar las decisiones de invertir porque los costos de vida en las islas del Golfo de Fonseca son muy caros.
“La gente que ha estado viviendo por muchos años en Estados Unidos y han venido a la isla a construir son los que tomaron la decisión hace quince años en aumentar el precio a los trabajadores de la construcción, tomando en cuenta que todo es caro en la isla”, agrega Ventura, quien también se dedica al transporte de pasajeros en lanchas desde La Unión a los caseríos de la isla Zacatillo.
Según los isleños, los residentes en el exterior consideraron que allá (Estados Unidos) ellos ganan mejor y consideraban que no era posible que a los albañiles se les siguiera pagando entre los $20 a $25 dólares, tomando en cuenta que cada año los costos de la canasta básica suben y para las isla es el triple de costo.
En las temporadas de vacaciones, los locales están generando de 50 a 60 empleos que son ocupados por las personas de la zona y algunos extranjeros como nicaragüenses y hondureños que llegan buscando trabajo en el área de la cocina, atención al cliente y limpieza.
Felipe Antonio Rivas dice que en la isla las familias tienen que aferrarse a lo poco que puede generar la pesca y apostarle lo que puede generar el turismo en la zona.